Más de 18 reclusos han fallecido en el Estado Bolívar en lo que va del año

La mayoría de los casos se han registrado en los calabozos del Cuerpo de Investigaciones, Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) subdelegación Ciudad Guayana y Centro de Coordinación Policial (CCP) Guaiparo, ambos en San Félix.

Pableysa Ostos, UVL Bolívar

Conviven alrededor de 130 reclusos en el calabozo del Cuerpo de Investigaciones, Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) Subdelegación Ciudad Guayana, en San Félix. Muchos presos duermen parados. Los pies se les hinchan debido a la retención de líquido y al cuadro de desnutrición que presentan, aunado a las enfermedades que se presentan en el lugar.

Luis Miguel Williams Agüero, es tan solo uno de los 18 reclusos que han fallecido en el estado Bolívar durante el año, siete de ellos en las últimas cinco semanas. Algunos con paludismo, otros por paros respiratorios así como por otras condiciones que no se dan a conocer.

El joven de 22 años murió en el hospital Dr. Raúl Leoni, tras convulsionar. También padecía un cuadro de infección,  debido a escoriaciones en la pierna derecha y paludismo. Esto sucedió en abril. Aunque organismos de seguridad afirman que al ocurrir el fallecimiento de un privado de libertad llaman a sus parientes, Ivis Lugo, admite que eso no es así.

Aunque han pasado cuatro meses, desde el fallecimiento de Williams, su mamá tiene el recuerdo presente. “llegue como de costumbre al sitio y me extraño que en la lista de presos, no nombraran a mi hijo. La funcionaria me anotó, aunque no lo habían nombrado a él y me hizo pasar. Ya dentro de la sede del Cicpc ningún funcionario me dijo nada, a diferencia de un compañero de él, que se me acercó y me dijo: ‘su hijo murió el jueves’, es decir yo lo supe dos días después”, sumó Lugo quien ese día había viajo por más de 5 horas desde Santa Elena de Uairén -al sur del estado Bolívar-  hasta San Félix.

Williams había sido detenido a finales de marzo por la muerte de su papá Miguel Ángel Williams Rodríguez. Según la versión oficial, el joven había cometido el crimen en el sector Los Naranjos, Tumeremo; junto a su primo, robándole varios electrodomésticos al hombre de 49 años. “Él no estaba implicado en la muerte de su papá, todo lo contrario, él lo cuidaba, debido a que había sufrido un ACV. Ese día, mi hijo, había llegado de trabajar y consiguió a su papá muerto”, destacó.

Para ese entonces, la madre de Williams, recalcó que los gastos del traslado hasta el poblado al sur del estado fue cubierto por ellos y que no contaron con la colaboración de ningún ente gubernamental. “Es duro, y costoso, como vivimos en zonas alejadas el costo del carro fúnebre fue bastante elevado, más la urna, todo fue muy caro. No me quiero imaginar en cuanto saldría ahorita”.

Sin ser reclamados

Pero algunos cuerpos no son retirados por sus parientes, en ese caso esperan unos 30 días. Para ellos no hay lágrimas, velas, ni coronas. Les toca compartir un espacio de tres metros y medio de profundidad con dos desconocidos, a la espera de que, con suerte, algún familiar llegue a reconocerlos.

Son enterrados en la parcela 82, en el cementerio municipal en San Félix. La ley para la regulación y control de la prestación del servicio funerario y cementerios: Artículo 12: “A los efectos de esta Ley, los cadáveres se clasifican según la causa de defunción en dos grupos:

Grupo I: comprende los cadáveres de personas cuya causa de defunción represente un riesgo para la salud pública, derivada de una enfermedad infectocontagiosa determinada según las normas y criterios fijados por las autoridades sanitarias y la Organización Mundial de la Salud; o represente riesgo por la contaminación de sustancias o productos radioactivos. Grupo II: comprende los cadáveres de las personas fallecidas por cualquier otra causa que no implique un riesgo sanitario”.

Mientras que el Artículo 53 establece que: “El Estado está obligado a dotar, a todos los centros hospitalarios en el cual funcionen morgues, así como a las infraestructuras de las instituciones públicas que funcionen como tales, de todo el recurso humano especializado requerido para cumplir con las labores inherentes a esos servicios; de igual modo serán dotados de los implementos, insumos, unidades de refrigeración, materiales y equipos necesarios para su óptimo funcionamiento. La planta física donde funcione la morgue tendrá la capacidad proporcional al índice poblacional de la localidad, según los registros estadísticos”, algo que no se cumple.

Gastos funerarios

En cuanto a los gastos funerarios las familias deben cancelar hasta 60 millones de bolívares, para preparar el cuerpo y velar a su pariente, esos gastos no incluyen el entierro. Y el traslado desde la sala velatoria hasta el cementerio no es menor a los 30 millones de Bs.

El precio puede ser menor dependiendo de la funeraria y los servicios que soliciten los familiares. Otra variante es que las salas ya no son empleadas por 24 horas sino por 3 o 4, lo cual hace que los gastos se reduzcan.

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