
Ana se levantó como todos los días. Eran las seis de la mañana cuando montó el café y preparaba el desayuno. Pensaba en lo que tenía que hacer por el día y debía apurarse para llevarle la comida a su hijo detenido en el Centro de Detención Preventiva (CDP) de La Asunción en el estado Nueva Esparta.
La noche anterior había puesto a descongelar unas sardinas para freír y resolver el almuerzo de ella y de su chamo. Mientras picaba unos aliños, su teléfono celular repicó, era la esposa de un compañero de celda de su hijo.
En primera instancia no se preocupó, pensó que era para apoyarla con la comida porque había tenido algún contratiempo. Su sorpresa fue cuando le notificó que su hijo era parte de una fuga que se había perpetrado en horas de la madrugada en la base policial.
El miedo recorrió su cuerpo. Una fuga nunca es buena noticia. Comenzó a llorar por el temor de que su hijo fuera asesinado por policías durante los procedimientos de recaptura.
De inmediato se vistió y salió hasta la base policial. Salió a la parada y tardó unos minutos en tomar un autobús. Un recorrido de unos 10 minutos, se tornó en una eternidad.
Al llegar, un grupo de familiares bordeaba el CDP que estaba acordonado por efectivos policiales. Intentó comunicarse con los policías para saber si ya tenían noticias de alguno, pero fueron herméticos.
Los familiares de los otros detenidos le comentaron que con un chopo habían sometido a uno de los celadores, quien terminó abriendo la reja de acceso.
Pero un dato que no manejaba aumentó su pánico. Es que durante la fuga un reo fue asesinado por sus compañeros y en ese momento no habían sido identificados.
Aunque trató de calmarse, los nervios la atacaron y en medio del llanto exigió a los funcionarios aclarar quiénes eran los presos fallecidos. Luego de varios minutos un efectivo de la policía regional de Nueva Esparta se acercó a los familiares y les dijo el nombre. No era su hijo.
Aunque se alivió, no pudo evitar sentir pena por la madre del muchacho que había muerto.
Ya casi era el mediodía y todavía no tenía noticias de su hijo o de algún recapturado. Los familiares decidieron retirarse. Los oficiales policiales aseguraron que avisarían si tenían noticias.
Ana volvió a su casa muy preocupada y rogándole a Dios que no le pasara nada a su chamo. A las tres de la tarde recibió una llamada de un número desconocido. Al atender escuchó “mamá soy yo, Richard”.
Era su hijo quien le explicó lo que había pasado. Él no quería fugarse, pero los pranes ya lo habían decidido por él. Tuvo que hacerlo, ya que si no escapaba junto al grupo no saldría con vida del CDP. Los presos fallecidos durante la fuga se negaron a escaparse y aun cuando los líderes se mostraron comprensivos, antes de evadirse los mataron.
Su hijo le comentó que estaba “enconchado” en la casa de un amigo a unas cuadras del CDP y quedaron en verse después de las seis de la tarde.
Muy nerviosa salió al encuentro con su hijo, al verlo sintió una gran felicidad, lo abrazó y besó. Ambos lloraron abrazados por un rato. Comentó que fue una sensación agridulce, ya que estaba junto a su hijo fuera del CDP por primera vez en un año, pero a la vez en una situación delicada.
Acordaron que debía volver al CDP lo antes posible para evitar que sumaran cargos en su expediente y que la recaptura no lo favoreciera. Además, ponía en riesgo a su amigo que le había permitido esconderse en su casa. Decidieron ir la mañana siguiente a la sede del Ministerio Público en la avenida 4 de Mayo de Porlamar para entregarse. Afortunadamente todo salió como lo habían planificado.
Aunque han pasado varios años y que su hijo ya está en libertad, para Ana esta ha sido la experiencia más aterradora que vivió mientras su hijo estuvo preso en el CDP de La Asunción.
Las condiciones de los CDP son motivo de fuga
El director de Seguridad Ciudadana de Nueva Esparta, Anthony Frontado aseguró que las fugas en el estado Nueva Esparta se dan porque los CDP no tienen las condiciones para el resguardo de las personas detenidas.
En estos espacios no hay paridad entre las personas detenidas y la cantidad de privados de libertad.

“Cuando tienes a un hombre con una guardia de 24×48 horas la capacidad de respuesta no es buena. El hombre se desgasta física y mentalmente. A veces se quedan dormidos y están cuidando a 150 presos. Hay veces que desarman y amarran al funcionario policial y se dan a la fuga”.
Acotó que las últimas evasiones se han dado en el retén de menores de Los Cocos, en este lugar no puede haber funcionarios policiales, sino custodios que en la mayoría de los casos no están preparados.
Además, no hay un patrullaje constante en el perímetro del retén, por lo que al fugarse es difícil darse cuenta al momento.
Frontado comentó que la infraestructura de todos los CDP de Nueva Esparta es deficiente, porque las bases policiales no fueron creadas para tener presos por más de 48 horas.
El director de Seguridad Ciudadana de Nueva Esparta agregó que las fugas también se presentan por corrupción entre los funcionarios quienes reciben un pago para que la evasión se consolide. Añadió que casi siempre son los líderes o pranes quienes negocian con los funcionarios los pagos.
Asimismo, dijo que los presos huyen a través de boquetes en las paredes o desprendiendo los barrotes. Agregó que las paredes de los CDP deben tener unas láminas de acero intermedias y rejas bien instaladas. Cabe destacar, que la improvisación en la creación de esos centros ha hecho estas infraestructuras bastante endebles.
“Los CDP no fueron hechos para tener tantos presos y por tanto tiempo. Llega un momento en que deben abrir espacios de ventilación. A veces esas rejas se ponen rápido y no están bien aseguradas. Los boquetes lo abren con lo que tengan a la mano hasta con un tenedor le van dando a la pared”.
A juicio de Anthony Frontado la mayoría de las personas recapturadas son aquellos con delitos menores y sin capacidad económica.
“Cuando son personas pesadas en el ámbito delictivo casi nunca se logra la captura de los mismos. Hay muchos presos que se fugan obligados por los delincuentes pesados. Hay familiares que colaboran con la entrega de los fugados y los llevan hasta el Ministerio Público”.
Frontado agregó que la mayoría de los recapturados son localizados por informaciones aportadas por la familia y personas de la comunidad.
“Los medios de comunicación juegan un papel importante. En cuanto sale la información de la fuga y se publican las fotos de los evadidos, las personas de la comunidad alertan si vieron a alguien. Esas llamadas siempre son anónimas”.
Aseguró que las pocas personas que no son recapturadas en la isla de Margarita suelen salir de la entidad en botes hasta tierra firme, pero no usan ferris o aviones para hacerlo.
El hambre también provoca evasiones
El comisionado Luis Prado, director de la Policía Municipal de Maneiro, afirmó que la alimentación es un factor fundamental para las fugas de los Centros de Detención Preventiva.
Relató que buena parte de los detenidos en la región insular no son oriundos de Nueva Esparta y no tienen familiares quienes les lleven comida. Ante esto, llega un momento que la única forma que ven de ganarle al hambre es huyendo.
Prado reseñó que la Policía de Maneiro ha trabajado para apoyar a los presos con alimentos en la medida de sus posibilidades y esto ha hecho que no se hayan dado fugas en este CDP.
Además, agregó que otro factor que ha minimizado las fugas en la región es la implementación de la Revolución Judicial que ha bajado el hacinamiento en las bases policiales.
Las autoridades aseguraron que las fugas seguirán existiendo en Nueva Esparta y en cualquier parte de Venezuela, mientras las condiciones de los privados de libertad no sean mejoradas y lleven un proceso que los conduzca a pagar sus penas en centros de reclusión con las condiciones adecuadas.
Dejar una contestacion