El área de los calabozos estaba en silencio. Solo se escuchaba uno que otro funcionario de la Policía del Estado Bolívar (PEB) conversando. Una de esas charlas era sobre el traslado de una de las reclusas a tribunales. Las paredes de la comisaría están llenas de Salmos en la que se reconoce el poder de Dios y a su vez se pide protección ante los enemigos y adversarios que pueden presentarse. Predomina trozos de textos de los salmos 27, 91 y el 94; “El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es mi fortaleza, ¿quién me hará temblar? (…)” El Centro de Coordinación Policial, ubicado en San Félix al sur del país, actualmente funge como sitio de reclusión de unas 58 mujeres.
Pableysa Ostos, UVL Bolívar
Todas las féminas están detenidas por distintos delitos, los cuales van desde homicidio hasta extorsión. Sus edades oscilan entre 70 y 19 años. Aguardamos, para conversar con una de las tantas mujeres que hay en el lugar. A los pocos minutos salió una joven de 31 años, a quien llamaremos Rosa, en resguardo de su identidad. Vestía una franela sin mangas, shorts, y gorra. Su rostro lucía sin nada de maquillaje, pero destacaban sus cejas bien arregladas.
La mujer, relató que fue detenida junto a dos hombres más, uno de ellos recibió medida cautelar y el otro permanece en el Internado Judicial de Vista Hermosa, en Ciudad Bolívar. Ella tiene4 años y 7 meses en el CCP, por el delito de extorsión. “Ya me falta poco para salir de aquí”.
Admite que la convivencia en el lugar no es fácil: “cuando yo llegué habían unas 120 mujeres. Algunas han salido en libertad y otras han sido trasladadas, yo soy de las más antiguas que queda aquí. Acá lo lamentable es que algunas toman tus cosas, y no te las regresan, te las roban pues. Al menos la hermana de uno toma algo prestado, pero acá te roban lo que tienes”, suma.
La joven es apoyada por un hermano de 25 años. Él se encarga de llevarle comida una vez al mes. “Me trae como un mercado, ya qué acá podemos cocinar nuestra comida”, pero esa es la única visita que recibe al mes. Ningún otro familiar va los sábados o domingos que son los días de visita para las reclusas.
“Mi papá aún vive pero él y yo tenemos ciertas diferencias, así que no me visita”, exresó.
La soledad
Día, tarde y noche, las 54 mujeres comparten el mismo espacio. Tienen tres duchas para el aseo personal. Reciben visitas cada fin de semana. A las 12:00 del mediodía las familias se empiezan a notar e ingresan de 1:00 a 4:00 de la tarde. Los sábados dejan que ingresen menores de edad.
A pesar de la orientación sexual de las reclusas, actualmente no hay relación de pareja en los calabozos. En el caso de la joven que entrevistamos, su pareja estuvo recluida junto a ella en el CCP, pero hace unos meses fue trasladada a Caracas, ella estaba detenida por contrabando de material aurífero (oro).
“Uno aprende aquí que todo es mental. Sí uno se pone a pensar en sexo evidentemente tendrá ganas, pero lo mejor es mantener la mente ocupada. Pero claro, cada una es distinta, y maneja las cosas a su manera”, sumó.
Aprendes a tener fe
Admite que antes de entrar a los calabozos no creía en Dios. “Acá aprendes a tener paciencia, a creer en Dios y a no desesperarte. Otra de las cosas que he tenido que aprender a manejar es a convivir con el desorden, ya que yo soy muy ordenada. Al levantarme extiendo mi cama, y luego paso a hacer mi aseo personal, desayunar, etc.
En muchos de los casos las chamas que llegan nuevas no quieren acoplarse a las reglas que acá tenemos y eso genera un choque al inicio. Acá se pueden hacer amigas, como no. Unas son más recelosas que otras con sus cosas y otras sí ayudan pues”, destacó.
En el 2017, una situación irregular se presentó en el CCP Ramón Eduardo Vizcaíno, una reclusa mató a otra en medio de una riña, presuntamente por negarse a limpiar la celda. Según una de las mujeres tomó un cuchillo del área de la cocina y le propinó varias puñaladas a Marvelis Josefina García de 26 años, quien tras ser trasladada al hospital Dr. Raúl Leoni, falleció. Por el caso fueron investigadas una reclusa de apellido Bermúdez, quien esta presa por el delito de narcotráfico; y otra de apellido Palma quien está aprehendida por homicidio y robo.
Al finalizar la visita, Rosa se sumergió de nuevo en su mundo sin sexo, sin afecto y rodeado de paredes que ante tanta miseria y violencia gritan el desespero de aferrarse a la fe. “… Guárdame como a la niña de tus ojos; escóndeme a la sombra de tus alasde los impíos que me despojan, de mis enemigos mortales que me rodean…”
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