Los últimos días de Kendrick José Lossada Ferrer, de 29 años, los pasó sentado en una silla vomitando y escupiendo coágulos de sangre a la vista de todos los privados de libertad del Centro de Arrestos y Detenciones Preventivas de Cabimas, en la Costa Oriental del Lago del estado Zulia, en el occidente venezolano.
Tras la insistencia de los internos, los oficiales del Cuerpo de Policía Bolivariana del Estado Zulia (CPBEZ), encargados de la custodia externa del rete, lo trasladaron, el 1 de abril de 2021, a la emergencia del Hospital General de Cabimas Dr. Adolfo D’Empaire. Allí agonizó, sin recibir tratamiento, hasta las 11:30 de la mañana. “Estuvo bajo observación médica. Presentaba un cuadro clínico grave de tuberculosis”, detalló el personal médico a los detectives del Eje de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), quienes se acercaron al nosocomio para iniciar una averiguación sobre el deceso, por tratarse de un privado de libertad.
Quienes lo conocieron aseguran que tras enterarse que era positivo para VIH “se echó a morir. A los pocos días contrajo tuberculosis y la enfermedad se lo tragó vivo en semanas. Ya los últimos días se sentaba a botar sangre en el patio”, detalló un interno.
Lossada ingresó, el 19 de enero de 2018, al retén por el delito de estafa. Su proceso judicial lo llevaba el Tribunal Séptimo de Control del Circuito Judicial Penal del estado Zulia, según la causa penal 7C-31425-16. Su permanencia en el penal transcurrió en el área para exfuncionarios, mejor conocida como Planta Alta. Nunca recibió atención médica ni psicológica ni tratamientos para sus patologías.
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