En 28 segundos Ligia Pérez Córdova, abogada y fundadora de la Fundación Yoga Libre Venezuela, explica su condición de salud en los calabozos del Destacamento 111 de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), en el Aeropuerto de Maracaibo, y advierte que en cualquier momento su ojo derecho podía explotar. La llevan al médico, pero no le proporcionan medicamentos ni se canaliza la cirugía ocular ni de su aparato reproductor.
“En el ojo derecho tengo glaucoma. Además cataratas. Vivo una situación en la cárcel de violencia carcelaria. Una sola poceta para 40 personas, una toma de agua, no hay lavamanos, ocho bombillas prendidas, un calor insoportable que me afecta muchísimo el ojo, el cual puede explotar en cualquier momento”, denunció Pérez en su video.
Pérez está próxima a cumplir 70 años, de los cuales ha pasado los últimos tres en un espacio de 6×6 con otras 40 reclusas. La ventilación del calabozo es escasa, no penetra la luz del sol y solo cuenta con una ventanita de 1×1 metros para la circulación del aire. Su salud se ha ido complicando continuamente, en especial, por el maltrato físico que recibe de otras reclusas, quienes además de golpearla la encierran en el baño, la escupen y le quitan la poca comida que le donan, denunció la anciana.
En dos oportunidades su defensora pública, Lucy Blanco, ha solicitado la revisión de la medida de privativa de libertad por una medida cautelar sustitutiva con cambio de sitio de reclusión en la misma ciudad de Maracaibo. En las dos ocasiones se la negaron. Pérez está en proceso de juicio, su última audiencia debía celebrarse el 6 de julio de 2021, pero el juez no asistió porque estaba en la jornada de revisión de causas en la sede del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), en Maracaibo.
Según su hermana, Moreila Pérez, el tribunal espera que Ligia admita hecho. Pero ella se niega porque es inocente y se mantiene firme ante su decisión.
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