Madres consultadas por Una Ventana a la Libertad experimentan sentimientos distintos en cuanto a la relación con sus hijos privados de libertad
Héctor Rodríguez / UVL Lara
Reflexión, tristeza e indiferencia son algunos de los sentimientos que invaden a dos de las decenas de madres que tienen a sus hijos privados de libertad en Lara. Una de ellas tiene a su muchacho de 21 años en la sede del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalistas (Cicpc), mientras la otra no sabe dónde se encuentra su hijo pues se fugó del Centro Socioeducativo Pablo Herrera Campins mejor conocido como Retén de El Manzano.
Rosa Martín es la madre de Oscar quien hace tres años fue privado de libertad por funcionarios del Cicpc de la Zona Industrial de Barquisimeto. A los 18 años recién cumplidos, el joven fue detenido en el centro de la ciudad tras ser señalado en un robo agravado. Desde ese momento, la vida de la señora no es la misma. La tristeza y los constantes momentos de reflexión invaden sus días mientras acude a diario a llevarle alimentación a su muchacho.
Martín es madre de tres hijos varones incluido Oscar. Es madre soltera desde hace varios años. Ella se dedica al comercio informal en el centro de Barquisimeto, muy cerca de donde vive que es el sector Zanjón Barrera un barrio que inició como invasión de terreno baldío y que ahora tiene calles parcialmente asfaltadas, áreas deportivas regulares y carencia de servicios públicos considerables.
Rosa confiesa que, evidentemente, Oscar cometió el delito por el cual está imputado debido a las condiciones de pobreza que reina en el hogar de su familia.
“Él es el mayor de mis muchachos y yo le pude costear y apoyar en sus clases hasta donde pude. Lo que él decía que le hacía falta aquí en la casa, yo no podía dárselo y por eso comenzó a pasar mucho tiempo en la calle y lamentablemente cayó. Todo por andar con mala compañía” explica Rosa cuando se refiere a la influencia que pudo tener la pobreza, el sitio donde vive y la falta de una figura paterna en el quebrantamiento de las leyes.
Rosa acude todos los días bien temprano hasta la sede del Cicpc para llevarle alimento y agua a su hijo quien se encuentra en uno de los cuatro calabozos que hay en esta subdelegación municipal. Son 7 kilómetros que debe recorrer antes de instalarse en su trabajo informal, que es el único ingreso económico que tiene para mantenerse ella, a sus hijos menores de edad y a Oscar preso.
Para Rosa no es fácil celebrar el día de las madres cada mayo desde que su chamo está privado de libertad. “Han sido tres años muy tristes cuando llega el día de la madre o el día del cumpleaño de Oscar. Uno intenta sobrellevarlo, pero que va. En el día eso te afecta” expresa sin mucho detalle la mujer de baja estatura y que no pasa de los 45 años de edad.
“A uno se le viene como un remolino de emociones cuando vienen fechas así. Uno no sabe qué sentir porque uno tiene la responsabilidad de atender a los demás hijos, pero siento que a veces los descuido por estar pendiente de Oscar” sigue comentando la señora quien para el momento de la entrevista guarda silencio para no explayar lo que siente.
Rosa lo que desea fervientemente, además de la libertad de su hijo, es que se reactiven los tribunales del estado Lara para que Oscar logre su pase a juicio, sentencia y cumplimiento de pena. “Los tribunales no están atendiendo y el retardo que tiene en su caso ya suma 3 años y con la pandemia todo se ha complicado porque la jueza del tribunal 3 tiene demasiado tiempo que no hace audiencias y es injusto” denuncia.
La otra cara de la moneda
El 10 de abril de 2021 se registró una fuga de jóvenes que se encuentran recluidos en el Centro Socioeducativo Pablo Herrera Campins mejor conocido como Retén de El Manzano de y que se ubica en la zona sur de Barquisimeto. En esa oportunidad 7 menores de edad lograron evadirse pero con el transcurso de los días los funcionarios policiales fueron realizando labores de recaptura.
Cinco de los fugados ya se encuentran nuevamente en el retén pero uno conocido como “Arcoíris” sintió la indiferencia de su madre cuando le llegó a su casa y la dama le pidió que se entregara. El evadido no le hizo caso y desde ese momento lo abandonó allí.
Esa acción produjo una historia que demuestra la otra cara de la moneda que no es precisamente igual que la de Rosa con su hijo Oscar. Es decir, no hay sentimiento de responsabilidad ni de cariño a pesar del vínculo familiar que hay.
Una fuente vecina a donde vive la señora contó a Una Ventana a la Libertad (UVL) como ocurrió la ruptura entre madre e hijo el pasado 13 de abril en el sector San Juan de Barquisimeto, zona que no queda muy lejana al Pablo Herrera Campins.
“Arcoíris (de 17 años) sorprendió a la mamá en su casa una noche. Ella sabe que su hijo está preso por un delito grave y que no iba a estar libre tan rápido. Cuando él le confesó que se había fugado, le pidió que se fueran al retén. Como él no quiso, ella se fue a denunciarlo la mañana siguiente a una comisaría de la PNB que queda cerca de donde viven y desde ese momento, la señora no volvió a la casa” relata una habitante de la zona que fue testigo de todo lo ocurrido.
Explica la fuente que el 14 de abril en la madrugada, funcionarios de la PNB junto a los de inteligencia de la Policía del estado Lara (cuerpo de seguridad encargado del retén) cerraron las vías de acceso a la casa donde estaba “Arcoíris” y allanaron la vivienda. Ya el menor de edad no se encontraba allí y la vivienda desde ese momento quedó desolada.
“Ese muchacho terminó corriendo a su mamá del rancho donde viven. Ese guaro nunca se portó bien y lo que hizo, lo que provocó era que su mamá no lo quisiera lo suficiente. Que se escapara y buscara refugio a que su mamá y ella lo rechazara o lo tratara con indiferencia, se lo ganó porque Arcoíris no quiere mejorar” expresó la vecina que conoce la historia tras muchos años de seguimiento.
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