
Equipo UVL Zulia
En dos tandas se ejecutó una guerra con metrallas, granadas y fuego entre los pranes del pabellón B y el pabellón C del Centro de Arrestos y Detenciones Preventivas de Cabimas, en el sector La Misión de la Costa Oriental del estado Zulia. El saldo final es, al 31 de diciembre de 2019, 10 muertos y seis heridos. Los internos del resto de los pabellones indicaron que la tensión se mantiene entre ambos bandos. Mientras Omar Prieto, gobernador de la entidad, anuncia un cierre inminente sin dar fecha exacta ni a dónde recluirán a los mil privados de libertad que ahí pagan condena o esperan sentencia por sus delitos.
Cada pabellón involucrado en la reyerta tiene 200 internos en sus espacios, los cuales son sometidos por otros detenidos armados, cuyo grupo no supera por bando 20 pistoleros. Cada cuerpo de seguridad tiene una versión diferente sobre por qué inició el conflicto el 22 de diciembre de 2019.
Para los detectives del Cuerpo de Investigaciones, Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) se disputan el control del retén, mientras que los funcionarios del Comando Antiextorsión y Secuestro de la guardia Nacional (CONAS) va un poco más allá y presume que se pelean el control de la distribución del combustible y las extorsiones en Cabimas. “Uno de los bandos los comanda alias el “Esleiter”, expram del pabellón B, quien se fugó del penal en 2016”, detalló un funcionario.
El último enfrentamiento se reportó, el 30 de diciembre a las 5.00 de la tarde. “Las denotaciones hicieron correr a los oficiales de la garita”, detalló un interno. A los 40 minutos empezaron a circular por las redes los videos de los oficiales del Cuerpo de Policía Bolivariana del Estado Zulia (CPBEZ) refugiados en la pared frontal del penal. Uno de los que grababa decía mientras sostenía su móvil: “Plomo parejo. Tomaron el control. Tiraraon cuatro granadas”. Pocos minutos después se divulga una turba en medio de una humareda. Quien filmaba aseguraba: “Te quemé el pabellón”.
Unas 20 horas después arribó al penal una comisión del CICPC, Subdelegación Cabimas, y otra del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN). Los primeros retirarían los cadáveres y los segundos una granada que no estalló.
Los detectives acomodaron sobre sábanas los cuerpos de Yhonathan Miguel Morales (25), alias «Carro Bomba»; Anderson Javier Navarro Guede (39), alias «Pire», Julio Alberto Barrio Leal (29), alias «Niche o Tatú» y Wilben Dalmiro Acosta (36), alias «Mata Perro». Todos presentaron heridas de arma de fuego, arma blanca y quemaduras. A dos de ellos los decapitaron. En la refriega hirieron a Douglas Enrique Villanueva Rojas (24), Jendry Andrés Fernández Fernández (26), Rafael José González (57), José Francisco Acosta Reyes (54) y Marcos Antonio Briceño Chaparro, de 31 años. Los oficiales no precisaron la gravedad de las heridas ni a qué pabellón pertenecían.
Según las investigaciones, el ataque lo comenzó el pabellón C. En supuesta respuesta por la balacera del 22 de diciembre de 2019, en la que le arrancaron la cabeza a uno de sus líderes de un disparo. En esa ocasión los cadáveres permanecieron por más de 12 horas a la intemperie en el patio del recinto. En ese episodio liquidaron a José Gregorio Crusarte Sanabria (25), José Jhonier Fonseca López (39), alias «Taxi»; Ronny José Segovia (37), alias «Gocho Pram»; Aroldo Fuente Martínez (27), alias «Caracas»; Joel Alberto Parra Adames, venezolano (28) y Mario Alberto González, de 36 años.
En la disputa de los enemigos hirieron a la reclusa Rita Elena Barroso Faría, de 23 años, quien se encontraba en el anexo femenino. Requirió una intervención quirúrgica en el Hospital General de Cabimas Dr. Adolfo D’Empaire. Aún se recupera de su lesión.
Tanto los familiares como los privados de libertad temen otra confrontación en cualquier momento. “Aún hay tensión. Los muertos no aplacan la situación. Hacen que el próximo atentado sea más feroz”, comentó un interno.
Más allá de acordonar el área externa, cerrar la calle y las declaraciones sobre el cierre del retén de Cabimas por parte del gobernador y el secretario de Gobierno, Lisandro Cabello. No se vislumbran medidas a corto plazo para el desarme de la población y proteger la vida de los enfermos de tuberculosis y la población que no está involucrada en los conflictos ni está armada.
Aunque 10 muertos y seis heridos por arma de fuego y explosivos sea un número significativo y angustiante, no opacan la cantidad de fallecidos por tuberculosis, las cuales superan a la docena de occisos.
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