Por abusos en requisa matutina, los privados de libertad de Quíbor protestan cortándosebrazos y piernas.
UVL Lara
Un total de 13 privados de libertad realizaron una huelga de sangre en el Centro de Detención Preventiva Quíbordel municipio Jiménez de la Policía de Lara en forma de protesta contra los maltratos que reciben de los funcionarios pero también tras una requisa matutina que realizaron en los dos calabozos de la estación este 2 de septiembre de 2019.
Según informaron familiares de los presos, la revisión que emprendieron los funcionarios la hicieron dentro de los calabozos después de las 9:00 de la mañana y duró aproximadamente media hora. Durante ese tiempo, los policías golpearon e insultaron a los reos.
Como reacción a los malos tratos que supuestamente recibieron de los funcionarios, los privados se cortaron los pies y brazos poniendo así su vida en riesgo, algo que implicaría problemas judiciales a los policías durante sus funciones de custodia. Los policías al darse cuenta de la huelga de sangre, trasladaron a 13 de los presos hasta el Hospital de Quíbor, ubicado a dos cuadras de la comisaría. En esta estación se encuentran albergados 29 presos cuando el par de calabozos apenas tiene capacidad para 15 personas.
A las afueras del centro de salud, gran cantidad de familiares de presos tenían caras de angustia y preocupación por el estado de salud de ellos. La esposa de uno de los privados (acusado de robar una moto), reveló que él lleva tres años encerrado en la comisaría y que en todo ese tiempo, supuestamente, ha sido maltratado.
Mientras los familiares los esperaban, los 13 presos fueron atendidos por los médicos de guardia, quienes después del chequeo confirmaron que las heridas eran sólo superficiales. A los privados agarraron los puntos y fueron dados de alta en grupos de tres.
Caminando muy poco a poco y con la piel aún manchada de sangre, los presos salían caminando hasta la entrada y se montaban en la patrulla.
“Yo no quiero volver a esa comisaría, quiero ir a La 30 (Comandancia general de Polilara). Aquí nos pegan y pasamos mucha roncha”, decía a viva voz uno de los presos.
Familiares de estos reos señalaban que hay varios que ya tienen condena, pero no han sido trasladados a un penal, para cumplirlo. “A un compañero de mi hijo le dieron hace seis años una condena de siete años de cárcel. Prácticamente ha cumplido lo que tenía que pagar aquí en Quíbor”, dijo un familiar.
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