
UVL Nueva Esparta
La fe es la única luz de esperanza para los privados de libertad que están detenidos en los Centros de Detención Preventivos (CDP) de Nueva Esparta. Son muchos los reos que buscan refugio en la divinidad para mantenerse firmes, soportar el encierro, la violencia, las malas condiciones y creer en un mañana donde puedan volver con sus familias y reinsertarse a la sociedad.
El diácono Michel Sanoy, dirige la Pastoral Penitenciaria desde hace 10 años en Nueva Esparta, cuenta con un equipo de 10 personas que visitan tanto el CDP de Los Robles, el único exclusivo para mujeres en la región insular, así como el Penal de San Antonio.
Aunque la meta es que esta pastoral se replique en todas las parroquias y se visiten todas las bases policiales, aún no lo consiguen. “La idea es aumentar la cantidad de agentes de pastoral, aumentar la cantidad para poder tener más abarque en los centros de reclusión”.
Sanoy relata que su misión es llevar la palabra de Dios a estas personas privadas de libertad, para que alimenten su espíritu.
“Dentro de estos centros carcelarios hay internos protestantes, evangélicos, de otras religiones y también hay católicos. Entonces les predicamos a todos, pues vamos con la palabra de Dios, vamos con un programa de catequesis planificado. Aquellos internos que no tengan los sacramentos y que quieran prepararse para el bautismo, para la comunión, para la confirmación, nosotros los preparamos con una planificación”.
Para el diácono, muchos de los internos dentro de los CDP o cárceles están deseosos de escuchar la palabra, orar y tener contacto con otras personas para ser escuchados o recibir un concejo.
“Muchos de ellos no reciben visitas de familiares. Nosotros llegamos más que todo a escucharlos. Ellos necesitan que los escuchen. A veces hay una visión del interno o la interna, asociada a que si mataron, violaron, al delito que cometieron, como si no fueran seres humanos. Son seres humanos y hay que hacer un trabajo evangelizador, basado en los valores, tratar de que ya allí, en ese recinto carcelario, ellos puedan ser una mujer nueva y un hombre nuevo”.
El diácono ve reflejado a Jesús en cada uno de los privados de libertad.
“En los años que tenemos visitando a los privados de libertad, muchos han salido en libertad plena y nos los hemos encontrado en la calle. Se acuerdan de nosotros y nos saludan con cariño, con amor, y alegría. A varios de ellos, mujeres y hombres, los hemos visto insertados en la sociedad, trabajando en panaderías, en diferentes oficios”.
A su juicio, este trabajo es rotativo, puesto que el trabajo siempre está en fase de inicio, ya que pueden avanzar con un grupo, pero siempre está alguien recién ingresado a los CDP.
También relata que han tenido problemas para ingresar a las bases policiales o al penal, esto debido a permisos especiales que deben pedir con antelación al Ministerio Penitenciario, y en otros casos se les niega el acceso por tener una religión diferente a la del director de turno.
Los presos margariteños y la Virgen del Valle
La Virgen del Valle representa a la madre, el cobijo y el sosiego de los privados de libertad que profesan la religión católica. Lo que ella representa les da tranquilidad y calma hasta en la situación más hostil.
El diácono Michel Sanoy explica que la devoción a la virgen marinera es ferviente dentro de los recintos carcelarios.
“Es esa relación de la Virgen María que los lleva al encuentro con su Dios, con Jesucristo. La Virgen del Valle, oye, representa a la madre de ellos, y aún algunos que no son muy católicos, piden el afiche, piden hacer el rosario”.
La Pastoral Penitenciaria en los centros carcelarios está financiada con recursos limitados y están trabajando para conseguir donantes para poder llevarle insumos médicos, alimentos y ropa a los reclusos.

El evangelio en los CDP de Margarita
Para el presidente de la Cofraternidad de Pastores en Margarita, pastor Luis Delgado, la labor más importante de la iglesia Cristiana Evangélica en los Centros de Detención Preventiva es llevarle a los presos esperanza.
“Aun cuando están detenidos o presos, aún hay una esperanza para ellos y esta la pueden conseguir en Jesucristo. Les damos una palabra de aliento, ya que para nosotros la base de la felicidad está en la relación de la persona con Jesús. Cuando vamos a las cárceles, los presos nos reciben muy bien”.
A su juicio, las actividades con los reos son muy amenas, al igual que con quienes dirigen los centros de reclusión. Aunque no ofician un culto como tal dentro de los CDP, se les permite predicar la palabra a través de las rejas.
Considera que el trabajo evangelizador ha rendido frutos, pues en la calle se le acercan personas que estuvieron presas y les agradecen.
“En Boca del Río estaba con mi esposa, y un muchacho que vendía dulces se le acercó. Ella no lo recordaba, pero él sí a ella. Le agradeció por su atención cuando él estaba preso en el retén de menores. Le comentó que desde que salió su vida cambió gracias a Jesús y que ahora trabaja para ganarse la vida y asiste a la iglesia”.
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