Hasta las 9:00 de la noche de este 21 de noviembre ninguna autoridad carcelaria se había pronunciado sobre lo ocurrido en el centro penitenciario.
Equipo UVL Monagas
Maturín.- Un intenso tiroteo obligó la salida de la visita este 21 de noviembre en el Centro Penitenciario de Oriente, mejor conocido como cárcel de La Pica, ubicada en Maturín, capital del estado Monagas. El hecho ocurrió antes del mediodía y se extendió durante dos horas, según contó una fuente carcelaria a Una Ventana a la Libertad (UVL).
La fuente explicó que la balacera se escuchó en la comunidad ubicada frente a la cárcel y asustó a los residentes. Uno de los habitantes, quien prefirió no identificarse por seguridad, dijo a Una Ventana a la Libertad que esta ha sido una de las balaceras más intensas ocurridas durante el confinamiento por el COVID-19.
“Estaba afuera del penal esperando poder entregarle la comida a mi esposo y sentí cómo el piso se movió. La gente que estaba dentro salió corriendo y los guardias nacionales se pusieron alertas para repeler cualquier ataque. Fue una situación desesperante”, contó la esposa de un detenido en el área militar.
El hecho no dejó personas heridas y pese a que algunas personas vieron entrar a la unidad del Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses (Senamecf) hasta el penal, no se registró el ingreso de cadáveres a la morgue del Hospital Universitario Dr. Manuel Núñez Tovar. Hasta las 9:00 de la noche ninguna autoridad penitenciaria se había pronunciado sobre el incidente, que dejó entrever varias irregularidades dentro de la cárcel.
Una de ellas es el uso de armamento dentro del recinto carcelario y la otra es el ingreso de personas cuando las autoridades penitenciarias suspendieron las visitas desde que inició la cuarentena en el país a causa del coronavirus. Habitantes de La Pica explicaron que aunque los familiares se acercan a entregar los alimentos, algunos logran pasar para ver a los privados de libertad.
Una fuente penitenciaria consultada por UVL dijo que las visitas en el área de procesados militares, donde permanecen los presos políticos, siguen suspendidas. Los presos tienen ocho meses sin ver a sus allegados y solo se les permite verlos a través de una reja cuando les dejan los alimentos.
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