Los detenidos denuncian que en Polimonagas comen agua de concha de yuca
Maturín.- Dos privados de libertad con signos de desnutrición fueron trasladados de emergencia desde los calabozos de la Policía del estado Monagas hasta el Hospital Universitario “Dr. Manuel Núñez Tovar”, en Maturín. Los hombres se desmayaron y sus compañeros de celdas comenzaron a gritar pidiendo ayuda.
Carlos Javier Palma (27) y Alberto José Caraballo (54) ingresaron la mañana de este miércoles a la sala de emergencia, donde los médicos de guardia les ordenaron practicarles varios exámenes en vista de las condiciones críticas en las que llegaron. Los policías que los custodian se toparon con que en los laboratorios del hospital no había reactivos para procesar las muestras.
Palma, quien tiene cuatro meses recluido en Polimonagas por robo, se quejaba de un fuerte dolor en el pecho y mientras estaba acostado en una camilla solo repetía que no estaba comiendo bien. “Yo no como bien, eso es lo que te puedo decir”, dijo a Una Ventana a la Libertad (Uvl).
Los médicos presumen que también tiene tuberculosis y esperan confirmarlo con los exámenes médicos. Palma no tenía a la mano los números de teléfono de sus familiares, por lo que hasta la tarde de este miércoles no había llegado algún conocido a cuidarlo.
“Lo único que te puedo declarar es que los reclusos pedimos que nos traten como humanos y no como animales”, mencionó mientras temblaba del frío y esperaba que alguna enfermera le colocara algún analgésico para su dolor.
Caraballo, por su parte, tiene siete meses preso por hurto de material estratégico. Contó a Una Ventana a la Libertad que no come desde hace un mes porque no tiene quién le lleve algún alimento. Afirma que es inocente del delito que le imputan, pues los cables que encontraron en el patio de su casa fueron arrojados allí por sujetos que se robaron unos equipos en la avenida Miranda de Maturín.
Además de tener malnutrición, Caraballo es diabetico y tiene infectada una herida en su pie izquierdo; “allí adentro ni nos curan”, agregó. Está detenido en un área conocida como “trabajadores”, porque además tiene una afección que le impide aguantar las ganas de defecar y en reiteradas oportunidades se hizo en su ropa.
Comida improvisada
Caraballo denunció que los privados de libertad se están alimentando con agua de concha de yuca todos los días, que obtienen de aquellos presos que reciben el tubérculo todos los días cuando les pasan los productos.
Este tipo de comida la ingieren las tres veces al día; sabe que se trata de una práctica común de otros seis reclusos que están en la misma área con él. “Tomé el líquido varias veces, pero eso me cayó muy mal”, dijo.
Por Jesymar Añez Nava, UVL
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