Vargas | Privados de libertad con patologías comen “lo que pueden y no lo que deben”

Aunque privados de libertad en centros ubicados en el litoral central reportan patologías como hipertensión, alergias o diabetes, esto no se traduce en la ingesta de una dieta que contribuya con su tratamiento. En el caso de los Centros de Detención Preventiva monitoreados por Una Ventana a la Libertad durante los meses de diciembre 2021 y enero 2022, solo dos ofrecen una comida al día a los privados de libertad, de resto la dotación alimentaria depende de los familiares, que resuelven el día a día, para garantizar comida a sus familiares, no siempre de forma adecuada, lo que los lleva a ser víctimas de la desnutrición

UVL Vargas

La Guaira.- La falta de una ingesta de alimentos adecuada, en cuanto al tipo de alimentos y la cantidad de calorías, afecta especialmente a los privados de libertad recluidos en centros de detención preventiva en el estado Vargas, donde la gran mayoría de los reclusos, depende de la familia para tener acceso a los alimentos.

Esta dependencia, lleva a muchos a la desnutrición, lo que exacerba las patologías que ya sufren, especialmente los casos de tuberculosis, hipertensión, diabetes y Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).

La afirmación se desprende del monitoreo de ocho Centros de Detención Preventiva (CDP), realizados por el equipo de  Una Ventana a la Libertad (UVL), en Vargas, durante el periodo comprendido entre el 1º de diciembre de 2021 y el 20 de enero de 2022.

Estos ocho Centros de Detención Preventiva (CDP) son: CDP para hombres bajo la custodia del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), con sede en el Retén de Caraballeda; CDP para Mujeres y Adolescentes bajo la custodia de la Policía Regional de Vargas, con sede en el Retén de Caraballeda, el CDP de la Policía Municipal de Vargas en Macuto, el CDP para hombres Retén de Macuto bajo la custodia de la Policía Regional de Vargas, el CDP de Cicpc en La Guaira, el CDP del Destacamento Antidrogas de la Guardia Nacional, el CDP del Comando 452 de la Guardia Nacional y el CDP ubicado en el comando regional de la Policía Nacional Bolivariana (PNB).

Cabe destacar, que en el estado Vargas no se cuenta con ningún recinto carcelario, por lo que, los Centros de Detención Preventiva (CDP), cumplen las veces de centros de reclusión mientras se desarrollan las audiencias y los juicios penales, lo que alarga la permanencia de los privados de libertad en esos espacios.

Estos Centros de Detención Preventiva tienen una capacidad estimada para albergar a  220 personas, pero durante el lapso monitoreado, se contabilizó una población promedio de 352 privados de libertad.  De esta cifra, un promedio del 41% de los privados de libertad, es decir 145 detenidos, presenta algún nivel de desnutrición, de acuerdo a lo que informan sus propios custodios.

“Si acaso la mitad de los privados de libertad del Retén de Caraballeda pueden recibir comida a diario. La gran mayoría recibe dos o tres veces a la semana, porque la familia no puede traerle siempre. Otros comen de algunos compañeros de celda. Es por eso que la desnutrición es común. Los que sufren de alguna enfermedad como diabetes o tensión alta, comen lo que pueden y no lo que deben. Aquí ningún detenido puede darse el lujo de una dieta especial”, explica uno de los funcionarios del Cicpc Vargas, que custodia el Retén de Caraballeda y que solicitó no ser identificado.

Durante el monitoreo, se pudo confirmar que los únicos centros de detención preventiva que reciben una comida al día suministrada por sus custodios son el Centro de Detención Preventiva para Mujeres y Adolescentes del Retén de Caraballeda y el  Centro de Detención Preventiva  para hombres del Retén de Macuto, ambos bajo la custodia de la Policía Regional de Vargas. En estos centros la familia también lleva comida. A pesar de contar con esta ingesta única en el día, la comida no es ni especial o conformada por algún menú nutricional desarrollado según la necesidad de algún recluso.

“La comida que les dan es mucho arroz o mucha pasta. Uno trae lo que puede, lo que alcanza el presupuesto en casa. No siempre hay salado, no siempre se puede traer. En mi caso, mi esposo desarrolló una gastritis después que cayó preso. Debería tener una dieta especial, pero yo no puedo mantenerla y aquí no hay opciones”, dice Lily Gómez, desde las afueras del Retén de Macuto. 

En este centro de detención, en donde hay un paciente positivo al VIH, no se ha desarrollado ninguna política alimentaria especial para este paciente. “La familia viene poco a visitarlo y cuando vienen es por las medicinas. No recibe ninguna dieta especial por su condición. Lo más es que le damos dos comidas para que la guarde porque está muy flaquito. Sin embargo, estamos conscientes que debería tener una dotación alimentaria especial por su condición, pero en los centros de detención se hace mucho garantizando una comida”, revela un funcionario del centro, sobre uno de los casos emblemáticos del centro de detención.

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