Falcón: La ausencia de los hijos es lo más duro para un presidiario

SUMARIO

En las cárceles y retenes de Venezuela está prohibida la entrada de niños y adolescentes. No obstante, en algunos recintos el Día del Padre se celebra hasta por varios días. En otros, no hay sol, ni comida, ni visitas

 

Su contextura no revela la delgadez propia de los presidiarios. Tampoco su estado de ánimo. Habla con fuerza y es capaz de sonreír. Hasta que le tocan el tema de los hijos. En ese momento hasta pueden humedecerse levemente sus ojos.

-Estaban los tres pequeños. Tenían 15, 11 y 2 años de edad cuando caíamos presos, mi esposa y yo, la noche del 12 de agosto de 2011 –revela Carlos Eduardo Colina Goitía en el patio de la Sala de Retención de la comandancia de Polifalcón ubicada en Coro, estado Falcón, al noroccidente de Venezuela.

Si se quiere es un privilegiado porque su causa fue asociada a la de cinco policías que, por razones de seguridad, están detenidos en una zona aparte del resto de los 401 presos que conviven hacinados en el mencionado centro de detención preventiva (CDP). Por esa razón, puede almacenar algunos alimentos y cocerlos en la cocina común. También puede vender algunas manualidades para ayudar a sus hijos.

Viene el Día del Padre y para él no habrá ninguna celebración ni regalos. Aunque sus dos hijos menores irán de visita, será como un fin de semana más.

-Cuando estuvimos en la Comunidad Penitenciaria de Coro tampoco lo celebré porque allí las visitas son los martes y jueves, no los domingos. De manera que no hubo festejo los dos primeros años. Allá estuvimos bien porque teníamos comida las tres veces, acceso a los talleres y cancha deportiva. Pero cuando empezó a llegar gente de otras partes nos cambiaron para acá por razones de seguridad –indicó Colina.

Junto a su esposa y madre de sus hijos, está procesado por los delitos de tráfico ilícito de sustancias estupefacientes y psicotrópicas, asociación para delinquir y resistencia a la autoridad. El suyo es el famoso caso de la narcoavioneta en la que fueron presuntamente incautados 1400 kilos de cocaína en el sector Cabo San Román, de la península de Paraguaná. Cinco policías, un GNB y otro civil están supuestamente implicados en el suceso por el que todos se declaran inocentes.

“Lo más duro de todo esto es no estar con los hijos. Ha sido demasiado fuerte porque los hijos son todo para uno. A mí me criaron mis padres así, siempre apegados a ellos, y eso es duro. El que más pregunta es Cesar Eduardo, porque es el más pequeño. Siempre que viene nos dice: “Papá, ¿cuándo es que nos vamos a la casa, cuando es que te van sacar de aquí?” Los tres eran menores cuando caímos presos. Esa noche salimos de la casa como a las 9. Me llamaron unos amigos preguntándome que si era verdad que se había caído una avioneta. Les dije que iba a preguntarle a la gente de la playa, pero nadie sabía. Le comenté a mi esposa que iba a averiguar qué estaba pasando y el hijo grande dijo que iba conmigo, entonces mi esposa dijo que ella iba y que él se quedara. El chiquito, que siempre andaba conmigo en la moto, salió corriendo diciendo que él venía y lo montamos. Incluso estaba sin ropa interior, con apenas una franelita, porque ya estábamos acostados. Entonces, nos fuimos los tres en la moto. Pasamos por el puesto de vigilancia de unas máquinas con las que estaban reparando la vía y preguntamos al vigilante si sabía algo y dijo que había pasado una patrulla y una ambulancia. Entonces, seguimos y seguimos. Estábamos a punto de devolvernos cuando a los lejos vimos unas luces y en lo que llegamos nos interceptaron por todos lados con armas, nos bajaron de la moto, a mi esposa y al niño lo pasaron a otro lado y a mí me esposaron en el suelo. Estábamos como a tres kilómetros donde estaba la avioneta. Nos llevaron para allá y había unos muertos, llegó un helicóptero, trajeron unos testigos y luego llegó un hombre en flux que nos miró y dijo: “Llévenselos”. Después condujeron a mi esposa a la casa a llevar al niño que, por cierto, no figura en el acta policial y eso es importante porque es la prueba de nuestra inocencia. ¿En qué cabeza cabe que una persona que trabaje en algo tan delicado como la droga va a cargar con su hijo menor?, es prueba de que somos inocentes”, aseveró.

Para Carlos Colina los más duro de la prisión a la que ha sido condenado siendo inocente, ha sido estar sin sus tres hijos

En octubre de 2013 fueron condenados a 17 años de cárcel, pero en 2014 la Corte de Apelaciones anuló la sentencia y tienen cuatro años esperando juicio. “No ha avanzado porque los 40 actuantes, funcionarios del CICPC de Caracas, no vienen: unos están muertos, otros presos por droga, otros se han ido del país. De manera que estamos a la espera –señaló.

Aseguró que lo más triste de todo fue en diciembre de 2011 que fue la primera Navidad y Año Nuevo sin los hijos.

“Para ellos ha sido muy duro estar sin nosotros, han estado en cuatro casas con dos hermanas mías, una hermana de mi esposa y la abuela que vive en Coro. Ahora Carlos José, el mayor, tiene 22 años, se graduó de bachiller con mucho sacrificio e iba a empezar la universidad, pero por la situación decidió irse a Colombia. Luis Gerardo, el segundo, tiene 18, se graduó de bachiller, pero no ha podido continuar porque su cédula (sacada en una jornada de calle), no aparece en el sistema y no ha habido nadie que nos ayude. Por último está el pequeño, Cesar Eduardo, que ya tiene 10 años”, explicó Colina.

Los días transcurren tranquilos para los esposos Colina. Por su buena conducta y actitud de servicio, gozan de la confianza de los directivos del CDP, pero “encierro es encierro y es duro estar aquí sin la familia, sin los hijos. La familia le da la espalda a uno, ninguno viene, no tenemos a nadie que mueva el juicio”, indicó. Debido a la consideración de la cual gozan, sus hijos pueden visitarlos los fines de semana. Durante la semana se mantienen comunicados a través del teléfono.

Sin celebración (INTER)

Desde 2015, la ministra de Asuntos Penitenciarios, Iris Varela, prohibió la visita de niños y adolescentes a los recintos carcelarios.

“Desde el servicio penitenciario no estamos de acuerdo con que los niños entren a una prisión. Los niños no pueden entrar a una prisión ni de visita, porque eso no es un buen ejemplo para nadie, pero para poder preservar el lazo afectivo y el contacto necesario que a todo privado de libertad le corresponde y que es un derecho también de sus hijos pequeños, que no tienen la culpa de que sus padres se hayan metido en un problema, pero que si también el Estado le garantiza el derecho a compartir y para eso creamos estos espacios”, expresó la ministra en enero del mencionado año durante la reinauguración de una casa de encuentro familiar en la cárcel de El Rodeo I, en el estado Miranda.

http://www.panorama.com.ve/movil/Ministra-Iris-Varela-Ninos-no-pueden-entrar-a-la-carcel-ni-de-visita-20150127-0044.html

Sin embargo, en Venezuela son pocos los recintos carcelarios que gozan de espacios adecuados para la visita de niños y adolescentes a sus padres. Mucho menos los CDP donde los presos no cuentan ni siquiera con baños, ni patios donde salir a tomar el sol. Por esta razón, sólo se permite el ingreso un rato los días de la Madre y el Padre, Navidad y Año Nuevo.

Un joven expresidiario que pidió la reserva de su nombre, reveló que en el país las visitas de niños y adolescentes a las cárceles varían dependiendo del lugar.

“No tengo hijos, pero durante cinco años y dos meses viví encarcelado entre el demolido Internado Judicial de Falcón, la Comunidad Penitenciaria de Coro, Puente Ayala y Yare, de manera que allí vi las distintas formas de visitas. En los penales de régimen abierto dominan los pranes y el Día del Padre hacen tremendas fiestas con inflables y grupos musicales. Esa celebración se puede prolongar hasta el lunes o martes y los niños duermen con sus padres presos. En los penales de régimen cerrado y los CDP no dejan entrar a los niños”, aseguró.

Hasta la segunda semana de junio, en los nueve CDP de Falcón no se tenía previsto celebrar el Día del Padre. Según fuentes extraoficiales, en estos recintos permanecen cerca de un mil privados de libertad, de los cuales casi 300 ya tienen condena y boleta de traslado a la Comunidad Penitenciaria, lo cual viola sus derechos humanos.

Eva Riera, Equipo UVL

Fotos Cortesía

En el CDP de la comandancia general de Polifalcón no está prevista ninguna celebración por el Día del Padre, pero es probable que dejen que niños y adolescentes ingresen un rato a visitar a su progenitor

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