Las requisas en los distintos centros de detención, bajo coordinación del Cicpc, en el estado Trujillo, varían de acuerdo con las decisiones de los funcionarios que las dirigen. De acuerdo con los familiares, la revisión de los productos que ingresan es estricta, pero es flexible en cuanto a otros insumos para pasatiempos
Equipo UVLTrujillo
Valera. Las requisas en las celdas de los Centros de Detención Preventiva del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), del estado Trujillo, se realizan en un rango de una vez por semana. Sin embargo, de acuerdo a fuentes extraoficiales, este número puede aumentar a dos veces por día y a discreción de los encargados de la institución.
La fuente explicó que no existe un manual explicito, pues este es un procedimiento que se aplica por experiencia. El Ministerio Público podría intervenir, no obstante lo regular es que ocurra sin participación de terceros. Lo único necesario es la presencia de los funcionarios para preservar el orden y la limpieza de los lugares donde se encuentran recluidos los privados de libertad. El objetivo principal, explicó el entrevistado, es remover aquellos objetos problemáticos que han entrado inadvertidos.
En municipios como Valera, Trujillo y Boconó ha ocurrido que los familiares intenten introducir objetos o sustancias ilegales como: teléfonos, navajas, drogas, entre otros. Una vez decomisados, las personas incurren en un delito que es denunciado de forma inmediata. Pese a esto, el declarante refirió que estos no son los decomisos más comunes en las requisas.
Los objetos frecuentemente retirados son aquellos que han obtenido o hecho los privados: hojillas extraídas de las afeitadoras, pedazos de metal removidos de los barrotes y cepillos, a los cuales no se les da el uso adecuado y pueden convertirse en armas. Para evitar estos malos usos, a los familiares se les pide llevar los alimentos en envases transparentes y ningún cubierto de metal.
Higiene y entretenimiento
Debido a estas reglas, este tipo de productos de higiene ingresan y son retirados, en ocasiones, casi nuevos. Esto generó a finales de 2021 la molestia de los ciudadanos, quienes pidieron, a través de Una Ventana a la Libertad, no botar estos insumos, los cuales en su mayoría son costosos en el mercado. Pese a esto, este descarte persiste y es poco lo que los afectados pueden hacer.
Algunos efectivos, comentaron los familiares consultados, optan por entregar los productos una o dos veces al día a los detenidos (en el momento del aseo) y luego guardarlos fuera de las celdas. Pero, a su juicio, todo depende de los funcionarios que estén de guardia y los
parámetros favorecidos por los coordinadores del centro. En cuanto a las formas de entretenimiento, uno de los objetos más permitidos son libros, papeles (o cartón) y pegamento blanco.
“Debemos traer la comida antes de las doce, en envases transparentes, las arepas en bolsas, nada de cucharas o tenedores, porque son peligrosos. Sí nos dejan traer libros, papel, billetes o cartones para las manualidades. Hacen cosas muy bonitas” detalló María José Cardozo (nombre real protegido), quien tiene un familiar de 20 años detenido en la sede de investigación de Homicidios del Cicpc- Valera.
Otros familiares, cuyos consanguíneos están en otra sede del Cicpc-Valera, comentan que estos productos les son permitidos a los privados de libertad, pero también son descartados en las requisas. Esto ha causado protestas internas, pero que no han trascendido de manera violenta.
“La comida debe verse y envuelto en plástico transparente. Dejan pasar jabón, desodorante en bolsas, afeitadoras a veces, jabón líquido, desinfectante y para manualidades: hojas de reciclaje, pintura al frío, libros, pero una vez nos pasó que a mi familiar le botaron una pinturas nuevas, un cuaderno y lápices con los que dibujaba” expresó una joven, cuyo familiar es procesado por presunta violación desde hace tres meses.
En general, las requisas no son la primera causa de motines en el estado Trujillo. Estas ocurren, según la fuente extraoficial, por peticiones de traslados a cárceles. “Ellos hacen las llamadas ´Huelgas de sangre´que consiste en autoinfligirse daño si no se dan los traslados” comentó el experto entrevistado por Una Ventana a la Libertad.
Comunicación limitada
Por otro lado, la comunicación es escasa, debido a la restricción de entrada o salida de cartas. Según el funcionario entrevistado, en los centros del Cicpc se favorece la comunicación cara a cara, por algunos minutos, durante las visitas los días sábados. A su juicio, el intercambio de misivas es “un arma de doble filo” porque no se puede verificar qué tipo de información puede entrar o salir.
Aunque esta es la norma, los familiares han encontrado maneras de intercambiar mensajes en papel, solo sí los efectivos que revisan los alimentos lo permiten. “Las cartas se permiten a veces, no todo el tiempo, solo que se pueda. Uno les pregunta y ellos nos dicen que sí o dicen que no. La decisión varía de acuerdo al funcionario” comentó una familiar.
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