
Con solo ver las fotografías de los oscuros calabozos policiales es fácil imaginar el hambre, la miseria y los gérmenes de enfermedades que padecen y/o acechan a los encarcelados. Sabemos de calabozos a donde a muchos les toca dormir sobre cartones que poco les protegen de las pestilentes aguas negras que corren por el suelo. Hay detenidos que no son culpables y otros que ya cumplieron sus penas y no han salido por el retardo procesal en largos meses y hasta en años, en espacios donde si funcionara el sistema de impartir justicia, no deberían durar más de 48 horas.
Cuando hay visitas, hay madres a las que les toca pagar hasta para darle un simple abrazo a sus presos. La vida dentro de un calabozo tanto para los privados de libertad como para sus custodios se torna durísima, en medio de la miseria, el ocio y la alienación. A pesar que las fugas son un hecho punible que traen consecuencias tanto para el privado de libertad que lo comete, como para las autoridades policiales o penitenciarias que de alguna manera procuren o faciliten la fuga de una persona privada de libertad, la dura realidad impulsa a los presos a pensar como evadirse los 365 días al año.
Con motivo de la celebración este 24 de septiembre del Día de las Mercedes, patrona de los privados de libertad, Una Ventana a la Libertad realizó un trabajo especial donde producto del monitoreo de 93 calabozos policiales entre enero y agosto de 2018, logró registrar un total de 287 recluidos que lograron evadirse en 44 episodios de fugas realizadas. En el trabajo de investigación que será incluido dentro de este boletín podremos apreciar que solo el 27% de los evadidos fue recapturado. ¿Por qué en el estado Nueva Esparta es una de las regiones que refleja el mayor número de evadidos en lo que va del año?, ¿Cuáles modalidades de fuga fueron detectadas?, y ¿Cómo actúan los cuerpos policiales para efectuar las recapturas?, son parte de las respuestas de este boletín Ventana Informativa 12 que les invitamos a apreciar.
Le pedimos a la Virgen de Las Mercedes que toque el corazón de los funcionarios del Ministerio para el Servicio Penitenciario y el de jueces, fiscales y defensores para eliminar la injusticia y el retardo procesal que tantas vidas cobra dentro de los Centros de Detención Preventiva del país.
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