La visita del ministro Julio García Zerpa a las cárceles del norte de Barquisimeto generó incertidumbre entre familiares de los internos, en un operativo marcado por un gran silencio oficial
Hasta las 4:30 p. m. del 29 de noviembre de 2024, no se había emitido un parte oficial detallado sobre la visita realizada por Julio García Zerpa, ministro de Servicios Penitenciarios, a las dos principales cárceles del estado Lara, situadas al norte de Barquisimeto. En cambio, la jornada estuvo caracterizada por la zozobra, el hermetismo gubernamental y un despliegue aturdidor de fuerzas de seguridad, mientras familiares de los privados de libertad permanecían angustiados sin acceso a información sobre el procedimiento.
Desde la noche del jueves 28 y la madrugada del viernes 29, habitantes de la comunidad Valles de Uribana reportaron la movilización de patrullas, autobuses, motocicletas, tanquetas y camiones pertenecientes a diversos cuerpos de seguridad que rodearon las cárceles Fénix y Viloria. Los rumores sobre una posible intervención, que circulaban desde el lunes 25 de noviembre, comenzaron a confirmarse.
A las 3:50 p. m., el ministro publicó en su cuenta de Instagram imágenes que mostraban a los internos siendo trasladados a los patios para ser revisados por funcionarios de la División de Investigación Penal (DIP-PNB) y fotografiados en los paneles de reseña. En su publicación, García Zerpa informó que la actividad formaba parte de la “Operación Gran Cacique Guaicaipuro”, aplicada previamente en las cárceles de El Dorado del estado Bolívar y El Rodeo del estado Miranda.
Falta de respuestas
Una Ventana a la Libertad (UVL) y otras organizaciones no gubernamentales que monitorean los derechos humanos de privados de libertad en Venezuela intentaron obtener información sobre si esta visita abordaría problemáticas como el retardo procesal, la atención médica deficiente, la presencia de artículos ilegales en los calabozos o las denuncias sobre la crítica alimentación y el limitado suministro de agua potable en ambas cárceles. Sin embargo, no hubo acceso a ninguna autoridad que pudiera aclarar estas cuestiones. Cabe destacar que, en lo que va de 2024, UVL ha contabilizado ocho muertes de reclusos por razones médicas (siete en Fénix y una en Viloria).
En ambas cárceles, que albergan aproximadamente 5.000 privados de libertad (hombres y mujeres), no se había observado un despliegue similar ni siquiera en eventos como motines violentos, visitas de la ONU, secuestros de autoridades penitenciarias o visitas de ministras como Iris Varela, Myrelis Contreras y Celsa Bautista. La cantidad de hombres y mujeres del gobierno en ambas cárceles hizo recordar cuando hubo la requisa mortal en el año 2013 o el traslado de presos del Rodeo en 2012.
Primero Viloria y luego Fénix
En la cárcel David Viloria, las actividades comenzaron con la intervención de módulos por parte de funcionarios, quienes trasladaron a los internos a una cancha de tierra para reseñarlos y fotografiarlos. Simultáneamente, se inspeccionaron las celdas, aunque no se confirmó la incautación de objetos ilegales. Estas acciones se extendieron hasta la 1:00 p. m., momento en el cual los portones del penal permanecían completamente abiertos.
Posteriormente, las inspecciones continuaron en Fénix. En el “patio de funcionarios”, los internos fueron sentados bajo estricta vigilancia y escucharon un discurso del ministro, quien estuvo acompañado de altos rangos militares. La jornada incluyó exposiciones prolongadas al sol y procedimientos de reseña por parte de la PNB. Una fuente interna afirmó que, aunque no se reportaron maltratos físicos, el despliegue incluyó cámaras, drones y equipos de cómputo para el registro de los internos.
De acuerdo con esta fuente, parte del operativo podría estar relacionado con investigaciones sobre presuntas extorsiones millonarias realizadas desde ambas cárceles.
Angustia entre los familiares
El operativo de seguridad, que abarcó los tres kilómetros entre la intercomunal Barquisimeto-Duaca y las cárceles, impidió que los familiares de los reclusos se acercaran a las inmediaciones. Los pocos que lograron superar los controles narraron la llegada de patrullas y el movimiento de las fuerzas de seguridad, expresando preocupación por posibles enfrentamientos, traslados masivos o represalias.
“Nos tienen en total incertidumbre. Solo queremos saber si nuestros familiares están bien”, comentó una de las personas presentes, reflejando el sentimiento general de las familias.
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