Investigación: Una réplica de “Sabaneta” en Cabimas

Por Luisana González

Versión Final

INVESTIGACIÓN // Entre el año pasado y este se han fugado 43 reclusos del retén de la Costa Oriental del Lago. La estructura no está apta para albergar reclusos. El hacinamiento es de 853 %, según el Observatorio Venezolano de Prisiones. Los reos, a fuerza de balas y sangre, tienen el control total del recinto.

En medio de casas lujosas, comercios y una gasolinera, permanece desde hace más de 30 años en el sector La Misión, en Cabimas, el Centro de Arrestos y Detenciones Preventivas COL, uno de los dos únicos retenes que albergan a delincuentes en el Zulia.

Allí los reclusos no solo portan y exhiben sus armas de fuego, pasean sin restricción fuera de sus celdas, extorsionan y cobran “vacunas”; sino que también desde el 2016 y hasta la fecha han protagonizado 43 evasiones.

Las excéntricas permisividades y las insólitas fugas son una vil réplica de las irregularidades que se registraban en la clausurada cárcel de Sabaneta y en el intervenido retén El Marite.

Hace apenas 72 horas, el secretario de Seguridad y Orden Público del Zulia, Biagio Parisi, informó a los zulianos en su cuenta en Twitter de la fuga de dos nuevos reos del retén. “El Caracas” y “El Villa”, presos por extorsión y homicidio, engrosaron la lista de fugados del mal afamado centro arrestos.

Sus fotos ya circulan en internet, el propio Parisi las subió, con la finalidad de que la comunidad colabore con su búsqueda. La falta de seguridad y el descuido en el recinto, la sobrepoblación penal, la complicidad interna y su ubicación, en el casco central de Ambrosio, han incrementado las evasiones.

Temor colectivo

Ante las inverosímiles historias que salpican al retén costanero, Versión Final visitó a la pequeña gura rectangular similar a dos canchas de baloncesto, que siembra el terror y la angustia de quienes viven en sus periferias.

El equipo reporteril de este rotativo constató cómo presos exhibían sus pistolas con “cocosettes” frente a la cerca de ciclón, que divide al retén de la calle principal; y cómo otro bando, armado con fusiles R-15, cuidaba las entradas que comunican a los pabellones A, B y C (planta baja) y a las dos celdas de la planta alta, donde permanecen recluidos mujeres y expolicías. Mientras los líderes del penal se sientan frente al lugar y conversan con los 10 oficiales del Cpbez que los “custodian”; otros reos “entre las 4:00 y 5:00 de la tarde, suben al techo del retén y desde allí pillan los carros que llegan a surtir combustible en la bomba El Tache”, según vecinos.

“Se saltan el muro y emboscan a los conductores, les quitan sus pertenencias, los bajan de los carros y se los llevan al sector Monte Pío para enfriarlos. Luego los mismos policías van a buscar a los presos en las patrullas y los regresan al retén. También dejan entrar a jovencitas de 17 a 18 años, a prostituirse”, contó otro vecino.

Entre cinco y seis carros al mes “se roban los presos del retén en la bomba”, aseguró un extrabajador de la estación de servicio, que negó a identicarse por temor a represalias.

Seguridad nula

El retén de Cabimas no cuenta con seguridad. Su muro perimetral es de bloques, tiene tres metros de alto y no posee cerco eléctrico, solo trozos de alambre de púas oxidados y desprendidos. Atrás yacen dos torres de vigilancia, una en cada esquina, que permanecen sin vigilancia policial.

Los portones de ciclón de la entrada tienen el pasador dañado y los uniformados del Cpbez, de manera improvisada, lo cierran con sus “esposas”. Los domingos y los miércoles son las visitas en el penal. Solo estos días los policías redoblan la seguridad.

Un oficial explicó que para esas fechas sus turnos son largos, y detalló que quienes estuvieron de guardia en la noche y madrugada, no sueltan a las 8:00 a.m. como es costumbre, sino siete horas después, a las 3:00 p. m. “En las visitas somos 20 funcionarios para 1.329 reos, cuando la capacidad máxima del retén es de 150 internos. De esos 1.231 son hombres y 98 mujeres; 1.156 son procesados y 173 penados. No damos abasto”, aseguró un funcionario bajo el anonimato.

Mejoras rápidas

A juicio del experto en penitenciarías, Humberto Prado, director del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), la sobrepoblación del retén de Cabimas se catapultó con la clausura de la Cárcel de Sabaneta, en 2013; y la intervención de El Marite, en abril de 2016; y actualmente “su hacinamiento es crítico, con un 853,33 por ciento”.

Alertó que con una buena estructura y al menos cinco garitas en las áreas perimétricas, con una rotación de funcionarios cada tres horas, después de la 6:00 p. m,, no habrían evasiones.

“Es importante que por cada 10 reos, haya un policía. En el caso de Cabimas como mínimo debe haber 100 funcionarios por guardia”, precisó sobre el tema de las fugas.

Para el criminólogo Luis Isquiel el tema de la sobrepoblación penal trastoca la perturbada conducta del recluso, pues con hacinamiento “no se puede realizar alguna rehabilitación a un preso, con poco espacio se complica su vida diaria, se limita sus propias necesidades, todo está restringido y se convierte hasta inhumano”.

Destacó que resulta imposible contrarrestar la actitud del preso en el retén: “No hay condiciones por la situación país, además los asesinatos y hasta canibalismo, es muy difícil regenerar a un preso. Esto mejorará con un verdadero cambio político y regenerar el sistema carcelario”. En estos primeros 64 días del 2017, el balance del retén de Cabimas no es nada alentador: de 43 fugados, 30 siguen burlándose de las autoridades y siguen en las calles; 14 policías regionales fueron expulsados del recinto por complicidad interna; y 1.179 presos están de sobra en los calabozos. 

Violación de derechos humanos

Los familiares de reclusos denuncian maltrato. Cuentan que cada semana deben pagar Bs. 3.000, para que les permitan pasar comida y les ofrezcan seguridad sus parientes. “Al mes son 12 mil bolívares y sino cancelamos los ‘prames’ y a veces hasta los mismos funcionarios los golpean y humillan”, asegura la progenitora de un reo del pabellón A.

Representantes de la Defensa Pública de Cabimas revelaron que a los internos “nunca los llevan a Tribunales. Las audiencias casi siempre son diferidas porque o no hay patrulla para trasladarlos o simplemente no tienen los 10 mil bolívares que les exigen los oficiales por su traslado”.

Fugas masivas

El 7 de abril de 2016, en la madrugada, se fugaron 18 reos del pabellón B. Hicieron un boquete en el techo de esa área. Entre los evadidos están tres ‘prames’, Adrián Rodríguez, Sleitter Leal y Alexánder Raga. El trío sometió y golpeó a dos custodios, se robó armas de reglamentos de los policías de guardia y además se llevaron dos R-15 y un saco con granadas. Todos los fugados pertenecen a la banda Los Meléan. El 14 de enero de 2017, se fugaron Américo Mota; su hermano, apodado “El Requesón”, “El Niky” y “El Richita”. Estos sometieron en la madrugada a un Cpbez, le quitaron su armade reglamento y se escaparon por la parte de atrás del penal.

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