
Mientras el acceso a los alimentos, a las medicinas, se dificulta en el país y en los centros de detención del estado Apure, todos los días en los recintos penitenciarios de la entidad llanera se reportan colas de madres que demuestran que a pesar de las dificultades, siempre existe la esperanza de seguir luchando por un mundo mejor
Equipo UVAL / Apure
Las madres de los privados de libertad recluidos en los centros de detención preventiva del estado Apure revelan a Una Ventana a la Libertad (UVAL) que sacrifican la alimentación, así como la educación de todos los integrantes del núcleo familiar, a fin de garantizar la estadía de los detenidos en los CDP durante la crisis económica y la pandemia del COVID-19.
Las féminas consultadas por el equipo de UVAL en el estado Apure aseguran que pese a los obstáculos enfrentados durante el tiempo de reclusión de sus hijos, el mejor regalo que pueden recibir durante el mes de las madres es la libertad plena para sus familiares.
Tal es el caso de Milagros Ledezma, madre de un recluso de 22 años, acusado de cómplice de un robo y quien ha permanecido durante los últimos cuatro años recluido en la Policía del estado Apure. Ledezma relata historia de vida ante UVAL, mientras llevaba en sus manos una bolsa de comida al recluso, así como también cuenta cómo ha transcurrido y cambiado su vida durante ese lapso de tiempo.
Recuerda con lágrimas en sus ojos que vive en una urbanización llamada Lorenzo Marchena, situada en la parroquia El Recreo del municipio San Fernando, desde donde asegura debe caminar durante cuatro días a la semana, aproximadamente 10 kilómetros, para poder llevar comida a su hijo en el referido centro de reclusión.
A consecuencia de esta realidad, confiesa que perdió la cuenta de los kilos rebajados durante cuatro años de tanto dolor. “Han sido muchos años fuertes, yo era gordísima y mira ya cómo estoy, he bajado como ocho kilos, porque debo venirme a pie desde allá donde yo vivo, cerca de la Unellez, un día sí y un día no”, recalca Ledezma
Deja al descubierto que es fuerte su actual situación porque manifiesta que durante todos los días, no solo debe velar por la alimentación sino también, por el estado de salud de su hijo. “Hace como dos semanas se enfermó y hasta el sol de hoy no he podido sacarlo hasta el médico, está muy decaído, presenta dolor de cabeza, en el cuerpo, porque el sufre de asma y gripe desde que está aquí”, dijo para UVAL.
Esta madre venezolana oriunda del estado Apure, considera que desde que hace cuatro años, tiempo de la detención de su hijo, no celebra el Día de las Madres con el mismo fervor, porque considera que su hijo ha sido todo para ella, pese a la actual dificultad.
“Nunca nada será igual, ni los días de las madres, ni los diciembres, porque madre es madre. Tengo a todos mis seis hijos y él es el único que me hace falta. Solo le pido a Dios por su bienestar”, agrega.
Agradece a su hijo mayor, residente de Elorza, municipio Rómulo Gallegos en estado Apure, la ayuda entregada a la familia para poder proveer de alimentos a su hijo detenido en los calabozos de Poliapure.
Considera como incuantificables, los gastos por la compra de la comida, las medicinas y el pago de los traslados. Sin embargo, mantiene viva la llama de la esperanza hasta tanto, su hijo salga en libertad plena.
“Mi esposo de vez en cuando trabaja de albañil, pero con la llegada del invierno, se ha paralizado el trabajo, esto es fuerte, no es fácil. Comemos de la misericordia de Dios, a veces tenemos, a veces no, hay que rebuscarse. Mi hijo detenido es la prioridad, debo traerle comida, por lo general lo hago cuando llega la bolsa del CLAP y recogemos dinero producto del trabajo de mis hijos, esposo, mi mamá y mi hermana”, señala.
Ledezma no desea que ninguna madre venezolana viva esta experiencia porque es difícil. Pero, confiesa que su actual situación ha sido llevadera por la gracia de Dios. “La situación económica ha incidido en la realidad de los privados de libertad, porque el trato no es igual como antes, las condiciones de permanencia en este recinto han cambiado”, apunta.
Alimentos no llegan a los CDP
Los expertos en el área penitenciaria que pidieron mantener en reserva sus nombres por temor a represalias nos comentaron que la crítica situación de la cual son víctimas los privados de libertad menores a 22 años, tiene que ver con el recorte del presupuesto por parte del Estado a la hora de dotar de comida y salud los CDP.
“Antes entraban a todos los centros penitenciarios llenos de gándolas. La figura del pranato es una realidad también en los CDP, son quienes administran y distribuyen los alimentos ingresados a los recintos carcelarios”, dijo.
Violencia aumenta en los CDP este año ante lucha de poder
La fuente anónima asegura que la violencia en los recintos carcelarios ha aumentado un 30%, a consecuencia de las carencias existentes en los CDP, los detenidos todos los días, luchan por un puesto dentro del pranato.
“Es la figura que les permite convertirse en los anillos de seguridad del pran (luceros) de cara a sobrevivir en este recinto y así recibir privilegios”, agrega un funcionario entrevistado.
A pesar de un contexto país adverso, todos los días, queda demostrado en los recintos penitenciarios del estado Apure que las madres de los reclusos hacen lo imposible para que a sus hijos, no les falte nada material, durante su permanencia en los centros de reclusión. Mientras tanto, los detenidos carecen del contacto físico con sus familiares y deben enfrentar de la mejor manera, la violencia instalada en estos CDP.
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