Según ex preso: “Todo allá adentro de la cárcel es una demencia”

En la mayoría de los casos de los excarcelados, las madres son quienes acompañan en todo momento a sus hijos. Desde que caen presos hasta que los liberan, son ellas las que siempre están ahí

Alegría y tensión reina en las excarcelaciones de la “revolución judicial” en Lara. El impacto de estar en la calle y las situaciones que afloran con el tiempo afecta tanto a los ahora expresos como a sus familiares

Héctor Rodríguez / UVL Lara

Fotografías: Héctor Rodríguez

Una enorme cantidad de sentimientos afloraron en muchas familias de Lara cuando a sus parientes, que estaban privados de libertad, los excarcelaron en las jornadas de la Comisión Especial para la Revolución del Sistema de Justicia. Apenas hombres y mujeres salían a la calle con su boleta en la mano, la algarabía, las lágrimas de felicidad y hasta los aplausos expresaban el júbilo de ser libre, luego de pasar años en calabozos policiales, penales o tribunales donde pagaron parte de sus delitos cometidos. Para muchos, con el pasar de los días, la alegría sigue intacta pero para otros la tensión reina.

En Lara, un aproximado de 600 reos y reas recibieron boletas de excarcelación con medidas beneficiarias o libertades plenas desde que se instaló, el pasado 28 de junio, la Comisión Especial para la Revolución del Sistema de Justicia que tuvo como objetivo solucionar el hacinamiento y retardo procesal en todo el país.

Uno de los beneficiados por esta comisión fue Alberto Hernán* quien recibió su boleta de excarcelación en horas de la madrugada luego de que su madre y hermanas bregaran durante 9 años por su cuidado, alimentación y hasta representación judicial pues Anny*, su progenitora, estuvo siempre buscando las miles de alternativas para que su muchacho saliera de las cárceles que se ubican al norte de la ciudad de Barquisimeto.

Soy la madre más feliz del mundo. Al fin mi hijo está en la calle — era lo que gritaba Anny cuando le envió una nota de voz de whatsaap a sus parientes cercanos diciéndole la noticia del beneficio que le otorgaron a Alberto.

La mujer al recibir la buena noticia de su primogénito se desesperó en conseguir un transporte que la llevara a Fénix desde su casa en el centro de Barquisimeto. Al menos 12 kilómetros, al norte de la ciudad, separaban a madre e hijo. Después de hacer muchas llamadas, logró conseguir un motorizado que la trasladara hasta donde quedan los penales de Lara y allí, en plena noche, rodeada de la soledad del sector y el monte que acorrala las cárceles, logró reencontrarse con el mayor de sus cinco hijos.

La felicidad del reencuentro de este hombre de 29 años con sus hermanas, abuela y esposa se unió, a los pocos días, con la llegada de su primer hijo. A pesar de estar privado de libertad pudo, en unas de las visitas, embarazar a su amada. Alberto también logró conseguir trabajo mientras prepara sus condiciones para cumplir la medida que le fue otorgada por el Tribunal de Ejecución que es la de confinamiento en el estado Portuguesa.

Después de luchar tanto por la libertad, se logró el beneficio. Fue un sufrimiento lidiar con los tribunales de este país para que le otorgaran el beneficio; luchar contra tanta injusticia, pero ahora ese muchacho se tiene que portar bien — soltó Anny a manera de cierre de un ciclo oscuro y de mucha angustia que vivió su hijo mientras estaba preso. 

Alberto dentro de las dos cárceles de Lara vivió experiencias que pocos han tenido como la masacre de Uribana en 2013, donde luego de una balacera murieron 61 presos, un Guardia Nacional y un pastor evangélico y que dejó más 150 resultaron heridas; o la que dejó el “coctel de la muerte” en 2014, que registró más de 35 muertos luego de que internos tomaran el control del penal, ingresaran a Enfermería y consumieran alcohol absoluto con somníferos y anticonvulsivos que terminó en un hecho sin precedentes en Venezuela.

Este hombre, que fue privado de libertad por cometer robo a transporte público, también resultó herido con arma blanca en una de sus piernas cuando fue víctima de una riña. Esto ocurrió mientras estaba en Fénix donde también vivió otras revueltas de presos que terminaban en castigos para toda la población penal.

Lo que uno vive allá dentro de esos penales es fuerte—le comenta a Una Ventana a la Libertad (UVL) el ex recluso, que se encontraba en su casa cuidando a su recién nacida.

La tensión y adecuación a su nueva vida

Anny y Alberto sabían el desafío que tendrían luego de que el muchacho saliera de la cárcel. El primero reto que debían afrontar era buscar un sitio dónde pudiera vivir y sobre todo, en un estado que no lo conocieran como Portuguesa. Sin muchos recursos para maniobrar, madre e hijo con trabajos informales están resolviendo reunir el dinero suficiente para cumplir con la medida judicial otorgada.

Alberto, los primeros días fuera de Fénix, vivió en casa de Anny una zona muy popular y humilde del centro de Barquisimeto. Allí se encontró con muchas amistades que lo han ayudado a adecuarse a la vida cotidiana, pero tanto él como su mamá viven con el riesgo latente de que los policías lo detengan.

El expresidiario anda para arriba y para abajo con su boleta de excarcelación. A la madre se le acelera el corazón cuando “el gobierno anda suelto por el barrio pues andan buscando al que cometa un error y a los que salieron de la cárcel se la aplican”, dice la señora que vive de sermón en sermón a Alberto, para que no sea víctima de estos funcionarios policiales que tienen, al menos, cinco Centros de Detención Preventivas a dos kilómetros a la redonda de la casa de Anny. 

En el relato de las cosas que hacen para cuidar a Alberto, está como ejemplo que una hermana acompañe ida y vuelta al exrecluso al trabajo. La señora Anny confiesa que una de las cosas que no sabía de su hijo y que actualmente está sufriendo es el consumo de marihuana y de cripy.

Cuando se va a que sus amigos es a consumir. Ya los vecinos lo ven cuando anda engorilado. Ya hemos tenido discusiones sobre su consumo. Hemos peleado y hasta mi esposo ha discutido con él. No entiende que está en la calle, que tiene una hija recién nacida que vino al mundo con complicaciones y que si los policías lo agarran engorilado, va preso y ahí si no lo voy a acompañar. Se va a joder conmigo— soltó con impotencia la madre, a lo que el hijo le respondió en plena entrevista con UVL.

Bueno mamá ¿qué te pasa? ¿Tú crees que todo lo que viví yo dentro de esas malditas cárceles fue fácil? Allá cuando no había qué comer, uno caía en eso además que con eso uno se despeja la mente porque todo eso allá adentro es una demencia— expresó Alberto para justificar su comportamiento.

Esa discusión y el ambiente familiar que había en esa oportunidad terminó a los días cuando Alberto se mudó junto a su esposa e hija para Cabudare, ciudad satélite a Barquisimeto, a casa de unos familiares de su amada.



En la sede de la Fundación Las Mercedes atienden psicológicamente a privados de libertad como a madres de presos

Indica la madre que a pesar de que se fue a otro hogar, la angustia por el sigue intacta, pues al salir de su trabajo y al tomar el transporte hacia la capital del municipio Palavecino siempre son frenados por policías en una de las vías. Cuando están en plena revisión de pasajeros, los funcionarios se quedan con él por su pasado carcelario. “Su hermana ahora todos los días lo acompaña caminando hasta la parada” acota Anny.

Apenas pisan la calle, quieren irse del país

Durante las excarcelaciones que otorga  la “revolución judicial” tanto en los penales como en los calabozos policiales y tribunales, UVL logró entrevistar a varios exreclusos y alcanzó conocer que lo primero que deseaban estos hombres y mujeres al salir a la calle era irse del país.

Apenas cruzó la pueda de los tribunales luego de estar en la Comandancia General de la Policía de Lara (Polilara), “Jesús” pidió una  llamada telefónica. Luego de años de aislamiento, este hombre manifestó estar totalmente perdido. Poco conocía el lugar dónde estaba y lo que pedía era un teléfono para llamar.

¿Aló? Epa flaca soy yo Jesús — dice por el teléfono el joven vestido de uniforme carcelario y con la boleta en su mano izquierda

Epa ¿qué te pasó chamo? Estoy preocupado por ti—  le responde una mujer

Te voy a hablar claro, ya me dieron la calle — le informa Jesús a la “flaca” quien responde efusivamente

¡¡¡ayyy que bueno!!! Gracias a Dios  — se escucha la alegría

Luego de conversar unos segundos, “Jesús” de inmediato confiesa lo que desea apenas salió de la cárcel.

Epa necesito que me prestes el apoyo así sea con el teléfono; necesito hablar con mi familia en el exterior para que si pueden me envíen para el pasaje a ver si me voy de aquí  — dijo de forma puntual y muy segura Jesús.

Familiares de estos exreos indican que el deseo de estos hombres y mujeres de emigrar se debe los casos de asedio de los funcionarios de cuerpos policiales y que en Lara ha dejado dos muertos por supuestos enfrentamiento y que tenían apenas días de haber dejado la cárcel.

Otra particularidad que logró observar UVL durante estas jornadas de excarcelación era que los hombres y mujeres salían a la calle a la buena de Dios. Muchos de ellos sin rumbo claro ni familiares cerca.

En la sede del Circuito Judicial Penal de Lara las jornadas de audiencias de la “revolución judicial” terminaban de noche e incluso de madrugada y los exreos lo que confesaban de manera inmediata era que querían quitarse el uniforme azul o amarillo que los identificaba como “preso” y que los hacían visible a cualquier funcionario policial que patrullara en la calle.

UVL conoció la historia de expresidiario  oriundo de Carora, municipio Torres a casi 70 kilómetros de Barquisimeto u originarios de estados como Miranda, Portuguesa o Yaracuy que en horas de la noche no sabían para dónde ir a tomar un transporte que los llevara a sus destinos.

“Yo no sabía nada de que me iban a liberar. Ahora no sé para dónde ir porque no soy de aquí”, dijo con cierto temor un excarcelado de Miranda.

Fundación presta ayuda psicológica

La Fundación Las Mercedes, una organización sin fines de lucro que es dirigida por Nayibe López y que se encarga de velar por el respeto de los derechos humanos de los privados de libertad, cuenta con un psicólogo que está en constante trabajo tanto con las madres de presos como de algunos exreos.

La labor de Las Mercedes se hace con mucha humildad y las sesiones de terapia que allí se realizan dan sus primeros pasos. López indica que desde el inicio de la “revolución judicial” han intentado buscar a excarcelados para que puedan recibir atención psicológica pero son pocos los que se acercan.

“Mientras los hombres y mujeres que salen de la cárcel se acercan, trabajamos con las madres y esposas de presos que son las que andan para arriba y para abajo con esa situación. Aquí hacemos dinámicas de comunicación, de comportamiento, pensamientos y emociones para que ellas estén controladas y sepan llevar esta situación” esboza López un poco sobre el trabajo que allí hacen.

En la fundación están los licenciados Arturo Alejandro Rojas y María Fabiola Chirinos dispuestos a atender a los expresos que requieran ayuda psicológica. López extendió una invitación a los exprivados de libertad a que se acerquen a la sede de Las Mercedes, en La Casona frente al Edificio Nacional en la esquina de la calle 14 con carrera 16  o  se contacten al teléfono 0412-0979776 para que reciban atención psicológica luego de pasar tantos años expuestos a las situaciones carcelarias.

*Nombres ficticios pues las fuentes entrevistadas por UVL pidieron resguardo de sus identidades originales

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