Presentación del Boletín #7 Una Ventana a la Libertad

Cuando pueden, los familiares llevan comida de más para que los detenidos la compartan con los compañeros de celda que no reciben.

Según la encuesta sobre Condiciones de Vida en Venezuela (Encovi) realizada por las principales universidades del país y presentada en febrero de 2017, el 82 % de los hogares venezolanos vive en pobreza. El estudio realizado en 2016  indica que  9,6 millones de venezolanos comía dos o menos comidas al día con la frecuente ausencia de proteínas en sus platos. No tenemos idea a cuánto ascenderá esa cifra en 2017, con un índice de inflación acumulada, de enero a septiembre de 2017 de 537%, según datos de la Asamblea Nacional.  Lo que Una Ventana a la libertad (UVL) si tiene claro, producto del monitoreo que realiza en los Centros de Detención Preventiva en 13 entidades del país es la hambruna y subnutrición presente en los calabozos venezolanos.

El informe Falta de alimentos pone en riesgo la vida de privados de libertad en centros de detención preventiva, presentado por UVL el pasado 22 de septiembre, dejó claro que de enero a septiembre de 2017 han muerto por desnutrición 8 privados de libertad. Preocupados por esta realidad, del 3 al 13 de octubre, nuestro equipo de investigación sondeó una muestra de los calabozos que UVL estudia en la Gran Caracas y los estados Apure, Bolívar, Carabobo, Falcón, Lara, Mérida, Monagas, Nueva Esparta, Táchira y Zulia, para brindarles en esta Ventana Informativa  un reportaje por entidad de la hambruna en los calabozos.

En cada  trabajo apreciaremos cuánto gastan a la semana los familiares para llevarle comida y agua a un detenido; Alimentos permitidos y particularidades de cómo debe ser empaquetada la comida;  Cómo  burlan con ingenio  la inflación en los precios de los alimentos los familiares; Cuál es la higiene de los recipientes a donde comen y beben agua los presos, Cómo el hambre crónica está haciendo estragos en los calabozos, entre otras particularidades.

En general observamos que los presos no pueden acceder a los requerimientos calóricos mínimos. Una persona con solo dos o una  comida diaria está perdiendo no solo peso, sino grasa y masa muscular. Esto les altera el metabolismo y junto a la insalubridad en la que viven propicia la generación de enfermedades altamente contaminantes, como la tuberculosis, capaz de diezmar, si no se ejecutan correctivos inmediatos, a presos, familiares, policías y vecinos en las entidades a donde se han detectado. Urge asumir el deshacinamiento de los Centros de Detención Preventiva a nivel nacional.

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