Monitoreo de los Centros de Detención Preventiva a nivel nacional, DATOS Y VIVENCIAS QUE DEJAN HUELLAS

Carol Carrero Marrero

Monitorear los Centros de Detención Preventiva en Venezuela (CDP) ha requerido temple en medio de tres años de alta conflictividad, censura, amenazas, apagones, falta de efectivo y problemas de transporte en las regiones para trasladarse a buscar información de un calabozo a otro. Ha implicado sumergirnos en la relación funcionarios- presos- familiares y transitar el complejo abanico de emociones que se pueden respirar dentro o a las puertas del encierro, donde el abandono, la agresión y la compasión se dan la mano.

Todo el equipo de Una Ventana a la Libertad ha necesitado desafiar la creatividad para visibilizar los CDP con el fin de promover condiciones de reclusión adecuadas y el respeto a los derechos humanos de los privados de libertad. Tres años y medios haciéndole seguimientos a los calabozos policiales nos ha permitido configurar hasta noviembre de 2019, un museo virtual de la  memoria que puede visibilizarse en 1025 alertas emitidas, 17937 tweets creados, 2153 reseñas en prensa monitoreadas sobre el trabajo realizado, 19 boletines de información realizados y 14 documentos de investigación publicados. El producto de todo este monitoreo condensado en los informes semestrales y anuales que hemos divulgado ante la opinión pública han sido fundamentales para documentar la violación de los DDHH de los privados de libertad en los CDP a nivel internacional. También ha servido para sensibilizar a la opinión pública nacional, en torno a que los presos si tienen derechos y a presionar a los funcionarios públicos a buscar soluciones y asumir sus obligaciones.

Cómo nace todo esto

A los pocos días de haber asumido la Ministra para el Servicio Penitenciario, Iris Varela, con el envió de una circular en fecha 3 de agosto de 2011 donde “suspendió el ingreso de nuevos privados de libertad ni provenientes del Poder Judicial como de los organismos policiales de todo el territorio nacional”, comenzó a agravarse el problema de los retenes policiales, comisarías y otros centros de reclusión distintos a los que dependen del Ministerio para el Servicio Penitenciario. La seguridad de los que habitamos  en Venezuela, comenzó a menguar con menos policías en la calle protegiendo a los ciudadanos, porque tenían  que estar en sus comandos cuidando a los detenidos que allí tienen y que no son recibidos en las cárceles del país.

Desde 2013 el país quedó ausente de la publicación de cifras oficiales, por lo que conseguir algún dato en cualquier área de la vida nacional se torno en una nueva necesidad a satisfacer.  En enero de 2016  fue publicado el informe anual del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal (CCSPJP), que denunciaba que  La capital de Venezuela, Caracas, era la ciudad con más homicidios en el mundo en 2015. Según la ONG mexicana, la capital venezolana tenía una tasa de 119,87 homicidios por cada 100.000 habitantes. En su informe de 2016 aparecen de nuevo Caracas, Maturín, Ciudad Guayana y Valencia entre las 10 ciudades más violentas del mundo.

Las crecientes denuncias de hacinamiento que se empezaron a constatar dentro de los calabozos policiales y el incumplimiento de la construcción de 24 cárceles nuevas prometidas para 2014, anunciadas en 2012 por la responsable del Ministerio para el Servicio Penitenciario, detonaron en Una Ventana a la Libertad la necesidad de generar cifras propias que pudieran dar cuenta de la situación de los Centros de Detención Preventiva en Venezuela y de la violación de los derechos humanos de los presos en esos recintos. Para el Coordinador General de Una Ventana a la Libertad, Carlos Nieto Palma: “Resultaba inconcebible que el Ministerio para el Servicio Penitenciario violando toda la normativa legal, los artículo 4 y 6 del Código Orgánico Penitenciario, hubiera decidido evadir su responsabilidad y pasársela a los organismos policiales lo cual estaba colapsando sus instalaciones”.

En septiembre de 2016 una Ventana a la libertad comenzó aMonitorear, documentar y diseminar información sobre los hechos que se registraban a diario a través de la creación y emisión de alertas y a levantar data sobre las condiciones de vida de 8003 privados de libertad en una muestra de 89 Centros de Detención Preventiva (CDP) pertenecientes la Gran Caracas y de los estados Miranda, Vargas, Lara, Zulia, Táchira, Monagas, Falcón y Carabobo, zonas que reunían  el mayor número de población penal del país.

 Para julio  de 2019, UVL elevó a 203 el número de CDP monitoreados en 15 estados de Venezuela, tal como registra el informe del I semestre de 2019. De las 19.028 personas estudiadas, 1.369 eran mujeres (7%) y 17.659 varones (93%)… los Estados: Vargas, Carabobo, Lara, Zulia, Táchira, Monagas, Falcón, Miranda, Nueva Esparta, Bolívar, Mérida, Aragua, Guárico y Anzoátegui

¿Qué monitoreamos?

En el último informe “Proyecto Monitoreo a la Situación de los Centros de Detención Preventiva en Venezuela” 1er semestre de 2019:

http://unaventanaalalibertad.org/wp-content/uploads/2019/07/UVL_Informe_Semestral_1_2019.jpg

se verificó entre otros datos, la presencia de 119 fallecidos por diversas causas en los CDP monitoreados. El motivo “desconocido” tuvo una alta frecuencia (35), Fugas (26), riñas entre reos (24), enfermedades (20) y agresión de funcionarios (14). La mayoría de los CDP monitoreados mantienen restricciones a servicios de salud en un 100% en estados como Monagas y Nueva Esparta; un 69% en Anzoátegui, 62% en Lara y más del 50% en Zulia y Mérida. De los CDP que aportaron información 54% no disponen de vehículos para el traslado inmediato de un recluso por enfermedades o situaciones críticas y, aun así, algunos (19%) restringen la entrada de medicamentos de parte de los familiares de los detenidos; y, por si fuera poco, algunos funcionarios deciden discrecionalmente si entregan o no medicamentos disponibles a los reclusos. La razón de esta poca atención a la problemática de los detenidos, según algunos (15%) es la no disponibilidad de presupuesto para salud en el CDP. Otras situaciones de detención muy riesgosas y que también están presentes en el 73% de los CDP monitoreados son la falta de saneamiento del recinto, la acumulación de desechos y heces fecales y la falla en el suministro de agua potable.

Para reflejar la extorsión y abusos dentro del CDP a familiares y reclusos el 46% afirma que se cobra por el ingreso de alimentos y bebidas y un 21% por permitir visitas. 30 %de la población no recibe ninguna visita en su estadía por el retén, según los oficiales. Se conocieron 14 muertes (13%) por abusos de funcionarios. Aun cuando las torturas no aparecen como causa de muerte, si la aplican como sanciones frecuentes en 3 estados, Anzoátegui, Lara y Zulia.

Vivencias que dejan huellas

Angélica Lugo Investigadora de la Gran Caracas

Como parte de una organización de DDHH de la población reclusa en Venezuela, desde agosto de 2016, nos ha tocado ponernos en los zapatos del otro.  Escuchar testimonios de torturados, como por ejemplo el de un colombiano que ya va a cumplir más de 3 años preso en la División Anti extorción y Secuestro del CICPC de El Hatillo, que ha sido víctima de torturas, ha sido bastante duro. También escuchar los testimonios de las madres, de las esposas, de cómo hacen para llevarle los alimentos a diario a sus hijos o esposos. Recuerdo el testimonio de una mujer que relató cómo caminando la subida tan empinada que hay para llegar a la División antisecuestro del Hatillo perdió a su bebe, por el esfuerzo diario que hacía de trasladarse, de los alrededores de la redoma La India hasta El hatillo, con bolsas pesadas.

Han sido muchas las experiencias que me han impactado a lo largo de estos casi tres años y medio con UVL. Recuerdo, empezando el proyecto, la primera vez que visité el calabozo de Polimiranda ubicado en Ocumare del Tuy. Entré a un sótano que no tiene ventilación ni luz del día. Todo es muy oscuro. Lo único que hay a lo lejos de las tres celdas es un bombillo muy opaco, que simula un poco la luz del sol cuando esta atardeciendo de lo oscuro que se ve ese calabozo. Estando ahí haciéndoles las entrevistas a las personas, los privados de libertad nos veían como una tabla de salvación donde podían ser escuchados, nos pedían  la Cayapa, que es lo que más ansían y guao eso me impresionó mucho.  Recuerdo que automáticamente al salir del calabozo llegue a mi casa y estuve casi una semana con gripe. En ese lugar, mientras levantas información, pasas a ser una persona más, hacinada en  un sótano donde no hay ningún tipo de ventilación.  Te coloca frente a muchas infecciones, enfermedades respiratorias y gripe, ves de cerca  a personas contaminadas con tuberculosis y enfermedades en la piel.

En 2017 estaba cubriendo las protestas en Las Mercedes, en el Municipio Baruta, área metropolitana de Caracas y un muchacho se me acercó. Resulta que a ese muchacho lo había entrevistado justamente en ese calabozo policial. El ya estaba libre y le impresionaba verme afuera y lo recordaba. Evidentemente yo no lo ubiqué pero él si porque me imagino que  se les graba la cara  de las pocas personas que los van a visitar porque  muchos de ellos no son visitados ni por sus familiares. En Ocumare del Tuy,  están tan lejos de los lugares en donde viven que  tienen menos probabilidades de ser visitados.  Sabemos que no hay logística para visitas en estos espacios y es mucho más complicado recibir una visita en un sótano, donde hay un solo policía para cuidar más de 60 reclusos.

¿Qué henos logrado durante la implementación del proyecto?… darle voz a estar personas que necesitan ser escuchadas y esto se puede relacionar un poco con el periodismo. Todas estas personas te dicen: “muchas gracias te estoy muy agradecido porque me escuchaste, porque estas atendiendo mi caso. Y les digo: “no tienes porque darme las gracias, es mi trabajo y además lo disfruto”. Disfruto escuchar a las personas, que puedan de alguna manera descargarse, relatar las irregularidades que viven con  sus casos, desde el retardo procesal hasta los que están condenados y no han podido ser trasladados a una cárcel.

 Hemos logrado documentar todas las irregularidades, incluso iniciando el proyecto, desde 2016, hemos advertido en UVL  que los calabozos conocidos como la zona 7 que es la PNB de Boleíta es el calabozo que tienen más hacinamiento en el área metropolitana de Caracas y el que presenta más irregularidades. Desde ese entonces hemos ido documentando todas las irregularidades. En agosto de este año publicamos unas fotografías en las que se documentan presos desnutridos, hacinados, enfermedades en la piel, presos durmiendo parados o en sabanas que les llaman los aéreos.  Posteriormente a esas denuncias se le han venido sumando videos.

Hemos tenido acceso a videos donde la población reclusa castiga a los presos involucrados en abuso sexual. También documentamos, de manera oportuna el preso decapitado, que en principio se pensaba que era un abusador sexual. Desde UVL pudimos confirmar que ese preso no era abusador sino que era conocido como bruja porque le llevaba la comida a los reclusos, pero tomaron esa acción en contra de el por robarle el celular a un preso.

Ha sido bien satisfactorio conocer e interactuar con varios colegas de otras regiones que también refieren y reseñan situaciones a diario

Mario Guillén, investigador Nueva Esparta

Lo más significativo para mí ha sido conocer una realidad que me era totalmente ajena, cómo viven los privados de libertad en los calabozos. Ver a todas esas personas amuñuñadas es bastante triste y denigrante. A veces no tomamos en cuenta a las personas como tal, sino que juzgamos, señalamos,  sin saber  que hay detrás de todo ese mundo. Haber ayudado a abrir, en Nueva Esparta, una ventana a los familiares y a los privados de libertad me llena de satisfacción. En un primer momento  fueron muy celosos conmigo para contarme y denunciar situaciones por miedo a represalias en contra de sus familiares intra o extramuros- y poco a poco logramos tener ese contacto con  las personas,.  Ahora me escriben, me llaman y me cuentan cuál es la situación de los CDP y del penal de San Antonio.

Me ha sorprendido mucho como se desborda en esos recintos el amor de una madre a un hijo o el de una esposa hacia su pareja. El preso puede haber cometido cualquier error en la vida, desde robarse un alfiler hasta matar y aun así  están totalmente atentas. El rol de la mujer es importantísimo porque son ellas las que llevan la batuta en eso de seguir ayudando a sus familiares dentro de las cárceles. En cuanto se enteran de una situación irregular están ahí presentes, aunque tengan que recorrer varios kilómetros si vienen de la península de Macanao o tengan que tomar una lancha si vienen de Isla de coche. Hasta que no saben que sus familiares están bien no se van… el amor no cesa…  Esta experiencia me ha permitido conocer cuáles son sus derechos y ser más sensibles ante realidades que aunque puedan ser ajenas a la mía, no dejan de ser malas y no hay que quedarse callados ante injusticias, sino denunciar y alzar la voz porque hoy están ellos ahí pero mañana no sabemos si nos podría tocar a cualquiera de nosotros.

Jesymar Añez  Investigadora Monagas

La vivencia que he tenido me ha permitido sensibilizarme y  saber que por sobre todas las cosas los privados de libertad son seres humanos que tienen derechos humanos que hay que respetárselos… La experiencia me ha permitido convertirme en vocera y defensora de los DDHH de los hombres y mujeres que  han caído detenidos siendo culpables o inocentes.

Las experiencias más impactante que he tenido  fueron  el primer día que tuve que abordar a los familiares para la realización de la pauta del boletín que realizamos y cuando de la cárcel de Vista Hermosa trasladaron a Monagas, a la cárcel de la Pica, a un recluso que había comido ratas allá y falleció aquí . Gracias al contacto que nuestra compañera en Bolívar, Pableysa Ostos,  nos hizo pudimos mantener comunicación con sus familiares y cuando el recluso falleció me tocó darle la noticia a la familia, que no sabía ni siquiera cómo llegar a Monagas.

Elvis Rivas. Investigador Mérida

Nos  hemos dado cuenta de la condición  real que atraviesan los retenes policiales  en esta entidad andina. Vemos el sufrimiento, no solamente de quienes se encuentran privados de libertad sino de sus familiares, quienes por lo general a las puertas de los reclusorios padecen las precarias condiciones en las que se mantienen sus familiares presos. Cuando converso con algunas de estas personas, percibo la fuerte carga económica que representa la  manutención de los detenidos por cuenta de los familiares, tanto en los CDP como en el Centro penitenciario de la región andina Proveerlos de medicamentos y alimentos es fuerte para la mayoría.

A las puertas de los reclusorios las personas denuncian con timidez estas situaciones, debido al miedo a represalia tanto a los familiares que se encuentran detrás de las rejas como de  las personas que están pendientes de ellos a las puertas de estos reclusorios. La institución policial, a través de un departamento de atención al privado de libertad, asegura que velan por los DDHH de los detenidos, sin embargo cuando conversamos con los familiares de quienes se encuentran allí  vemos que es muy poco lo que realmente hacen los funcionarios para que las personas que se encuentran privadas de libertad tengan una vida digna dentro de estos calabozos y eso es bastante lamentable.

Durante el mes de agosto, con la puesta en práctica del Plan Pasos de Libertad,  fueron liberados 85 reclusos,  tanto del centro penitenciario de la región andina como de los reclusorios de la institución policial del estado Mérida. Me impactó que uno de estos reclusos liberados por las autoridades, una semana después  asesinó a su mamá en una localidad aledaña a la ciudad de Mérida, lo que  causó bastante indignación en la población. Esta persona, en un enfrentamiento, fue abatido por el FAES y fue una situación que me causo bastante impresión.

El aprendizaje es que existe gente detrás de las rejas que aun cuando están pagando una deuda con la sociedad también tienen derechos por lo debemos velar mientras se encuentren presos.  Para mi es bastante satisfactorio saber que estoy en esta entidad pendiente de esa situación y a la orden de cualquier persona que amerite de nuestra presencia para de una u otra forma hacérselo llegar a las autoridades y servir al menos de medio, de canal para que esta situación se pueda resolver .

Hacer todo este monitoreo que realizamos y que reportamos mensualmente y semestralmente ha permitido que las autoridades sepan  que estamos pendientes,  hace que los funcionarios, quizás en el caso de Mérida, traten de una u otra forma de aliviar la situación de los presos. Mérida es una entidad, quizás  menos violenta que otros estados donde constantemente se producen fugas, muertes dentro de los recintos policiales. Aquí poco ocurre eso, sin embargo sabemos que el hacinamiento es una de las mayores preocupaciones y causante de los padecimientos de los que están privados de libertad y aun cuando existe un plan de humanización de las cárceles y de estos reclusorios  por parte del ministerio de prisiones,  pues sabemos y vemos que no es suficiente para garantizar los DDHH de los privados de libertad.

Pableysa Ostos. Investigadora Bolívar

He tenido la oportunidad de conocer el viacrucis que vive los familiares de los privados de libertad en los distintos centros de coordinación policial que existen en el estado Bolívar, que son más de 20. De igual forma hemos podido conocer y documentar  la situación tan precaria en la que viven los detenidos, el problema del hacinamiento, el cobro de vacunas, la falta de alimentación… El caso más duro que nos ha tocado atender fue el de un preso de la cárcel de Vista hermosa que por hambre comió ratas. No tenía un familiar que le pudiera llevar alimentos hasta dicho centro penitenciario.

El problema del hambre no solo está presente en las cárceles sino que se ha agudizado en los centros de coordinación policial. El tema país, respecto a la precariedad del transporte, falta de efectivo, inflación y precariedad del empleo,  hace que a los familiares no le sea cómodo ni fácil poder llevar tres comidas diarias a los detenidos. El estado no  atiende las necesidades de estos privados de libertad, que están en los calabozos policiales. Así que evidentemente el trabajo que hacemos desde Una Ventana a la Libertad es atender este tipo de casos y enfatizar las denuncias y violaciones a de derechos humanos de las cuales son víctima estas personas.

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