Pastores predican el Evangelio en calabozos de Caracas para reinsertar a reclusos en la sociedad

Experto en seguridad ciudadana considera que las visitas de los evangélicos en las comisarías generan un impacto positivo en los internos

Angélica Lugo UVL Caracas

Sin ánimos de subestimar las otras religiones, en los calabozos policiales ubicados en Caracas la oración del Evangelio hace parte de la rutina de la población reclusa con una aceptación absoluta, así lo ha confirmado Una Ventana a la Libertad desde agosto de 2016 en visitas a estos espacios de detención preventiva.

De cara a la Semana Santa, el equipo de UVL en Caracas entrevistó a dos pastores evangélicos que predican la oración en estos espacios y al Comisario Javier Gorriño, secretario de seguridad ciudadana del municipio El Hatillo, para conocer qué hay detrás del culto al evangelio de los internos en las prisiones preventivas.

Al menos en los calabozos de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) de El Valle, en los de la Policía Municipal de Baruta (Polibaruta) y de la Policía Municipal de El Hatillo (Polihatillo) no hay divisiones en materia religiosa. Todos los reclusos se unen para predicar la palabra de Dios a través del evangelio.

Actividades religiosas destaparon talentos en el único CDP de mujeres en Caracas

La PNB de El Valle es el único centro de detención preventiva de mujeres ubicado en la capital de Venezuela. Allí las 270 mujeres que están detenidas se unen en una sola voz para orar y hacer alabanzas todos los días en la mañana y en la tarde. Todas han sido orientadas por el pastor Richard Azócar, de la iglesia Ministerio Apostólico y Profético Rescatando Multitudes, ubicada en la parroquia San José de Cotiza.

“Hay algo que sucede cuando se comparte la palabra de Dios y ser hacedor de lo que estoy oyendo. Eso causa un efecto por encima de lo natural en las personas. Humanamente es inexplicable porque personas que tenían problemas de alcohol, drogas y vicios, dejan de hacerlo. Es algo que ocurre. La palabra dice: conoceréis la verdad y la verdad los hará libres. Al ocurrir esos cambios, comienza a producirse una nueva persona”, explicó el pastor Richard Azócar.

Este pastor inició las visitas en ese centro de detención preventiva en el año 2018. Los encuentros para orar, relató, hicieron relucir el talento de gente profesional: “Comenzaron a dar clases de jabón, piñatería, juguetería y eso creó un ambiente más sano. Pero lo que produce eso es la palabra de Dios. No hay ningún ritual. No te puedo decir los pasos a seguir. Soy muy constante con la palabra y a medida que ellos van practicando lo que se va dando, los familiares lo agradecen y lloran con nosotros de alegría por ver un cambio tan radical de personas que conocen de tantos años, que se expresan diferente y tienen un sentido de la vida diferente”.

En cuanto a la vinculación de los familiares de las mujeres detenidas con el Evangelio, el pastor comentó que muchos se han unido a la iglesia para orar presencialmente: “Actualmente voy entre dos y tres veces a la semana al centro de resguardo de la PNB de El Valle, pues a raíz de que se han sumado los familiares de ellas a la iglesia, me ha salido mucha más actividad”.

De acuerdo con datos extraoficiales, en este CDP hay mujeres entre 18 y 70 años de edad. Sin embargo, más del 50 por ciento de la población tiene menos de 30 años de edad.

El pastor Richard Azócar dijo que los valores que enaltecen el Evangelio son el respeto, la honestidad y la disciplina y que, precisamente, esos valores se los han inculcado a los detenidas en la PNB de El Valle.

Visitas de evangélicos incentivaron la lectura por la biblia en Polihatillo

El secretario de seguridad ciudadana del municipio El Hatillo, Comisario Javier Gorriño, considera que las visitas de la iglesia evangélica al calabozo de la policía municipal de la jurisdicción en la que trabaja generan un impacto positivo en los privados de libertad. En la actualidad la población penitenciaria en esta comisaría es de 14 hombres y dos mujeres y los rangos de edad están entre los 20 y 30 años.

“La mayoría de la población reclusa ingresa con la religión católica, pero siendo no practicantes, es decir, van a misa ocasionalmente, a una boda, a un rezo de un muerto, sin el hábito de ir los domingos a misa. Pero al recibir las visitas constantes de la iglesia evangélica, en las que además les dan algún alimento y les dan la palabra de Dios, todas estas cosas en alguien que está privado de libertad, que no tienen nada que hacer y que además les rompe la rutina de solo recibir visitas los sábados, les genera un impacto fuerte y positivo”, precisó el Comisario Gorriño.

El secretario de seguridad ciudadana del municipio El Hatillo aseguró que el único trabajo que han realizado en los calabozos de Polihatillo ha sido por parte de la iglesia evangélica: “Los evangélicos me han pedido permiso y los custodios, ni yo tenemos problema. Los pastores vienen y les dan unos capítulos del evangelio y les hablan de la biblia y después de eso algunos han pedido la biblia para leer y se ha despertado el hábito por la lectura y la oración. Eso les queda mentalmente, así como cuando viene Una Ventana a la Libertad, ellos lo que hacen es estar entre cuatro paredes y con ocio”.

El Comisario Javier Gorriño no está en contra que los reclusos cambien de religión estando detenidos: “Es diferente que un familiar te visite a que un extraño te lleve aunque sea un pan. No veo mal que se vayan a otra religión, es algo para la no reincidencia posterior y para un cambio.”

Pastor tiene casi diez años asistiendo a detenidos en Polibaruta

El pastor Yilvy Barroeta, de la iglesia Fuentes Misioneras, ubicada en la avenida principal de Baruta, está por cumplir diez años asistiendo a los reclusos detenidos en Polibaruta. Su misión fue ganarse la confianza de los policías para aportar un grano de arena a quienes sueña con ver reinsertados en la sociedad una vez consigan la libertad. En todos estos años ha logrado el cumplido con tres ex reclusos.

“¿Cómo tuve ese acceso? Me encontré con gente desasistida y tengo la experiencia que murió uno desnutrido. Allí entré con más fuerzas para trabajar con ellos. No les llevo comida hecha porque gracias a Dios tienen acceso para cocinar, mayormente les llevo frutas, ese es el área que estoy trabajando fuerte, para levantar potasio con cambur y próximamente será con mango que viene la temporada”, explicó el pastor Barroeta.

El representante de la iglesia Fuentes Misioneras relató con orgullo los aportes que han realizado en el calabozo: “Cuando entré no había poceta, se les cambió. En diciembre les mandé a pintar los calabozos y les puse luz, pero no se los puse cinco estrellas para que no se acostumbren a vivir allí. Trabajo con unos médicos que son doctores que van a la iglesia y les hacemos jornadas de salud, hacemos unas dos veces al año, dependiendo de la demanda que tengamos.

Con sus años de experiencia visitando cárceles y calabozos policiales, el pastor Yilvy Barroeta, ha confirmado que en las prisiones hay mucho respeto hacia la iglesia cristiana.

“Ellos me ven como un pastor de respeto por lo que hemos hecho, por la labor social. El lugar de detención no es fácil para ellos. Yo cuando llego, nadie puede estar sin camisa, es una ley. Todos se reúnen. Cuando voy, los sacan al patio para que todos oigan la palabra, incluyendo hombres y mujeres. Tenemos tres personas restauradas, lo sabemos por los testimonios. Una de esas personas fue a un retiro espiritual de sanidad, para las heridas en el corazón y de liberación de los vicios. Los reinsertados ingresan a estudiar con nosotros y a uno de ellos lo tengo en la iglesia sirviendo para nosotros”.

Las visitas a la población reclusa de Polibaruta, que en la actualidad son 38 hombres y tres mujeres, son una vez a la semana. Duran aproximadamente una hora: “Primero les predico la palabra, les doy mi sermón de unos 15 y 20 minutos, luego hablo con ellos y después les reparto alimentos”, explicó el pastor.

Los valores que enaltecen el Evangelio, de acuerdo con el representante de la iglesia Fuentes Misioneras, es que los detenidos conozcan al señor, que su vida sea restaurada y que puedan ser reinsertados en la sociedad.

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