Soy mamagüela: primero crié a mi hijo y ahora estoy criando a mi nieta

Madres de los privados de libertad esperando la hora de pasar la comida. (Foto: Cortesía)

Rubén Bolívar Idrogo / UVL Carabobo

Tener al hijo preso desde hace dos años cuando su nieta apenas tenía tres meses de nacida, y ahora ésta ya con dos años de edad, ha convertido a la abuela Magdalena prácticamente como madre de su nieta, quien fue abandonada por su madre una vez que el padre de la bebé fue privado de libertad: “Soy mamagüela, primero crié a mi hijo y ahora estoy criando a mi nieta”.

“No ha sido fácil”, narra Magdalena con la mirada perdida en el horizonte. “A mi muchacho me lo involucraron con droga y por ese delito ya lleva dos años preso y nada que lo quieren soltar”.

Esta abuela que también hace el papel de madre de su pequeña nieta, ha tenido que sortear la crisis económica, sumada a la pandemia y a la ausencia del único hijo con quien contaba para el sustento del hogar. Todo esto ha mermado su condición física y su salud.

“Soy madre soltera. Levanté a mi hijo a base de trabajo y esfuerzo. Él no pudo terminar el bachillerato y se puso a trabajar porque el poco dinero que yo ganaba lavando y planchando no alcanzaba para nada. Jovencito buscó una pareja y de ahí nació mi nietecita que prácticamente es como una hija para mí”.

Recordó, que en un mal momento su hijo andaba con unos amigos a quienes les consiguieron presunta droga, y él aunque es un muchacho sano, también lo “tacharon” de distribuidor de sustancias ilícitas. “Desde ese momento, hace ya prácticamente más de dos años,  estoy luchando con esa situación. Algunas veces no tengo para traerle comida a mí hijo acá al comando de la policía ni para comer con mi nieta, pero Dios es grande y poderoso; siempre pone gente generosa en mi camino”.

El drama de Magdalena es común en Venezuela. Hay muchas mujeres que viven en la pobreza y que tienen que volver a criar porque el padre o la madre del nieto o la nieta, está privado o privada de libertad.


Los familiares se ayudan entre ellos para llevarle alimento a sus hijos. (Foto: Cortesía)

MAYO ENCOGE MI CORAZÓN”

Para mayo de 2021, ya sería el tercer Día de la Madre que no tiene a su hijo al lado.  “Ay, señor, usted no sabe el vacío y dolor tan grande que siento yo como madre al no sentir el abrazo de mi hijo el Día de la Madre. Desde el 2019, cuando llega mayo se me entristece el alma, sí, mayo encoge mi corazón. Él es muy amoroso conmigo y extraño su presencia, pero cómo hago, dígame usted, si lo metieron preso injustamente”.

Esta mamagüela también piensa en su nieta que va creciendo sin la presencia de su padre porque está preso, y sin la presencia de la madre que la abandonó con apenas meses de nacida. “Mi lucha es doble, primero lucho por la libertad de mi hijo y segundo, por criar a mi nieta. ¿Su mamá? No señor, no contamos con ella para nada, es más, no sabemos dónde está, es como si se la hubiese tragado la tierra”.

Sacamos a colación de este caso de la “mamagüela”, es que hay muchos reclusos con hijas o hijos pequeños o adolescentes que se encuentran viviendo en barrios o sectores caracterizados por la pobreza con un alto grado de marginalidad y de carencias, tanto monetarias como de afecto familiar, sobre todo del papá porqueéste está preso.

Así como Magdalena, son muchas las madres de los privados de libertad que se hacen responsables de sus nietos o nietas. En muchos casos son personas de la tercera edad las que quedan a cargo de estos menores.

HE HALLADO OTRA FAMILIA”

Carmen Luisa tiene a su hijo preso en el Cicpc Plaza de Toros desde hace cuatro meses, y para colmo, su esposo ha venido padeciendo de una enfermedad que le imposibilita trabajar, y eso ha traído muchas carencias en su hogar. También se le ha puesto cuesta arriba llevarle comida a su hijo, quien está privado de libertad en este Centro de Detención Preventiva (CDP).

Pero, ante esta crisis que está viviendo ha tenido el apoyo de otras madres que tienen a sus hijos también recluidos en la Delegación Municipal Valencia (Plaza de Toros) del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc).

“Nadie se imagina la solidaridad que hay entre nosotras las madres que tenemos a nuestros hijos presos aquí. Algunas veces no tengo nada que traerle a mi hijo, pero otras mujeres como yo que guerreamos por nuestros familiares, me dan comida para mi muchacho. Me dan hasta para el pasaje porque vivo bien lejos, fuera de Valencia. Aquí  he hallado a otra familia. Todas estamos unidas porque es la única manera de que nuestros hijos sobrevivan. Muchas de nosotras no tenemos para comer en nuestras casas y mucho menos para traerles comida a nuestros hijos. Aquí hay madres que tienen a más de un familiar preso”.

Al hijo de Carmen Luisa lo detuvo la policía científica por el presunto delito de hurto de material estratégico, “cosa que es mentira”, asegura ella.


Sede de la Delegación Municipal Cicpc Plaza de Toros. (Foto: Cortesía)

Día de las Madres?

Para Josefina Palacio se detuvo el tiempo desde que su hijo está privado de libertad, para ella no hay “Día de las Madres”. Para ella es como cualquier otro día. “Es muy triste porque no tengo a mi hijo a mi lado. Desde que está preso ya no es lo mismo para mí”.

Esta madre no pierde las esperanzas de que algún día verá a su hijo en libertad. “Para mí es difícil cada vez que voy a llevarle comida, y a la vez muy doloroso porque no lo puedo ver. Además, tengo que dejar a mis dos hijos pequeños con mi hermana, los otros están grandes y cada uno hace la vida por su lado. Esto no se lo deseo a nadie”.

Josefina Palacio dice que todo se ha complicado: “La situación del país más la pandemia nos ha traído más problemas. Todo está paralizado. Su caso no camina, no encuentro cómo sacarlo”. Otro de los problemas con la privativa de libertad de su hijo, es que, al estar detenido no trabaja y no puede producir dinero para costear los gastos de la casa ni para pagarle al abogado que lo está asistiendo. “Esto no se aguanta, el poco dinero que agarro se me va en comida, pasaje y para pagarle al abogado, no alcanza para más nada”.

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