Presos detenidos en calabozos policiales ubicados en Caracas recibieron la época decembrina con nostalgia
Familiares de los reclusos enfrentaron la hiperinflación para poder llevarles alimentos a sus parientes. En un comando de la Policía Nacional, en La Yaguara, los reclusos disfrutaron de una actividad navideña en la que recibieron alimentos y juguetes para sus hijos
Ismely Inojosa es una de las madres con presos detenidos en calabozos policiales que asegura que la época decembrina fue de nostalgia y depresión. La mujer, que trabaja vendiendo café y cigarrillos en Chacao todos los días desde las 8:00 hasta las 10:00 de la noche, estaba ahogada en llanto el 21 de diciembre en las afueras de la Policía Municipal de Chacao (Polichacao), pues ese día -en el que se celebra la llegada del espíritu de la Navidad- les informaron a los parientes de reclusos apresados en ese centro de detención que no permitirían visitas los días 24 y 31.
Uno de los seis hijos de Inojosa, de 23 años de edad, está preso en Polichacao desde enero de 2017 por el delito de robo. Y justamente ese 21 de diciembre la mujer recibió la noticia de que en 2018 su hijo será trasladado a la cárcel de Rodeo III, en Guatire, estado Miranda.
“Mi hijo es inocente. Él estaba vendiendo chicle en una camioneta de transporte público y como tenía bastante dinero en efectivo y no aceptó darle nada a un policía, el funcionario le dijo que lo iba a sembrar. Y así fue”, asegura la mujer.
El sentimiento de Inojosa era el mismo que el resto de las madres y esposas de los presos que ese 21 de diciembre, pasadas las 11 de la mañana, hacían fila para esperar su turno para entregarle los alimentos a sus familiares. El fenómeno de la hiperinflación -que se agudizó en diciembre en Venezuela- también afectó a los familiares de los privados de libertad.
En los menús de los presos estaban ausentes las proteínas y también la típica comida navideña. Las mujeres mostraron los envases que les llevaban a sus familiares. Cambur, panes sin ingredientes, arroz y sardinas fueron los alimentos que más se repetían.
Los familiares de los presos detenidos en Polichacao también manifestaron que en ese centro de detención preventiva hay presos con enfermedades en la piel y que, en ocasiones, han estado hasta dos días sin agua.
Nueve presas depresivas en una celda
Pese a que en el comando de la Policía Nacional Bolivariana, ubicado en La Yaguara, los funcionarios de ese cuerpo policial colocaron adornos navideños, e incluso, un pequeño San Nicolás guindado en el pasillo que conduce a las celdas en las que están distribuidos 150 presos, en la celda de la población femenina había una depresión colectiva el 21 de diciembre.
En ese espacio, que mide tres x cuatro metros, hay nueve presas que se turnan dos literas y dos colchonetas para dormir. Entre estas reclusas hay tres adolescentes de 15, 16 y 17 años de edad.
Una de las detenidas que se mostró más accesible para declarar fue una de 35 años que tiene cinco meses presa por estar involucrada en el robo de un automóvil. “Estoy muy arrepentida por ese delito que cometí junto con cinco amigos que también están presos. Pero lo hice por necesidad, pues tengo a siete hijos de 17, 15, 12, 10, 9, 8 y 7 años. Aunque estoy triste porque no podré ver a mis hijos, ni compartir como en otras épocas navideñas, prefiero estar aquí, pues los policías me colaboran para hablar con ellos de vez en cuando”, manifestó.
La reclusa es una de las detenidas que tiene asignado como centro de detención la cárcel del Inof, ubicada en los altos mirandinos. Pero su cupo de traslado no ha llegado a ese centro de detención preventiva.
La adolescente de 17 años que está detenida en esa celda también es madre. Tiene a una bebé de un año y está detenida desde la tercera semana de diciembre por estar involucrada en un homicidio.
Una actividad sorpresa en medio de la tragedia
Ese 21 de diciembre, mientras los presos relataban sus tragedias, los funcionarios de la PNB encargados de la custodia en ese centro de detención preventiva seleccionaron a 80 reclusos, de los 150 que están detenidos allí, para que participaran en una actividad especial de Navidad que organizó la fundación evangélica Plan de Amor. En el sorteo quedaron seleccionadas las nueve presas.
Los reclusos tuvieron la oportunidad de presenciar pequeñas piezas teatrales que interpretaron los pastores y miembros de la iglesia evangélica, escucharon música, rezaron y meditaron. También comieron un menú vegetariano, que incluyó una sopa de espinaca, una hallaca y ensalada y, finalmente, recibieron juguetes para sus hijos.
Una de las mujeres más conmovidas con el evento y los regalos fue la reclusa que tiene a los siete hijos.
Angélica Lugo, UVL
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