Requisas en tres calabozos policiales de Caracas están marcadas por torturas

Esposas de detenidos en la PNB de Boleíta han documentado cómo los policías botan en la basura las pertenencias de sus parientes

Luego de estos procedimientos, que no cumplen políticas para garantizar los derechos humanos, la suspensión de visitas y la incomunicación de los reclusos son comunes

Equipo UVL Distrito Capital

Caracas.- En al menos tres calabozos policiales lo irregular en las requisas se ha vuelto cotidiano. Estos procedimientos habituales para hacer el conteo de la población reclusa y revisar el orden interno, han dejado consecuencias lamentables. La menos grave por lo general, es la suspensión de visitas.

Una Ventana a la Libertad consultó a reclusos de tres centros de detención preventiva, así como a sus familiares, para conocer cómo son los protocolos en las requisas. Estas prácticas son un procedimiento normal en los calabozos policiales y en las cárceles del país. Pero no necesariamente cumplen con los protocolos establecidos en la ley.

En la División Contra Secuestro del Cuerpo de Investigaciones Científicas,  Penales y Criminalísticas (Cicpc) El Hatillo, las requisas son acompañadas de golpes y torturas a los internos y en muchas ocasiones les desaparecen las pertenencias como ropa, colchonetas, entre otros enseres.

Un familiar contó que en este CDP el nivel de tortura llega a su máxima expresión: “Hay detenidos  que reciben descargas eléctricas en los genitales, mientras que las mujeres en los senos (…) Los golpes con objetos contundentes no se quedan atrás. Hay casos en los que los privados son envueltos en una especie de goma espuma y golpeados de forma brutal. Esto lo hacen de esta forma para no dejar marcas en los reclusos”, así lo relató al equipo de UVL bajo reserva de la identidad el familiar de un privado de libertad detenido en la División Contra Secuestro del Cicpc El Hatillo.

Desde septiembre de 2019 Una Ventana a la Libertad ha documentado casos de violaciones de derechos humanos y de torturas durante las requisas en esta comisaría. Ese año se registró cómo un ex recluso de nacionalidad colombiana fue herido en las piernas con perdigones durante una requisa.

Hace un año, en enero de 2021, se dejó registro en un alerta del testimonio del familiar de un privado de libertad de esa dependencia del Cicpc ubicada en El Hatillo que explicó cómo los internos fueron torturados durante dos requisas: “Los vejaron, golpearon en la cara, los arrastraron por el piso, les dieron con palos en los glúteos y los torturaron. A los funcionarios se les pasa la mano, los internos están viviendo una situación muy delicada allí”.

La División de Robos del Cicpc, ubicado en la Avenida Urdaneta, es otro de los centros de detención preventiva en donde hay denuncias de irregularidades en los procesos de requisas.

“Cuando hacen requisas hasta los recipientes de los alimentos los desaparecen. Allí las torturas no están ausentes. Allí aplican el Pikachu, que no es otra cosa que poner una bolsa negra en la cabeza y luego te dan como si fueras una piñata”, ex recluso de la División Contra Robos del Cicpc.

Un ex recluso, que salió en libertad con la Comisión de la Revolución Judicial, explicó que en ese centro de detención todo depende del ánimo de los funcionarios: “Cuando hacen requisas hasta los recipientes de los alimentos los desaparecen. Allí las torturas no están ausentes. Allí aplican el Pikachu, que no es otra cosa que poner una bolsa negra en la cabeza y luego te dan como si fueras una piñata”.

En la mayoría de los 26 centros de detención preventiva que son monitoreados en el Área Metropolitana de Caracas varios de los protocolos en las requisas se repiten. Pero también el silencio de los familiares, quienes en su mayoría prefieren callar por temor a que los castigos a sus parientes sean peor, e incluso contra ellos mismos, pues aseguran que continuamente son maltratados en el corto tiempo que permanecen en las sedes policiales.

Aunque cada vez es menos frecuente documentar procedimientos irregulares durante las requisas, por el miedo de los reclusos y de sus parientes, en reiteradas ocasiones en los calabozos de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) de Boleíta, los reclusos se han visto afectados en las requisas cuando los funcionarios les botan sus pertenencias personales, que incluyen hasta colchonetas. En este CDP, de acuerdo con las denuncias recibidas, han participado funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) de la PNB.

Castigos post requisa

Aunque estos tres calabozos policiales son diferentes dependencias ubicadas en zonas distintas, hay un punto en común: los castigos, torturas y tratos crueles son cometidos por los funcionarios luego que se percatan de una situación irregular, como por ejemplo, protestas de reclusos, alteración del orden en los calabozos, ofensas a los policías o, simplemente, por el hallazgo de un teléfono celular.

En 2019 un recluso de nacionalidad colombiana fue herido con perdigones durante una requisa en el Cicpc de El Hatillo

En consultas con fuentes policiales, privados de libertad y familiares de los reclusos, se confirmó que en ninguna de estas requisas donde se practican torturas y violaciones de derechos humanos han participado fiscales del Ministerio Público. Aunque estas prácticas son comunes y frecuentes, el miedo alimenta el subregistro de requisas y la opacidad en la información.

Por lo general, la tortura después de las requisas es vista por los detenidos como un castigo cuando los funcionarios se percatan que tienen teléfonos celulares, medicamentos, drogas u otros objetos prohibidos. Pero, irónicamente, esas pertenencias ingresan en los calabozos con la anuencia de otros policías que extorsionan a los reclusos y sus parientes para permitirles el ingreso.

Protocolos comunes

Acciones denunciadas durante y después de las requisas:

  • Golpes a los reclusos
  • Maltratos a los internos con gomaespuma para no dejar evidencias
  • Tortura psicológica y amenazas
  • Botarles objetos personales, incluso alimentos
  • Suspensión de visitas
  • Prohibición de pase y salida de cartas para comunicarse con sus familiares
  • Prohibición de pase de alimentos

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