Zulia: Infraestructuras inadecuadas se convierten en caldo de cultivo de enfermedades para los privados de libertad

Equipo UVL Zulia

Además del hacinamiento, los privados de libertad sufren los embates de los cambios climáticos en la región por la imprevisión de calabozos o la inexistencia de espacios en los centros de detención preventiva de Zulia.  A unos, aún enfermos, los obligan a dormir a la intemperie por decisión de los reclusos que dominan en las celdas o por orden de quien comanda la coordinación policial o el destacamento.

La imagen de un cuadrado de rejas con techo y con un numeroso grupo de hombres con suéter amarillo circuló, el 3 de septiembre en Twitter, y fue el inicio de la investigación para Una ventana a La Libertad. Al menos 20 privados de libertad recluidos en la mal llamada jaula de la Segunda Compañía del Destacamento 113 de Lagunillas, en la Costa Oriental del Lago de Maracaibo, los mojaba la lluvia de ese día sin opción a refugiarse. Dejándolos vulnerables a los cuadros virales propios de la época de lluvia y a las complicaciones de las enfermedades existentes en los calabozos, entre ellas la tuberculosis.

En el Centro de Arresto y Detenciones Preventivas de Cabimas aún habitan en la intemperie del patio externo unos 60 reclusos, a quienes expulsaron los pranes de sus pabellones por no tener recursos para pagar la cuota del obligaíto y estar enfermos. De día, ese grupo e hombres, se refugia en los aleros de los pabellones del inclemente sol, por la noche duermen sobre la arena y en la época de chubascos se bañan bajo la lluvia por no tener otra alternativa para refugiarse.

En el Cuerpo de Policía Nacional Bolivariana, en el municipio San Francisco, los privados de libertad a los que no se les asignó celda por padecer tuberculosis u otra patología, optaron por construir cambuches en el patio. Se libran del frío en la noche y del sol en el día, pero para la lluvia no tienen solución. Han instalado con pedazos de sábanas y retazos de tela un techo que se extiende de calabozo a calabozo, pero no es suficiente para contener el agua cuando cae la lluvia.

En otros casos, como los nuevos calabozos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), sede de Maracaibo, o la Policía Municipal de San Francisco (Polisur), la construcción ingresa el agua cuando llueve con fuerza, pero por estar en espacios abiertos los privados quedan expuestos al sereno de la noche y a las altas temperaturas del día.

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