
Frente al andén de Punta de Piedras en el Terminal Oeste de Porlamar en el estado Nueva Esparta, espera pacientemente todos los jueves Simplicia “La Bella” González. Desde hace siete años cuando cerraron el Penal de San Antonio, se dedica a llevar alimentos y mercancía a los presos margariteños trasladados al penal de Puente Ayala en Anzoátegui.
Esta mujer que no pasa los 60 años tiene esta gran responsabilidad. Le dicen “La Bella” porque siempre mantiene su cabello rojo, sus cejas y uñas arregladas. Aunque podría pensarse que es una mujer robusta y fuerte, es más bien delgada.
Su motivo inicial era proveer a su hijo que estaba preso, pero también apoyar a las mujeres con parientes en Puente Ayala que no tienen cómo trasladarse hasta allá. En aquel entonces un grupo de mujeres se dedicó a hacer los viajes, pero la emergencia humanitaria compleja las obligó a emigrar.
Con el tiempo “La Bella” fue la única que se quedó apoyando a los presos margariteños y sus familiares. Al momento del traslado de los privados había muchos reos insulares en Puente Ayala, pero actualmente ella calcula que quedan entre 40 y 50.
“A la semana llevo encomiendas a 30 o 35 presos. Estas semanas han estado muertas, porque muchos padres y madres no tienen que mandar”.
Quienes no reciben nada a la semana, explica González, deben trabajar dentro del penal para comer cualquier cosa y sobrevivir.
Simplicia González comenta que todos los jueves espera frente al andén de Punta de Piedras desde las ocho de la mañana hasta las cuatro de la tarde. Recibe las bolsas, las revisa y chequea que contienen, eso lo anota en una libreta con nombre y apellido para llevar un control.
Relata que este oficio no da para mucho, solo para cubrir su comida semanal. “Me ayudan y yo los ayudo. Gasto entre 100$ y 120$ para trasladarme hasta allá”.
Todos los viernes debe pagar un pasaje de Porlamar hasta Punta de Piedras, tomar un ferri hasta Puerto La Cruz. Al llegar paga otro boleto hasta el Penal de Puente Ayala. En la noche pernocta en unos ranchitos frente al terminal y luego el mismo trayecto de regreso a Margarita.
En Puente Ayala pasa primero por el chequeo de la Guardia Nacional y luego entrega todos los paquetes a un privado de libertad.

“Nunca he tenido un problema, ni que lo tenga. El muchacho que recibe los paquetes también recibe su encomienda”.
González tiene una tarifa de 8$ por llevar los paquetes de Margarita a Puente Ayala, pero pocos lo pueden pagar, por lo que acepta lo que tenga cada familiar en ese momento.
“Hay quienes tienen cuatro o cinco dólares, yo saco mi cuenta para ver si cubro los gastos. A veces me tienen que dar un poquito más para poder llegar hasta allá. Los gastos son fuertes. Cobro 8$ pero la mayoría no tiene. Lo entiendo porque la situación del país es crítica”.
Hace dos años el hijo de Simplicia “La Bella” González salió en libertad y emigró a Brasil. A pesar de esto se mantiene viajando para ayudar a los privados de libertad y sus familiares.
Nadie mejor que ella sabe lo que sufre un privado de libertad sin comida, medicamentos o artículos de aseo personal, lejos de todos sus afectos. Además, está feliz de tener el cariño de los reos margariteños.
“Ellos me dicen que soy una guerrera, por todo lo que hago. Otra ya lo hubiese dejado, pero hay madres que no pueden trasladarse semanalmente hasta allá y me quedé yo haciendo esta tarea. Me dicen que soy la guerrera de los privados de libertad de Margarita”.
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