
Hacinamiento en Policía Municipal de la capital de Lara tiene a los presos obstinados y por eso exigen traslados a Centros Penitenciarios
“Queremos traslados. Nos morimos de hambre”, gritaban a todo gañote los reclusos de la Policía Municipal de Iribarren (PMI) desde sus celdas el viernes 27 de enero. Las condiciones en las que se encuentran los reos en la comandancia que se ubica detrás del Complejo Ferial, al este de la ciudad de Barquisimeto, son inhumanas.
Son dos celdas para hombres donde se encuentran 107 detenidos de este cuerpo de seguridad que pertenece a la alcaldía de Iribarren. También hay dos para femeninas y actualmente se encuentran apresadas allí 4 damas. El espacio donde se encuentran los privados fueron creados para que 32 reos estuvieran allí.
Los reclusos expresaron sus quejas durante una rueda de prensa que ofreció el recién designado director de Poliribarren, Wilmer Pifano en la que también se ofreció un recorrido a los periodistas por las instalaciones donde se encuentran los reos.
Por las diminutas ventanas, los hombres encarcelados daban detalles de la crítica situación de hacinamiento e insalubridad que viven en el Comando General. Mostrando sus rostros, sacando las manos entre los tubos oxidados de las rejillas hechas con alcantarillas decían que el “gobierno no les atendía su situación” y alertaban de que “si quieren un muerto aquí (en las celdas) para que haya traslados a los penales, entonces aquí habrá muerto”.
Detallaron que hay presidiarios que tienen hasta 3 años esperando traslados a los centros penitenciarios como Uribana pues “no aguantamos el hacinamiento”.
Pifano comentó que en 2016 fue el último traslado que se registró en esa estación policial. Explica que cuando él llegó a la dirección (cabe recordar que hasta julio de 2017esta comandancia estaba bajo administración de la gestión del alcalde opositor Alfredo Ramos y desde diciembre de 2017 está el mandatario chavista Luis Jonás Reyes) había presos que no tenían ni documentos de identidad y por eso tuvieron que sacarles las cédulas. Además, tuvo que organizar los expedientes de cada uno porque no estaban completos.
En 2017, el Ministerio Penitenciario aplicó el Plan Cayapa, pero en la PMI esta acción ni se asomó. Sólo uno de los reclusos obtuvo la boleta de libertad, pero antes de salir murió a consecuencias de la desnutrición y diabetes.
Alimentación
En este lugar de reclusión se conoció que los privados de libertad, para alimentarse diariamente, dependen de la comida que le lleven sus familiares durante los períodos de visita o las que le dejan en las garitas del comando.
Los presos explicaron que “sin visita no hay comida” y gritaban que se estaban muriendo de desnutrición porque lo que más consumían eran conchas de mandarinas.
Pífano aclaró que sólo la mitad de los detenidos son atendidos por sus familiares. Entre los presos se comparten las comidas.
Los calabozos en donde están los hombres detenidos la estructura y pintura luce abandonada y la pintura desgastada.
Foto y video: Cortesía
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