
En jornadas maratónicas que se realizaron en dos Días, la ministra Iris Valera otorgan beneficios
Equipo UVL Lara
Por el hombrillo de la avenida de Valles de Uribana se veían. En los casi 4 kilómetros de asfalto que comunican a los penales con la populosa zona de El Cují estaban tiradas franelas amarillas, azules y los monos del mismo color. Muchos en el piso; otros guindaban en arbustos o el monte; algunos bañados en agua por la lluvia de la madrugada y otros hechos barro por el transitar de los carros; e incluso a metros de los penales también había.

Decenas de uniformes que usan los presos del régimen carcelario abandonados a las afueras de las paredes del Centro Penitenciario David Viloria y la Comunidad Penitenciaria Fénix se transformaron en el símbolo de libertad que 312 hombres y 4 mujeres que lograron un beneficio entre el viernes 19 y sábado 20 de junio en los penales que se ubican al norte de Barquisimeto, estado Lara.
Tras una jornada maratónica que inició el viernes 19 en la mañana, más de 220 reclusos de Fénix recibieron el régimen de confianza tutelado, beneficio que está contemplado en el Código Orgánico Penitenciario y que se aplica a personas que hayan obtenido una condena por algún delito común cometido o estén esperando un juicio. La actividad se inició desde la mañana con la revisión de expedientes; siguió en la tarde-noche luego de que la ministra de Auntos Penitenciarios, Iris Varela, comenzará la entrega de los beneficios y se extendió hasta la medianoche cuando la gran mayoría de los hombres lograron salir del penal.
En el transcurso del sábado en la madrugada, los hombres comenzaron a alejarse del penal y con el caminar se iban quitando el uniforme y lo botaban en la vía. Simultaneo a esto, en David Viloria conocido como Uribana ocurría lo mismo, pero las libertades se hacían en menor cantidad. A las 11 de la mañana ya sumaban 316 libertades entre ambos penales, 244 en Fénix y 72 en Uribana.
Tras cruzar las rejas de seguridad y despedirse del Guardia Nacional que custodiaba el acceso principal de Fénix, el exreo Juan lucía desorientado. «¿Quién me presta un teléfono para llamar a mi tía?» preguntaba a un grupo de mujeres que hablaban con el director del penal Ender Ávila en un costado de la entrada.
Visiblemente nervioso, esperando a «su causa» (compañero de delito y celda) que llamaba por otro celular y con las ganas de alejarse lo más que podía del penal, se encontraba Juan segundos después de recibir su libertad. Vestido de amarillo dirigía su mirada para todos lados. «Yo soy de Chabasquén (estado Portuguesa) y no conozco mucho por aquí (Barquisimeto) . Quiero ir a Quíbor que allá está una tía, pero no sé cómo llegar» decía antes de hacer una llamada.
Cuando una familiar de preso lo auxilió con el celular, el hombre marcó los digitos con su pulso tembloroso. Intentó 3 veces, pero no fue posible la conexión. En ese instante, «su causa» le dijo que estaba listo. «Vamonos» le soltó y ambos dieron varios pasos por la vía hasta que una de las mujeres en el lugar les aconsejó: «pidan la cola a este transporte para que los saque de aquí» y en efecto, eso hicieron. Ambos se montaron en la parte de atrás de la pequeña camioneta y con su pulgar arriba y una sonrisa, se despidieron.
Juan tuvo 3 años y medio en Fénix; y año y 4 meses en Viloria. El hombre lucía muy flaco. Sus brazos y cuello evidenciaban lo que desde hace dos años denuncian desde los calabozos de ambas carceles: hay mucha hambre. «Su causa» tenía la misma estampa. Antes de partir, decía que quería ubicar una buseta para que lo llevara a casa de su familiar que se ubica en la capital del municipio Jiménez al sur de Lara.
Juan, así como los otros 300 liberados, deben apegarse a lo que indica el régimen de confianza que luego de ser otorgado, la persona se mantiene bajo vigilancia del Servicio Penitenciario hasta que el tribunal de su pena le acuerde la medida de libertad condicional correspondiente. Cabe acotar que este beneficio no implica la libertad plena del penado, pues es una manera distinta a la reclusión restrictiva del cumplimiento que resta de la pena. Para ello, deben presentarse periódicamente ante la sede de la antigua “cárcel de la 13”, ubicada en la carrera 13 entre calles 45 y 46 al oeste de Barquisimeto.
«Ustedes fueron beneficiados con esta formula que otorga el Gobierno» expresó la ministra a los reos minutos antes de salir de la cárcel la noche del viernes. «Espero no verlos nunca más pisando una cárcel» cerró.
Fuentes del Ministerio Penitenciario indicaron que con la visita de Varela, las autoridades de los penales se prometieron con los familiares de los privados de libertad a mejorar las condiciones de los reos que presentan enfermedades como tuberculosis o cuadros críticos de desnutrición.
Informantes aseguraron que a través de la gobernación de Lara recibieron una dotación de medicamentos y suplementos nutricionales.
Con esperanza
Al menos 15 mujeres y un hombre se acercaron desde bien temprano en la mañana del sábado a Fénix. Oriundos de Acarigua, Guanare (Portuguesa), Valles del Tuy (Miranda) y hasta de Táchira llegaron a Fénix con la esperanza de ver a su pariente recibir este beneficio.
«Yo tengo 20 días que llegué porque me dijeron que a mi hijo lo van a soltar, pero pasó el día y nada que lo sueltan» expresó con cierto desaliento una señora que estuvo a su muchacho preso en Santa Ana del Táchira y por un conflicto con un compañero de celda, recibió traslado desde hace un año a Lara.
Este grupo de personas estaban pidiendo a las autoridades consideraran el caso de sus parientes privados de libertad. En primera instancia lograron abordar a Liana Reyes quien es la Directora General de Atención Integral a la Familia de los Privados y Privadas de Libertad y luego abordaron a Ender Ávila, director de Fénix.
Reyes y Ávila le informaron a los familiares que el proceso de libertades que otorgaron es un paso juridico que vienen realizando en diferentes penales y que todavía están en revisión de muchos otros expedientes para seguir otorgando el régimen de confianza tutelado.
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