Policarabobo: aún no sana el dolor por muertes trágicas

Equipo de Investigación UVL

La tragedia de PoliCarabobo el 28 de marzo de 2018 concluyó con 69 fallecidos, dos mujeres y 67 hombres.  La cifra oficial que suministró el Ministerio Público fue de 68 en total pero nunca sumaron a un herido que permaneció varios días en el área de Emergencia de la Ciudad Hospitalaria de Valencia “Doctor Enrique Tejera”; sin embargo su muerte se produjo por las quemaduras en el voraz incendio que se desató en los calabozos del comando en la Navas Spinola.

Los familiares de Yorman Trejo recibieron la noticia ese miércoles santo y corrieron a averiguar qué sucedía en el comando policial. Al llegar se percataron de las dimensiones del suceso y entraron en pánico, según relató al día siguiente del hecho la madre del hombre a las afueras del área donde estuvo recluido en su convalecencia.

Los padres de Trejo habían venido desde el vecino estado Cojedes a Carabobo a pasar los días santos en Valencia. Lo visitaron el fin de semana anterior al incendio, le llevaron de comer, pero prefirieron quedarse más tiempo en la semana que era de asueto. Por eso estaban cuando sucedió la tragedia y pudieron acompañar al hijo junto a otros familiares, entre quienes estaba la esposa del preso. Yorman Trejo tenía 28 años de edad y sufrió de quemaduras en el rostro,  espalda, hombro y en una pierna, refirieron al día siguiente de la tragedia sus padres. Su deceso se produjo por un paro respiratorio en la medianoche del día 5 de abril de 2018.

Otro caso fue el de Daniel Márquez, de 28 años y que residía en La Honda, Tocuyito. Estaba detenido desde octubre de 2017 por unas fotografías de armas que encontraron en su teléfono, según explicó luego de la tragedia su familiar Carolina Gutiérrez a las afueras de la Fiscalía del estado Carabobo.Márquez había narrado a sus parientes que debían pagarle a varios funcionarios policiales para que le llegara la comida y la ropa limpia hasta la celda donde estaba. “Cada funcionario cobraba un precio diferente, para pasar un café, para durar más horas con ellos (los detenidos) también debías darles dinero”, dijo Gutiérrez a los pocos días del incendio.

El hombre fue uno de los fallecidos en el incendio. A los días los familiares de Márquez integraron el grupo que acudió ante el Ministerio Público en Carabobo a solicitar que se investigaran los hechos y se determinaran las responsabilidades de este caso.

El Fiscal General de la República, Tarek William Saab, informó –después del suceso- que hubo 68 muertos, 66 de ellos eran presos y dos mujeres que pernoctaban en el recinto policial. Por el caso, el mismo vocero confirmó la detención de cinco funcionarios de ese cuerpo de seguridad, entre ellos el subdirector, comisionado José Luis Rodríguez.

Los protocolos

De acuerdo con jefes policiales consultados, y que accedieron a informar sin que sus nombres aparecieran, cuando un detenido fallece en un calabozo de un organismo de seguridad, lo primero que hacen es comunicar al Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) para que  proceda al levantamiento del cadáver, incluso si este deceso se produce por enfermedad. Una vez que el organismo actúa, prosiguen con la autopsia de rigor para determinar las causas de la muerte. Después el cadáver queda en la morgue respectiva hasta que los familiares lo reclamen para darle sepultura, explicaron los funcionarios.

Asimismo indicaron que en ocasiones no aparece ningún pariente y en la morgue esperan hasta que pasado un tiempo deciden enterrarlos en los cementerios municipales.

En el caso de la tragedia de PoliCarabobo, un grupo de patólogos forenses se apostó en la misma sede del cuerpo policial en la Navas Spinola y desde allí procedieron a la identificación de los cadáveres. Una vez que cada cuerpo era chequeado, llamaban a las afueras del comando a sus familiares y comenzaba el trámite para ser llevado hasta las funerarias que contrató la gobernación para las exequias. Vale decir, ninguna de las víctimas mortales fue trasladada a la morgue de Valencia, ubicada en la Ciudad Hospitalaria Doctor Enrique Tejera, al sur de la ciudad.

También el Ejecutivo regional corrió con los gastos de sepultura de los fallecidos en el Cementerio Municipal de Valencia, indicaron funcionarios y familiares.  Los presos, algunos calcinados, otros con escoriaciones en la piel, recibieron sepultura en fosas contiguas preparadas para tres cuerpos por fosa, según lo que señalaron parientes de las víctimas.

Las escenas de dolor se evidenciaron tanto a las afueras de PoliCarabobo como en las funerarias y en el cementerio. Las madres, hermanas, esposas y familiares en general clamaban por justicia de este  episodio que está considerado como el más trágico de los ocurridos, en centros de detención preventiva o cárceles, en el primer semestre del año 2018 en Venezuela. Este evento es catalogado como el segundo más grave sucedido en el país desde el incendio en la cárcel de Sabaneta en 1997, y en el que fallecieron 127 personas.

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