Poder, beneficios, sangre y terror es la historia de los pranes en Lara

La región crepuscular ha sufrido una larga trayectoria de líderes negativos en penales y centros de detención preventiva

Héctor Rodríguez, UVL Lara

La figura del pran o líder negativo de las cárceles en el estado Lara tuvo un referente en el año 2007: “Alexito”. Este hombre que pasó al menos tres años en Uribana (no de manera consecutiva), ahora Centro Penitenciario David Viloria, fue el pionero en la región en cuanto a líderes negativos en penales, aunque muchos se atreven a decir que Alexis Rodríguez Almao se convirtió en un paradigma que se copió en los Centros de Detención Preventiva y al poco tiempo replicó en varios estados de Venezuela. Hoy, 11 años después, esta representación de poder en lo económico, en la conciliación, en los enfrentamientos y hasta en la cultura carcelaria ha cambiado considerablemente.

“Alexito” tomó el control de Uribana en enero de 2007 días después de que en el penal que se ubica al norte de Barquisimeto se registrara la primera masacre entre presos, que dejó 16 fallecidos y que obligó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos a dictar Medidas Provisionales sobre la cárcel y requirió al Estado venezolano tomar acciones para evitar más pérdidas de vidas.

“Mi hijo estuvo preso cuando Alexito era pran y este tipo fue quien impuso la ley del pago por tener cambuches y desplazamiento (impuesto semanal o mensual que debían cancelar los presos para poder tener su espacio dónde dormir además del libre desplace en áreas del penal). Con él se organizaba todo lo relacionado a la visita con niños además de que él daba ayudas a muchos familiares de preso. También se cuadraba la salida de presos a tribunales, hospitales. Con él mandando también se crearon los famosos coliseos (peleas con armas blancas entre privados de libertad donde se limaban asperezas con la regla de no asesinarse)” fue lo que confesó Juan Quero Yépez cuando relataba algunas de las demostraciones de poder que tenía Rodríguez Almao en Uribana.

Lo que creó “Alexito” en el penal lo siguieron hombres conocidos como “Gregory”, “Lagarto”, “Borracho”, entre otros, hasta que en 2013 la historia y las acciones de los pranes cambiaron y dejaron de sonar en la entidad. En enero de ese año se registró una nueva masacre, cuando el Ministerio para el Servicio Penitenciario junto a funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) realizaron una requisa que dejó la mayor cantidad de muertos en la historia carcelaria de Venezuela, que conllevó a un desalojo y reconstrucción del penal. Desde esa vez, los pranatos en Lara han estado bajo perfil a pesar de que familiares denuncian que hay presos que son líderes negativos porque manejan mucho dinero y optan beneficios para “vivir” mejor dentro del penal que está bajo el nuevo régimen aplicado por el gobierno.

Días después de esa masacre de 2013 se conoció como uno de los pranes, conocido como “El Chueco” estaba armado. Henry Antonio López Colmenares dominaba la zona oeste de Barquisimeto junto con otros 15 delincuentes.

En el área donde estaba recluido poseía un pool en el que jugaba con sus compinches. En su habitación guardaba parte de su arsenal, compuesto por armas largas y cortas que en ocasiones extendía en su cama para alguna exhibición particular, tal como se aprecia en fotografías a la cuales tuvimos acceso.

Por cartas o secuestros

“Yo tenía dos meses sin ir al penal porque di a luz, pero volví (enero de 2020) y no he escuchado de pranes. Si sé que hay presos que con dinero tienen muchas comodidades, reciben visitas especiales y los Custodios y GNB los tratan diferente al resto de la población. También sé que la población respeta a esos hombres porque si los tocan pueden ser castigados, pero básicamente ahora es con plata que mandan”, es lo que detalló Kelly Escobar, madre de dos privados de libertad que se encuentran en Uribana y la Comunidad Penitenciaria Fénix, penal que queda en el mismo sector del primero y que fue inaugurado meses después de la masacre en 2013.

La señora Escobar explica que los presos que no tienen dinero para sobornar a los custodios o GNB sufren los embates del maltrato, malos servicios, castigos casi a diario y sobre todo de mala alimentación. Expresa que dentro del penal se registran situaciones muy parecidas a las que ocurren en las calle con la grave situación económica del país.

“Otras familiares de presos y los mismos preso comentan que tanto en Uribana y Fénix todo se maneja en dólares. Para lo más básico que es tener buena comida diaria, no hacer ciertas rutinas diarias y tener visitas semanales los funcionarios cobran en dólares. También tienen poder sobre otros privados que les limpian la celda, lo respetan o los cuidan. Muy diferente a quienes no pagan que sufren mucho. Con decirte que sus comidas son agua de pasta, de grano” relata.

La madre del privado de libertad cita que la única vez que escuchó de nombres en la comunidad penitenciaria fue en 2017 cuando se registró un motín. En esa oportunidad, recuerda Escobar, que todo comenzó con los malos tratos por parte de la directora nueva de Fénix y la exigencia de traslado a un penal abierto. Un preso fallecido y seis personas secuestradas fue el resultado de ese conflicto. “Yo escuché que quienes lideraron ese lío fueron presos como “El Francés”, “Jhonny Capitán Bolívar”, “Franklin Masacre”, “El Ratón”, “Chimara” y “El Diente” que eran los que mandaban en el área de Media y Reflexión” recordó.

 En Reflexión, supuestamente, se encuentran los presos con más poder de Fénix y allí estaba “El Francés”, un privado de libertad de origen galo y que se encuentra en la cárcel por narcotráfico. En febrero de 2016, su nombre retumbó en Lara cuando frente al penal fue asesinado un hombre, Genover Cortés, quien era socio del preso además de que era el encargado de llevarle sus privilegios al recinto carcelario.

En ese lugar también estaba Franklin Hernández Quezada, conocido como “Franklin Masacre”, quien fue uno de los más peligrosos pranes de la Penitenciaria General de Venezuela (PGV) en estado Guárico y que durante este conflicto estuvo de líder negativo. Este hombre llegó a la entidad crepuscular junto a “El Ratón” y “Chimara” que también eran cabecillas del conflicto.

El otro involucrado en la reyerta y que estaba en Reflexión era Jhonny Eduardo Bolívar, el presunto asesino de la intérprete de señas de Venevisión, Adriana Urquiola durante las protestas políticas en 2014 mientras estaba embarazada. Este hombre nació y se crió en el sector El Cerrito Blanco, al oeste de Barquisimeto y desde 1996 empezó su vida delictiva que está vinculada con el narcotráfico, lavado de dinero, usurpación de identidad diplomática y homicidio.

En octubre de 2019, algunos reos de Uribana y Fénix difundieron una carta de su puño y letra donde denunciaban la presencia de pranes en ambos centros penitenciarios. Acusaron a tres reos que, supuestamente, mandan en los diversos sectores y que apoyan funcionarios custodios del penal para generar castigos a otros privados.

Al primero que denuncian es a “Argenis”, de quien dicen tiene la llave del “economato” o “comedor”. Los miércoles, al parecer, cuando llega la comida al penal, este saca bultos de harina, arroz, pasta y pollo y se los entrega a “funcionarios” para pagar “favores” como ingresos de teléfonos al penal.

También denuncian a “El Paz” y “Oroño”, dos reos que cobran extorsiones a través de pagomóvil, para dejar que familiares de otros reos les ingresen chucherías, cigarros y teléfonos o simplemente para que dejen de golpearlos con un bate de aluminio.

El cambio que generó un pran

Nayibe López es una educadora de escuela básica jubilada que ha estado al pié del cañón en cada situación carcelaria registrada en Lara; que ha vivido decenas de irregularidades en los penales y Centros de Detención Preventiva y que funge como defensora de Derechos Humanos de familiares y privados de libertad (casique ad honorem).

Nayibe desde joven tenía una curiosidad con el mundo de los privados de libertad, pero cuando su hijo fue detenido y recluido en el penal de Uribana, recibió una especie de “bautizo carcelario” que la hizo ahondarse aún más en la ayuda y posterior defensa de los

derechos humanos de los presos.  

En el año 2008, esta educadora de profesión fue a visitar a su muchacho apresado por tener vínculos en un homicidio y apenas cruzó el inmenso portón del centro penitenciario, el pran (líder negativo) “Lagarto” hizo que sus “luceros” (escoltas armados) la buscaran para tener una charla con ella. “Fue un hombre muy armado quien preguntó por mí; me pidieron que los acompañara y me llevaron hasta el área dónde Lagarto estaba” narra.

En pocos minutos, recuerda Nayibe, se encontraba rodeada de muchos hombres con distintas pistolas en mano. Desde escopetas, fusiles, revolver y automáticas vio y en ese momento, el líder le habló a ella y a todos los presentes.

—Tu hijo es equis para mí, pero usted es otra cosa. Miren muchachos, escuchen bien— gritó “Lagarto” a manera de orden.

—A esta mujer hay que respetarla cada vez que ingrese al penal porque ella me quitó el hambre en el barrio; le dio trabajo a mi madre y siempre me daba Lactovisoy y quien se meta con ella, se mete conmigo. Usted ahora va a hacer nuestra vocera — le encomendó, al tiempo que miró a Nayibe a la cara y le enfatizó:

—Usted cuente conmigo en lo que quiera porque  yo sé lo que hizo por mí y mi familia cuando estábamos niños en el barrio

Desde ese momento a Nayibe le cambió la vida. “Fue la primera vez que veía la cárcel por dentro” confiesa agarrándose el pecho y mostrando sorpresa de lo que presenció aquella vez y al cabo de un tiempo no tan lejano, “Lagarto” oficializó a Nayibe como vocera de Uribana. Solo se encargaba de ayudar en asistencia para la diversión interna de los presos. “El pran me decía que con otras mujeres familiares me encargara de la fiesta de los niños en navidad, vacaciones, el día de la madre y en septiembre cuando era la fecha de la Virgen de Las Mercedes”.

“Callao” generó terror

Los pranes o líderes negativos en 33 Centros de Detención Preventiva que hay en Lara no tienen tanta “fama” si se compara con los penales. En la comandancia general de la Policía del estado Lara (Polilara), mejor conocida como “La 30” es donde se han escuchado de líderes de pabellones que también tienen poder y sobre todo beneficios propios y para su grupo de “causas”.

UVL logró conocer hace un año que en el Centro de Detención Preventiva del Norte, conocida como “Tamaca” por el lugar donde se ubica, había un privado de libertad que estaba solicitado en el estado Bolívar y que se le conocía como “Callao” por la zona minera de esa entidad. En esa oportunidad, familiares de privados de libertad confesaron que los presos solicitaban el traslado de este hombre debido a que, a punta de sobornos, se había apoderado del lugar y aplicaba castigos brutales a otros privados que lo desobedecían.

“Una vez un grupo de evangélicos fueron a realizar una jornada de asistencia médica y jurídica a la comisaria y atendieron a un preso al que le fue mutilado un dedo. El mismo afectado le dijo a quienes le ayudaron que Callao le cortó el dedo por no cocinarle y además de eso, el tipo junto a otros privados le cayeron a golpes a otros amigos del afectado. Callao estuvo como un año y medio metido en esos calabozos y sembró el terror porque andaba armado y era violento” confesó uno de los integrantes de ese grupo cristiano que participó en la jornada.

Un funcionario policial que prefirió mantenerse bajo el anonimato explicó a Una Ventana a la Libertad (UVL) que en la actualidad en las distintas comisarías no existe un pranato como tal, pero sí hay líderes que fungen como la voz de los presos en cuanto a la exigencia de derechos humanos, algunos beneficios y el cumplimiento de sus procesos judiciales. “En la 30 que es donde se alberga mayor cantidad de privados de libertad, hay líderes de pabellones que instauran una especie de reglas o normas de convivencia. También es al que le tienen más respeto porque es el más violento, pero desde hace dos años la incidencia de conflictos ha disminuido. Quizás la figura como líder no es tan peligrosa como en años anteriores”.

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