Zulia: Acumulación de basura y aguas servidas prolifera epidemias y tuberculosis en retén de Colón

Fiebre, escalofríos, malestar general, debilidad y tumoraciones en el cuerpo son algunos de los síntomas que aseguran sentir al menos una veintena de los privados de libertad del Centro de Arresto y Detenciones Preventivas de San Carlos del Zulia, municipio Colón del estado Zulia. “Creemos que es un virus. Hay 10 internos en estado caótico desde hace una semana. No sabemos qué está pasando, pero todos nos estamos enfermando”, denunció una interna.

En el retén, según el último censo del Ministerio de Asuntos Penitenciario, conviven 509 privados de libertad, 426 hombre y 83 mujeres; aunque fue construido para 100 reclusos. El hacinamiento ha ido colapsando la infraestructura. “Todos los alrededores están inundados de aguas servidas y el mal olor por la acumulación de basura es insoportable”, detalló un reo.

En su descripción, el interno explicó que cuando llueve las aguas blancas se mezclan con las aguas servidas. “Hace unos años entre los internos y nuestros familiares construimos unos pozos para poder tener agua potable. El sistema de aguas negras colapsó y cuando llueve se desbordan las cloacas y se mezclan con el agua limpia. Debemos consumir el agua contaminada, porque no tenemos de otra”.

Por la inexistencia y la inoperatividad del servicio de aseo urbano, los internos se ven obligados a depositar sus desechos en la parte trasera del penal. “La acumulación de basura se volvió inmensa, creímos que quemándola sería una solución, pero ahora hay más enfermos y los tuberculosos se complicaron. Ahora no sabemos qué hacer”.

Para evitar la propagación rápida de las enfermedades, los reclusos decidieron aislar en las garitas de las azoteas a los enfermos más crónicos. “Tenemos miedo de un contagio colectivo y aquí nadie nos trae medicina y muchos no reciben visitas y tienen pocas posibilidades de que les traigan alimentos”.

Los internos suplican una jornada completa de asistencia médica. “Necesitamos medicinas y que los médicos nos atiendan a todos. En la última jornada solo atendieron a 10 por pabellón y no nos entregaron medicamentos”, denunció un privado.

Los constantes racionamientos eléctricos les complica su permanencia en el recinto. Se les suspende el servicio de agua por tubería y no les envían camiones cisternas a surtirlos. “Tenemos que recurrir a la caridad de los vecinos para que nos donen tobos con agua y nuestros familiares deben traer pimpinas de sus casas para que podamos tomar agua o cocinar”. 

Los cortes eléctricos pueden ser hasta de 12 días continuos y los internos no pueden cocinar. “Aquí no hay área de cocina, preparamos la comida en cocinas eléctricas y cuando no hay luz, nos toca leña. Hacemos una comida diaria por pabellón, porque el humo constante de los cuatro pabellones también nos enferma”.

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