Equipo UVL Zulia
El código de silencio se cumplió a cabalidad en los calabozos del Eje de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones, Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), en Altos del Sol Amada, en Maracaibo. Ninguno de los privados de libertad declaró a favor o en contra de algún compañero tras el asesinato, el 10 de mayo de 2020, de Jhon Alejandro Berrueta Heras, de 19 años, en la celda de ese cuerpo de seguridad.
Los familiares de los detenidos informaron que a Berrueta lo estrangularon. Algunos incluso insinuaron una violación. Unas 48 horas después, el 12 de mayo de 2020, los 96 compañeros de celda estaban en el Palacio de Justicia. La audiencia de presentación consumió la jornada de trabajo, los fiscales no escucharon la versión de todos los imputados. El tribunal decidió, tras escuchar las declaraciones de al menos 30 detenidos, que los imputarían a todos por el delito de homicidio calificado con alevosía en grado de responsabilidad correspectiva, tipificado en el numeral 1, artículo 406 del Código Orgánico Procesal Penal.
Los motivos del homicidio se desconocen. Para unos funcionarios fue un asunto entre privados, mientras que otros presumen que se trataba “de un encargo de la calle”. Berrueta era uno de los pocos sobrevivientes de la fuga del Eje de Homicidios en Cabimas, con él se escaparon, el 5 de abril de 2020, otros 19 privados de libertad. Un funcionario comento, sin precisar fecha ni lugar, que lo recapturaron en Maracaibo y días después lo asesinaron sus compañeros.
Pese a la larga lista de imputados, son los reclusos más cercanos sobre quienes recae las principales sospechas del homicidio. “Berrueta estaba encerrado con otros ocho reclusos más en el área del baño. Ahí no hay cámaras”, comentó un detective.
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