En Nueva Esparta: Las madres jamás les fallan a sus hijos en los CDP

Mario Guillén / UVL Nueva Esparta

Las madres de los privados de libertad en Nueva Esparta nunca están en paz. Todas las noches antes de quedarse dormidas llegan a su mente la imagen del hijo tras las rejas, piensan en los peligros a los que están expuestos, y le piden a Dios que los proteja. Cuando despiertan también es en lo primero en que piensan, revisan su teléfono con la esperanza de no tener malas noticias o saber algo de ellos, y comienzan una jornada que es dictada por los horarios del Centro de Detención Preventiva (CDP) donde están recluidos.

Laura tiene cuatro años acompañando a su hijo “Lalo” en el proceso de estar privado de libertad. Cuando tenía 17 años fue detenido por robo agravado, desde entonces comenzó a peregrinar por varios CDP, hasta que finalmente salió en libertad hace un año y medio. Aunque pensó que estaría más tranquila y que comenzaría una nueva vida, todo empeoró. Su hijo quien estaba tranquilo, según relata, salió un día a consumir licor con unos amigos que estaban en malos pasos. Durante la reunión se tomaron una foto y quedó identificado como miembro de una banda, a la que él no pertenecía.

Laura aseguró que por esa foto el FAES comenzó a perseguirlos. De las nueve personas que estaban en la fotografía sólo dos quedan vivos y uno es su hijo. Relató que lo escondió por varios sectores de la isla de Margarita, pero finalmente lo encontraron cuando trabajaba como obrero. Ella cree que se salvó porque la comunidad no dejó que lo mataran.

Desde hace cuatro meses “Lalo” vuelve a estar tras las rejas y otra vez la vida de Laura y su familia gira en torno a esta situación. “Todos los días me levanto pensando en la comida que le debo llevar, los bidones de agua. Si hay gasolina para llevarle las cosas al CDP. Además, de atender a mi hijo de 14 años, mi hija de tres años y mi nieta de 4 añitos. Es un proceso muy difícil el que se vive con un hijo preso. Es loco decirlo pero creo que está mejor preso que suelto, en la calle el FAES me lo va a matar”.

Al reflexionar sobre los motivos que llevaron a su hijo que ahora tiene 21 años a estar privado de libertad, expresa: “Ha sido por sinvergüenzura. Él ha tenido comodidades, ha tenido novias, hijos, pero lo que le gusta es la sinvergüenzura y andar con esa gente. Yo le digo que ha estado preso porque ha querido, ya estuvo una vez y vivió eso, por qué vas a caer otra vez en eso”.

Ella asegura que se ha privado de muchas cosas, por estar pendiente de las atenciones para su hijo. “Tengo que cocinar temprano para que dé chance de llevarle algo que comer. A veces no puedo ir a reuniones en el liceo de mi otro hijo porque no tengo chance. Todo se pone apretadito”.

Laura lamentó el poco tiempo que le daba a su hijo cuando era adolescente por estar trabajando.

 “Yo trabajaba en el Mercado de Conejeros. Era madre soltera y él se crió solo en la casa. Andaba por aquí y por allá, consiguió malas amistades. Él siempre dice que es mi culpa por dejarlo solo. Yo le di educación, pero él lo que hizo fue enamorarse, ya tiene dos niños, y andar en cosas malas. Mi hijo es lo que es porque él quiso”.

Con lágrimas en los ojos aconseja a otras madres dar apoyo a sus hijos y motivarlos a estudiar y ser personas de bien. “. Que le den mucho amor. Yo amo a mi hijo. Es horrible lo que vivimos. Le doy gracias a Dios y a los santos que mi hijo está vivo, pero para mí es muy fuerte. Cuando lo buscaba el FAES yo no comía, no dormía”.

A pesar de que “Lalo” está tras las rejas y ahora se le acusa de homicidio, ella sigue agradeciendo a Dios por la oportunidad que le está dando. “Yo le digo que al salir debe portarse bien, porque de lo contrario le tocará cárcel o el cementerio. La libertad es muy bonita quiero que aproveche su libertad. Si yo lo puedo ayudar lo haré hasta el final, porque es mi hijo”.

Visión policial

Las autoridades policiales en el estado Nueva Esparta aseguran que son las madres quienes se encargan de las atenciones de los privados de libertad dentro de los CDP.

“Son las madres las que nunca fallan las visitas, las que vienen a traer comida o agua. Si están enfermos ellas buscan los medicamentos como sea. Es una muestra de amor lo que vemos todos los días de las madres a sus hijos presos. Las esposas o mujeres de los presos también apoyan, pero como toda relación de pareja hay altas y bajas, no son tan incondicionales. Las madres jamás fallan”, dijo un funcionario de PoliMariño que prefirió no identificarse.

Una niña que quiso volar

Para Luisa ver que la juventud de su hija “Mary” se consume en una base policial no ha sido sencillo. Esta es la segunda vez que es detenida, la primera vez por tráfico de drogas y esta vez por prostitución forzosa. Ella está tras las rejas desde los 18 años y luego de una breve salida bajo régimen de presentación la acusaron de prostituir a unas amigas, aunque todas son mayores de edad.

“Ha sido su comportamiento el que ha hecho que ella esté presa. La primera vez hizo lo que hizo, pero esta vez la acusan de obligar a unas muchachas a prostituirse y todas son mayores que ella, adultas, conscientes de lo bueno y lo malo. Ellas no son unas niñas”, expresó Luisa.

A pesar de las acusaciones cree ciegamente en la inocencia de su hija y dice que fue involucrada en algo que no tenía que ver. “Ella salió y se estaba portando bien, pero comenzó a ir a discotecas y conoció a esas muchachas en malos pasos. Todas esas cosas malas conllevan a lo que está viviendo”.

Luisa afirmó que ha tenido que cohibirse de muchas cosas para estar pendiente de “Mary” en la cárcel. “La situación está muy difícil, su padre y hermanos se fueron a Caracas a trabajar porque aquí en Margarita pagan muy mal. Todos estamos pendientes de ella. Procuramos que no pase necesidad, pero todo está caro y es difícil”.

 Luisa no se explica porque su hija tomó ese rumbo, cuando viene de una buena familia con principios y valores, donde el estudio ha sido un ejemplo. Ella misma es enfermera y docente, en su círculo familiar no hay nadie que sea delincuente. “A ella no le faltaba nada, estudió en colegio privado, tenía su cuarto con todas las comodidades, televisor y aire. Yo creo que a ella le ganó la ambición. Es una niña de otro mundo que quería volar y alzar vuelo. Se quería comer el mundo y el mundo se la comió a ella”.

Comentó que todos los días le pregunta a Dios ¿Por qué “Mary” está en prisión? ¿Por qué la castiga de esa manera? “Todo el tiempo difieren la audiencia y ya tiene dos años detenida. No hay un veredicto y no me siento segura de nada. Su tía y yo somos las que estamos pendientes de ella”.Luisa cree que la libertad es una bendición y espera que su hija pronto salga a estudiar o  al menos a trabajar honradamente, para que aporte algo bueno al país.

“Me siento responsable de lo que a ella le está pasando, porque me separé de su padre y la crió su abuela. No la tuve siempre conmigo, porque siempre trabajé. No culpo a mis suegros porque son personas excelentes, por eso no entiendo porqué ella es así”.

Tanto Laura como Luisa llevan sobre sus hombros la responsabilidad de atender a sus hijos tras las rejas y sus vidas giran en torno a ellos. Ambas comparten el infortunio de vivir esta situación por segunda vez, pero sin importar nada aman incondicionalmente a sus hijos con todo el corazón.

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