
Los familiares de los detenidos tras las protestas del 23 de enero de 2019 denuncian acoso policial por parte de los funcionarios de la Policía Municipal del Lagunillas IMPOL), en el estado Zulia. Desde la liberación de los jóvenes rondan las casas, envían mensajes por WhatsApp y reciben llamadas telefónicas de amenazas.
UVL Zulia
Uno de los jóvenes, de quien omitiremos la identidad por razones de seguridad, tuvo que abandonar, el sábado 2 de febrero de 2019, su residencia en Ciudad Ojeda por la presencia constante de oficiales de IMPOL a pie y en patrullas en los alrededores de su casa.
“Por razones de seguridad no sale, no se asoma ni por la ventana. Ese día pedimos apoyo a otro familiar para alojarlo temporalmente en su vivienda. Los policías ya no solo pasaban, sino que se paraban en el frente y miraban para dentro”, comentó un allegado.
A otros de los 27 liberados le comenzaron a llegar mensajes. “En uno de ellos, quien escribía se identificó como Ilder Peralta, director de IMPOL. Escribía que todos tuviésemos cuidado, que nosotros no sabíamos con quién nos habíamos metido, que sabía dónde vivíamos y al menor descuido ya verían de lo que eran capaces”.
Los jóvenes temen por sus vidas y la integridad física de sus familiares. Uno de ellos recordó que el 23 de enero de 2019 detuvieron a 70 de las personas que estaban en la protesta. “Nos llevaron a todos para el comando. A mí me dieron un golpe en la cabeza, pero a otros los golpearon feo. Uno tenía un ojo negro, con sangre.
De todo el grupo solo presentaron a 27, al resto lo dejaron libre, porque estaban físicamente muy lastimados por las palizas”. Explicó que durante las 12 horas de detención en ese comando lo obligaron a dar la dirección de su casa, número de teléfono, les revisaron sus celulares. “Ahora nos sentimos indefensos”.
Las familias piden apoyo. Quieren hacer público el acoso para que quede constancia y que, en caso de algún atentado contra uno de los 27 muchachos, ellos “responsabilizan al director de IMPOL, Ilder Peralta. Ya los amenazó públicamente cuando los trasladaban a la Guardia Nacional. Les dijo: ‘Sé dónde vive cada uno, qué hacen y con quién andan, mucho cuidaaitoo’”.

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