
Equipo UVL Zulia
Un hombre está tirado en el piso de un pasillo, solo viste un mono azul, dejando ver la parte superior de su torso, lánguido, con sus costillas bastante pronunciadas. Tiene los ojos cerrados, pero no está muerto, simplemente posa para la cámara que busca dejar en evidencia las malas condiciones alimenticias que viven los privados de libertad en las instalaciones del Reclusorio Dr. Francisco Delgado Rosales, mejor conocido como El Marite, ubicado al oeste de la ciudad de Maracaibo en el estado Zulia.
Sin hacer referencia a su nombre, los familiares aseguran que está recluido en el módulo B del penal. Su fotografía se filtra para dejar constancia que la mala alimentación que les brinda el gobierno los está matando poco a poco o deteriorando su salud.
«Se nos obliga a consumir una carne molida que no se sabe de qué animal es. Desde que la consumimos han empeorado los privados que tienen enfermedades de bases como hipertensión, colesterol alto, diabetes», denuncia uno de los casi 900 internos que alberga el penal.
La dieta de los internos se ha basado por años, cuando hay alimentos, en: «una arepa fría y dura en el desayuno con frijoles con sal solamente; en el almuerzo una porción pequeña de arroz o pasta con frijoles o una carne molida que no se sabe de qué animal y, en la cena, otra arepa con queso o una mortadela de la misma calidad de la carne».
Las comidas se preparan únicamente con sal y el menú se repite durante tantos años que muchos terminan enfermándose.

Otro problema que deben resolver los mismos internos y sus familiares es el agua potable. «Muchas veces debemos comprarla nosotros mismos y después es ver si la guardia los deja pasar, porque si el teniente de guardia dice q no va a dejar pasar los cisternas, nos quedamos sin agua por días», explica el recluso.
Sin agua y sin comida vienen las enfermedades y en el área de enfermería, según los familiares, no hay medicinas.»El ministerio tiene tiempo sin enviar medicamentos ni para la gripe».
La huelga de hambre, según lo internos, va mucho más allá de obtener libertades. Es intentar que los que se quedan no se mueran antes de cumplir las condenas. Bien sea por la falta de comida o por consumir alimentos de dudosa procedencia.
Desde el pasado domingo 9 de junio, después de entonar las notas del himno nacional, ninguno de los internos sale de su calabozo. La rutina del régimen penitenciario se suspendió y solo se le permite el ingreso al personal para el conteo de rutina.»La protesta es pacífica», acotó uno de los privados.
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