
Al menos 4 reclusos han fallecido en Lara luego de que se registrara la masacre en el penal de Guanare donde estaban originalmente recluidos
Sobrevivieron a una de las tres masacres carcelarias que ha dejado más presos muertos en la historia venezolana, pero no aguantaron el hambre y las enfermedades que reinan en los penales donde fueron llevados.
Así se podría resumir lo sucedido con cuatro privados de libertad que, según registro que contabiliza Una Ventana a la Libertad (UVL), fueron trasladados desde el Centro Penitenciario de Los Llanos (Cepella) en Guanare estado Portuguesa hasta los penales Fénix y David Viloria que se ubican en el norte de la ciudad de Barquisimeto estado Lara, a causa de la masacre que se registró en la cárcel llanera en mayo de 2020.
Hacia Lara trasladaron a más de 430 presos que estaban en Cepella en mayo de 2020 y días después de que llegaron, familiares de estos presos comenzaron a denunciar que ir hasta Barquisimeto para llevarles alimentación o visitarlos era una inversión de dinero que no podían cubrir debido que muchos de ellos eran de bajos recursos económicos.
Esta situación sembraba terror en muchos de los parientes de los presos llaneros pues conocen que la alimentación, las fallas de servicios públicos en las cárceles larenses y la pirrica atención médica inmediata en las cárceles de Barquisimeto ha dejado muchos privados fallecidos desde el año 2017 y en efecto, en agosto del año 2020 comenzaron las noticias negativas para estos trasladados. Sobre todo en la cárcel Fénix donde se han registrado todos los fallecidos llaneros.
Apenas tres meses de ocurrida la masacre, falleció en la Comunidad Penitenciaria Fénix Jorvin Humberto Pastrán Mendoza quien padecía tuberculosis. En esa oportunidad, este hombre de 33 años de edad se convertía en el primer recluso trasladado desde Guanare que fallecía en Lara.
En lo que va de 2021 las muertes de reos sobrevivientes a la masacre han aumentado. Hasta el 16 de septiembre se contabilizan tres; dos de ellos con diagnostico hospitalario de insuficiencia respiratoria y desnutrición mientras que el tercero falleció por un fuerte golpe en la cabeza pero también presentaba fallas en su peso corporal.
El primero de este año ocurrió el 10 de febrero. Fue identificado como Wilmer Antonio Ramírez, de 50 años de edad. Según reporte hospitalario estaba muy desnutrido, presentaba dificultades para respirar y sospechaban que tenía tuberculosis. La hora de muerte dentro del penal Fénix fue a las 9:30 de la mañana. El hombre estaba sentenciado a 12 años de pena por el tribunal de ejecución número 1 del estado Portuguesa por el delito de tráfico ilícito de sustancias estupefacientes y psicotrópicas en la modalidad de transporte. En físico dentro de ambos penales, el hombre había cumplido 9 años y 9 meses.
El segundo fue Jhon Freddy Molina Pino quien falleció el 21 de marzo. El hombre de 49 años murió, supuestamente, a causa de un fuerte golpe en la cabeza. Para esa oportunidad, los investigadores del Cicpc manejaban el caso como homicidio producto de una riña intracarcelaria y hasta el sol de hoy no se precisa qué originó el deceso de este preso que trasladaron desde Guanare.
Y el más reciente fue Jesús Manuel Vergara Rivas quien tenía 56 años y su muerte quedó registrada en la morgue del hospital central Antonio María Pineda con la fecha 11 de septiembre de 2021. Este hombre tenía dificultades para respirar además de fallas de peso. También llegó de Guanare en mayo de 2020.
Vergara Ruiz estaba penado por el delito de homicidio sentenciado el 11 de abril de 2014 por el tribunal segundo del estado Barinas.
Llegaban en busetas
A los tres meses de la masacre en Guanare, tanto a Fénix como a David Viloria arribaban los fines de semanas al menos dos busetas con familiares de presos llaneros para entregar paquetes de comida a los privados de libertad que estaban en las cárceles larenses.
Las mujeres se organizaban en Guanare o Acarigua y cuadraban toda una logística para poder atender a sus parientes privados de libertad. Pero las mujeres, en su mayoría, denunciaban en esa oportunidad que se les hacía cuesta arriba pagar transporte exclusivo para llegar a Lara y además llevarle alimentos.
Varias de ellas denunciaron a UVL en esa ocasión que las autoridades en Guanare les habían prometido un plan Cayapa para acelerar sus causas penales y las libertades pero no había ocurrido.
“Traerlos para acá les hace peor la condena porque aquí (Lara) están pasando hambre, muriendo de hambre y enfermedades que ha contraído a donde se los llevaron”, dijo la esposa de uno de los presos de Guanare cuando explicaba que la pandemia y cuarentena ordenada por el gobierno también complicaba su situación.
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