Lara: Privados de Polilara se declaran en huelga tras requisa que no tuvo resultados

Presos de la Comandancia General protestan por malos tratos de los funcionarios al hacer revisión

Una requisa sorpresa en la que no se logró incautar ni un cortaúñas en la Comandancia General de la Policía del estado Lara (Polilara) mejor conocida como La 30 hizo que los presos se amotinaran por supuestos malos tratos y 12 de ellos se declararan en huelga de sangre al cortarse en brazos y piernas. Esto ocurrió el jueves 20 de junio de 2019.

Según una fuente policial, el operativo en los tres pabellones de la Comandancia General inició pasadas las 7:30 de la mañana. La idea de la revisión era incautar cualquier objeto ilegal que tuvieran los presos.

Para la requisa, cuenta la fuente, se pidió el apoyo de todos los funcionarios policiales, incluyendo a los de la Dirección de Inteligencia, Estrategia y Prevención (DIEP-Polilara). Sin embargo, a pesar de los innumerables peines, los uniformados no encontraron lo que buscaban.

Al momento de la requisa, algunos de los funcionarios, supuestamente, trataron de forma tosca a varios de los más de 215 presos que están allí recluidos. Por estos malos tratos fue que los presos se amotinaron.

“Los policías los trataron muy mal, un grupo estábamos afuera de la comisaría y escuchábamos los gritos de ellos. Uno está afuera y se desespera mucho porque no sabe qué tan mal lo están pasando ellos”», expresó la familiar de uno de los presos.

Cuando ya estaba terminando la requisa, fue que, supuestamente, un grupo de 12 presos decidieron hacer una huelga de sangre y se cortaron en brazos y piernas. Cuando los uniformados supieron de esto se llevaron a la docena de presos esposados hasta la Emergencia del Hospital Central Antonio María Pineda después del mediodía.

Cerca de las 6:00 de la tarde y después de ser atendidos por médicos, todos los presos fueron dados de alta. Mientras ellos ingresaban a la patrulla tipo «perrera» para ser trasladados nuevamente a la 30, sus familiares se amontonaron alrededor del camión para asegurar que sus seres queridos estaban bien. «Gracias a Dios mi muchacho está bien», expresó una de las madres con los ojos aguados.

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