
Por Jesymar Añez NavaMaturín
76 es el número de los detenidos en las protestas del 22 y 23 de enero en Maturín. Todos ellos fueron llevados a la sede de la Guardia Nacional (GN), donde no hay calabozos.
Una de las irregularidades que ha sido denunciada es que a los 40 privados de libertad del 23 de enero no les entregaron los enseres que les fueron enviados.
Familiares, dirigentes políticos y el Foro Penal han denunciado que se trata de los insumos recolectados en distintas iglesias de la capital de Monagas para los jóvenes. En lugar de entregar la caja, los guardias nacionales se quedaron con la ropa y los artículos de aseo personal.
De los 40 detenidos, nueve son mujeres. A todas ellas les bajó el período por igual y tampoco les entregaron las toallas sanitarias que pidieron a la defensa, que en este caso es ejercida por Cielo Karina Defendini, representante del capítulo Monagas del Foro Penal Venezolano.
La denuncia fue hecha, así como la de otras irregularidades que se cometieron en contra de los muchachos, como las agresiones físicas y sicológicas en el sitio de reclusión. Dentro de la GN fueron llamados «guarimberos», un calificativo por el que también se les llama en el centro Nelson Mandela, a donde fueron remitidos.
«Los muchachos han tenido que firmar un acta donde ellos reconocen que no han sido maltratados y lo hacen bajo coerción, por temor a que les hagan algo», denuncia Defendini, abogada de los jóvenes.
Los jóvenes no tuvieron acceso a un médico forense para que los examinara una vez estuvieron dentro. Las hembras fueron golpeadas por las funcionarias femeninas y los hombres por los masculinos.
Lo mismo ocurrió con los tres adolescentes detenidos durante las manifestaciones del 22 de enero, previo a la concentración convocada por el Frente Amplio.
Familiares de los detenidos denunciaron que mientras estuvieron en la GN durmieron bajo techo la primera noche, los demás días en una churuata. Lo hicieron sin que se les permitiera el acceso a los suéteres que sus seres queridos les llevaron junto a la cena. Los guardias de la entrada solo aceptaron los envases de comida, pero no la ropa.
Los jóvenes solo podían hacer una llamada al día, pero con un guardia de frente. Por ello no pudieron denunciar lo que les estaba ocurriendo dentro. Allí solo tenían acceso a ir una vez al día al baño.
En el Mandela
La situación dentro del centro Nelson Mandela es similar. El Mandela es un anexo del Centro Penitenciario de Oriente, también conocido como cárcel de La Pica, donde son recluidos los funcionarios públicos, policías y militares que han incurrido en algún delito.
Allí les raparon la cabeza estando desnudos. Los mojaron con una manguera y allí fueron obligados a gritar consignas a favor de Nicolás Maduro y, además, a reconocerlo como presidente de Venezuela.
Denuncias que recibió Una Ventana a la Libertad desde adentro del centro refieren que la violencia sicológica es aplicada por los mismos directivos de la cárcel, quienes usan un bate para amenazarlos con golpearlos en el caso de que se nieguen a cumplir con las órdenes.
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