Carlos Nieto Palma: “Es muy grave que el ministerio defina a los pranes como buenas conductas”

Por Pableysa Ostos

Correo del Caroní

En noviembre del 2015, el pran Wilmer José Brizuela Vera, alias Wilmito, se encontraba en el polideportivo de la Hacienda Santa Teresa. Estaba junto a otros reclusos, custodiado por efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). En sus manos, un balón de rugby. Llevaba una camisa azul que en el medio decía: Tocorón Rugby Club.

En aquella oportunidad habló con periodistas, dio declaraciones y posó para las cámaras. Un carisma que lo ha caracterizado durante años y que lo ha llevado a ser el pran de cada centro penitenciario en el que ha estado. Desde el 2000 su nombre sonó con fuerza en el país y dentro de las cárceles venezolanas.

Tres meses después, el pasado 17 de febrero, ‘Wilmito’ no tenía escoltas, no lo acompañaba ningún funcionario de seguridad y tampoco del Ministerio de Servicio Penitenciario. Estaba junto a dos mujeres -una de ellas su pareja- y su hijo de 11 años en playa Parguito, estado Nueva Esparta.

El resultar herido en un atentado por el cual no hay ningún detenido hasta ahora generó un sinnúmero de cuestionamientos. Los venezolanos y los organismos de seguridad saben quién es Wilmito, y por qué ha estado apresado en distintos centros penitenciarios del país.

El que fue pran del Internado Judicial de Vista Hermosa, en Ciudad Bolívar, debía estar en la antigua cárcel de La Planta, donde funciona el Centro de Régimen Especial Simón Bolívar, en El Paraíso, Caracas, ya que el 18 de diciembre había recibido el Régimen de Confianza Tutelado. Esta figura jurídica entró en vigencia el 28 de diciembre del 2015, con la publicación en Gaceta Oficial N° 6.207 del Código Orgánico Penitenciario. Casi un año después de su aparición Brizuela se vio favorecido.

El artículo 161 del código explica que el régimen “consiste en la ubicación de un penado o penada en una unidad de producción o un área especial del recinto penitenciario, donde continuará con el cumplimiento de la pena mientras sea otorgado por el juez o la jueza de ejecución algún beneficio para el cual reúne requisitos establecidos en el Código Orgánico Procesal Penal”.

Beneficio inmerecido

Nombrar a Wilmito es recordar un hecho de sangre ocurrido en Ciudad Bolívar el 14 de junio de 2010, por el que debería estar pagando condena tras una sentencia del 2014 del Tribunal Séptimo de Juicio del Circuito Judicial Penal del estado Carabobo, cuando fue señalado junto a otros delincuentes por los asesinatos de María Gabriela Casado Acero y de Manuel Enrique Gutiérrez en la capital bolivarense.

Wilmer José Brizuela Vera fue sentenciado a cumplir la pena de 14 años y 10 meses por los delitos de cómplice no necesario en robo agravado de vehículo automotor, de sicariato y de asociación para delinquir.

Carlos Alberto Nieto Palma, coordinador general de la ONG especialista en el tema carcelario Una Ventana Hacia la Libertad, explicó a Correo del Caroní que la única persona que puede otorgar el beneficio que llegó a recibir el pran es la ministra de asuntos penitenciarios Iris Varela. “Cuando tú revisas el Código Penitenciario él -Brizuela- lo que podía era ser trasladado a un sitio en el recinto penitenciario en la zona donde están los trabajadores, no te especifica que sea fuera de la cárcel”.

Sostuvo que en ese lugar el condenado debe esperar hasta que un tribunal le otorgue una medida sustitutiva, las cuales van desde un régimen abierto hasta libertad condicional. “En el caso de Wilmito, para mí no procedía, pero la ministra se lo otorgaron”.

“De entrada, la medida que da la ministra por lo menos en el Código Penitenciario, no le permitía ni moverse del sitio que le había asignado el cual era en El Paraíso. No dice que te dan absolutamente nada, ni salir, ni moverte para ningún lado, hasta que el tribunal te da la medida”, mantiene Nieto.

Requisitos

El Código Orgánico Procesal Penal establece ciertos requisitos que según Nieto no son cumplidos por Wilmito. “Deben cumplirse todos y no creo que cumplía ni con la mitad. Uno de ellos es buena conducta en un penal y no creo que el pran de una cárcel cumpla con eso. Yo siempre he colocado a Wilmito como el pran de los pranes, segundo no tienen el tiempo suficiente y está implicado en delitos relacionados al terrorismo, y esos delitos no tienen medida sustitutiva”.

“No creo que el ministerio esté para definir a los pranes como buenas conductas. Y si es así, la cosa es bien grave. En el caso de Wilmer, siempre estuvo bien relacionado a Iris Varela, ella le permitía que hiciera eventos deportivos, actividades deportivas, que él las financiaba y pagaba. Cercano por lo menos era”, agregó el especialista.

Administración en las sombras

Carlos Nieto reflexiona en que el 90 por ciento de los delitos cometidos en el país quedan impunes, “al ver todas esas cosas el asombro e incredulidad de la gente es mayor, la justicia es cero. ¿Quién puede creer en la justicia cuando pasan cosas como estas?”.

“Nos enteramos de que este tenía un beneficio por lo que sucedió en playa Parguito si eso no le pasa allá ve tú a saber dónde estuviera y quizás ni nos hubiéramos enterado. El detonante del caso Wilmito es lo que pasó allá, si no nadie se entera de lo que pasó. La ministra por lo general ha sabido llevar eso en privado y secreto para que nadie se entere”.

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