Luis Guillermo Castillo Ríos (59) tenía cuatro años preso por cómplice de asesinato en los calabozos de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc). Ingresó con problemas de hipertensión y diabetes; a mediados de 2021 contrajo Covid-19 en la celda y lo hospitalizaron en estado crítico en el Hospital Universitario de Maracaibo. Como secuela del virus desarrolló una enfermedad renal crónica y se convirtió en paciente renal. No suportó la última diálisis y sus últimos 15 días de vida los pasó en el 9no piso del centro de salud. Falleció, a las 4:00 de la mañana del 16 de marzo de 2022, sin lograr una medida humanitaria.
Any Espina, sobrina política de Castillo, considera que lo sentenciaron a muerte. En tres ocasiones solicitaron el cambio de medida judicial ante el juez del Tribunal 2° de Juicio y siempre la negaron. Tuvo la oportunidad de conversar on la comisión para la Revolución Judicial y a pesar de su condición de paciente renal no lo tomaron en cuenta por estar detenido por homicidio.
La pariente recordó que el 1 de marzo lo llevaron a la Unidad de Diálisis del Hospital Universitario, la especialista le diagnosticó que estaba en su fase final y solicitó su hospitalización. Quince días después murió. “Por lo menos pudimos verlo y estar con él”.
La familia asegura que en la sede del Cicpc no se portaron mal, los funcionarios los ayudaban a cargarlo los nueve pisos que tenían que subir para llegar a la Unidad de Diálisis, solicitaron un informe médico para que los detectives pudieran surtir de combustible la patrulla para el traslado al hospital los días de diálisis y consultas. “El comisario se comprometió en hablaron el juez, varios de sus funcionarios se contagiaron de Covid-19 por las custodia permanente durante los meses de hospitalización”.
Espina asegura que los compañeros de celda hacían espacio para que su tío pudiera recostarse cuando regresaba de dializarse. “Nunca estuvo aislado, estaba en una celda con hacinamiento, con poco acceso al agua”.
La oven lamenta el manejo e interpretación que hace el personal en el Palacio de Justicia. “las leyes son para quienes la quieran aplicar. Eso es terrible. Te recalcan que de nada sirve denunciar, porque nadie va a escuchar”.
Por el mismo delito de Castillo fue detenida su esposa, Lesbia Coromoto Suárez Espina, de 52 años, quien espera desde hace año y medio se inicie su juicio. Tras el deceso de su pareja su estado de salud ha desmejorado. “La visitamos una vez al mes. Vivimos en el municipio Mara, muy lejos de los calabozos. Solo la vemos 5 minutos cuando dicen que hay visita. También tememos por su vida”, acotó Espina.
Era paciente renal, hace 15 días lo llevaron al Sahum para la diálisis, pero la dra. Lo vió mal y lo dejó hospitalizado y murió el miércoles 16 a las 4:00 de la mañana. Sus familiares pidieron, en tres ocasiones, una medida humanitaria, pero está fue negada por el juez del tribunal 2° de Juicio.
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