
Familiares de Richard Marín Torres, el profesor de natación del colegio Emil Friedman que el 16 de enero fue condenado a 30 años de prisión por casos de abuso sexual infantil, denunciaron que el entrenador ha sido golpeado y torturado por custodios del Ministerio de Servicio Penitenciario que están destacados en el Centro Penitenciario Yare III, ubicado en el estado Miranda.
Angélica Lugo, UVL Gran Caracas
La primera semana del mes de febrero de este 2019 la esposa del profesor de natación, Eunice Vargas, denunció que su pareja estaba desaparecida, pues no había tenido comunicación con él.
«Después de tres días de angustias e incógnitas y, gracias a un oficio gestionado por sus abogados, logramos dar con su paradero. Como informé en su momento, Richard fue trasladado innecesariamente al tribunal para imponerlo de la sentencia, la cual se negó a firmar porque dijo ser inocente. Ese traslado fue innecesario, pero tenía una intención: no regresarlo a su sitio de reclusión», advirtió la esposa del deportista.
Eunice Vargas de Marín agregó que el sitio de reclusión señalado en la sentencia es Yare III, donde estuvo durante un año: «El pasado viernes en la tarde nos enteramos que lo habían llevado a Yare II, donde por ser nuevo lo tienen en situación de aislamiento (…) Nosotros solicitamos un juicio de segunda instancia, ya que es la oportunidad de demostrar la inocencia de Richard Marín, así como también las irregularidades del juicio. Es también la oportunidad de descubrir quiénes cometieron tan horrendo crimen. Un secreto que no quieren que sea descubierto».
Richard Marín Torres daba clases desde hace 22 años en el colegio Emil Friedman. El 30 de junio de 2016 fue apresado dentro del plantel educativo luego que los padres de una víctima de abuso sexual lo denunciaran en el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas.
Desde que al entrenador le dictaron privativa de libertad estuvo preso más de un año en la División de Investigación y Protección en Materia del Niño, Adolescente, Mujer y Familia del Cicpc que está ubicada en la sede central de la policía científica, en la Avenida Urdaneta, Caracas. Su lugar de reclusión fue una silla en la que estuvo esposado más de un año. Posteriormente y, antes de ser condenado a 30 años de prisión, fue trasladado al Centro Penitenciario Yare II.
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