Los cautivos y la virgen de la merced

Muchas cárceles a nivel mundial, cada 24 de septiembre celebran la fiesta de su Patrona, la Virgen de la Merced. Su nombre significa: misericordia, ayuda, caridad. Se la llama también Virgen de la Misericordia. En su iconografía las cadenas y el grillete están presentes como símbolos del cautiverio. Ocho siglos de culto corroboran esta especial dedicación por los privados de libertad.

Una antigua tradición narra que en el año 1218 la Virgen se le apareció a San Pedro Nolasco, dándose a conocer como La Merced, para exhortarlo a fundar una Orden religiosa con el fin de redimir a aquellos cristianos cautivos. En ese momento, la península Ibérica estaba dominada por los musulmanes, y los piratas sarracenos asolaban las costas del Mediterráneo, haciendo miles de cautivos a quienes llevaban al norte de África. Así, San Pedro Nolasco funda la Orden de la Merced, cuya misión particular era la misericordia para con los cristianos en cautiverio. Muchos miembros de la orden canjearon sus vidas por la de presos y esclavos. San Pedro fue apoyado en tan extraordinaria empresa por el Rey Jaime I de Aragón.

La devoción a la Virgen de la Merced se difundió muy pronto por Cataluña y de ahí al resto de España, por Francia y por Italia, a partir del siglo XIII con la labor de redención de estos religiosos y sus cofrades. Con la Evangelización de América, en la que la Orden de la Merced participó desde sus mismos inicios, la devoción se extendió y arraigó profundamente en todo el territorio americano.

Hasta vísperas de la Revolución Francesa, los mercedarios llamados por la Virgen de la Merced, redimieron unos 70.000 cautivos y profesaban un cuarto voto: “quedar en rehenes, si fuere preciso, en lugar de un cautivo, sobre todo si su fe peligraba”.

800 años después de la aparición de la Virgen de la Merced o Las Mercedes, a Nolasco, la cautividad se manifiestan a través de las víctimas del terrorismo, la persecución de cristianos por grupos fundamentalistas, la trata de personas, los refugiados, exiliados, inmigrantes o privados de libertad, entre otras. En el Evangelio de San Mateo se dice que a quienes ayudan a los presos les dirá Cristo en el día del Juicio: “Estuve preso y me ayudaste. Todo el bien que le hiciste a los demás, aunque sea a los más humildes, a Mí me lo hiciste”.

En Venezuela le pedimos que cese el sufrimiento y la violación de los derechos humanos de los privados de libertad y que toque el corazón de los funcionarios del Ministerio para el servicio penitenciario, jueces, fiscales y defensores para erradicar el retraso procesal, epicentro de injusticias y mortalidad dentro de nuestros calabozos y centros penitenciarios.

Oración a la Virgen de las Mercedes por los presos e injusticias

¡Oh, Bendita Vírgen María de la Merced!
Merced de Dios para los hombres,
Madre de Jesucristo,
Reina del mundo y Señora de todo lo creado,
que a ninguno desprecias ni dejas desconsolado,
haz que veamos el reinado de Cristo, tu Divino Hijo,
que es el del amor, la verdad y la justicia.

Fuente de toda bondad, gloria de los desamparados,
mensajera de libertad y misericordia,
refugio de los que sufren, de los pobres y olvidados
consoladora del afligido, medicina del enfermo,
socorro en las necesidades, fuerza en las tribulaciones,
ayuda del cautivo, amparo del oprimido
redentora de injusticias, cárceles, prisiones y exilios
patrona de las familias y defensa de los hogares:
dígnate aceptar nuestras plegarias
que con todo agradecimiento y fervor te dirigimos.

Vírgen de la Merced, encanto de cielo y tierra,
Tú que con generosidad escuchas las peticiones
de los que acuden implorar tus tesoros de misericordia,
Tú que con maternal solicitud siempre nos atiendes
para que veamos cumplidos nuestros anhelos y deseos,
Tú que siempre nos acoges porque somos tus hijos,
hijos de tu Inmaculado y Sagrado corazón,
Tú que nunca nos fallas, nos sostienes y acompañas,
no nos dejes solos durante nuestro peregrinar en esta vida.
no nos dejes entregados a nuestras débiles fuerzas,
ya que sin tu maternal solicitud desfalleceríamos en el camino.

Vírgen de la Merced, prodigio de milagros
alivia nuestros pesares.

Señora llena de la gracia del Señor,
intercede por nosotros y concédenos
lo que con tanta fe y viva esperanza hoy te solicitamos:

(pedir el favor especial que se quiere conseguir)

Vírgen excelsa de la Merced, ruega por nosotros.

Gloriosa Madre y protectora nuestra,
Señora de Misericordia sin fin,
Tú que eres compasiva con todos
abre tu manto y resguárdanos en el,
Tú que nos amas y guías todos los días,
obtennos, por favor, lo que tanto necesitamos.

María de la Merced, cúbrenos de paz, justicia y amor,
alcánzanos estas gracias
y la de la eterna salvación de tu hijo Jesucristo,
que con el Padre y el Espíritu Santo
vive y reina por los siglos de los siglos.

Así sea.

 

Loading

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*