Es más el gasto que el ingreso de familiares de privados de libertad en la ciudad de Puerto Ayacucho

Equipo UVL Amazonas

En cualquier estado de Venezuela, tener algún familiar privado de libertad representa una situación difícil tanto para el detenido como para sus familiares. En momentos de crisis económica, más la cuarentena debido al Covid-19, la situación se agudiza aún más. En el estado Amazonas, específicamente en la ciudad de Puerto Ayacucho, familiares tienen que lidiar con situaciones como: retardo procesal, aumento de los alimentos y del transporte público, escases de combustible, poco contacto con el familiar detenido, son algunas de las adversidades que presentan, además de los pocos recursos económicos.

Puerto Ayacucho no cuenta con una cárcel, hasta hace unos años funcionó el Centro de Detención Judicial Amazonas, lugar que fue clausurado por el Ministerio de Servicios Penitenciaros, luego de la “masacre” donde fueron asesinados 37 reclusos, el cierre del CEDJA trajo como consecuencia que los detenidos tengan otro sitio de reclusión, la sede del CICPC, Policía Municipal, Comando Zona de la Guardia Nacional Bolivariana y algunos destacamentos pertenecientes a ese cuerpo militar, además la sede de la Policía del estado Amazonas.

El ingreso del 70% de los amazonenses depende de un salario en la administración pública o de ser comerciantes informales. La mayoría de los familiares de los detenidos tienen un ingreso mensual de tres salarios mínimos, que deben distribuir en gasto del hogar y gastos del familiar que se encuentra privado de libertad.

La señora Iris Pérez quien tiene un hijo detenido en la sede de la policía estadal declaró “soy docente, cobro 600.000 mil bolívares mensuales, semanal debo gastar más de 500.000 mil bolívares para llevarle la comida a mi hijo, sin contar las colaboraciones que algunas veces debo hacer”, al gasto de la comida hay que sumarle que gasta en transporte público 20.000 mil bolívares diarios en efectivo si se traslada en autobús, en taxi o moto taxi el gasto es mayor, en su caso ella recibe ayuda de un familiar que se encuentra fuera del país.

Otras familias han optado por llevarle a los detenidos alimentos no perecederos, para que ellos preparen en el lugar, debido a la dificultad de trasladarse todos los días al centro de reclusión, los alimentos son de los que entregan en las bolsas o cajas del CLAP, Yoselkys Morillo, hermana de dos detenidos mencionó “entre varios familiares que reciben bolsas de comida, cada quien aporta 1 o 2 productos y se arregla una bolsa que llevamos a la policía”, también cuando tienen efectivo compran pescado fresco para que sus familiares consuman proteínas, optaron llevarles una bolsa de comida porque en varias oportunidades tenían que ir y regresar caminando en un trayecto de 4 kilómetros desde su hogar hasta la sede de la policía. En promedio un familiar puede invertir 3 y hasta 4 horas diarias para llevarle comida a un detenido.

La Gobernación del Estado Amazonas hace una entrega mensual de comida, que de acuerdo a la información suministrada por un funcionario, solo alcanza para la comida de tres días y hay reclusos a quienes sus familiares no les llevan alimentación, a veces los sacan de las celdas para que tumben mango en los árboles que están dentro de las instalaciones del centro policial. Solo la policía estadal recibe alimentos, el resto de los centros de detención preventivos no tienen partida o presupuesto para la alimentación de los detenidos. Algunas Iglesias Evangélicas, el Vicariato apostólico de Puerto Ayacucho y Cáritas Venezuela antes de la cuarentena visitaban estos centros y donaban alimentos y medicinas para los reclusos, estas actividades se han visto suspendidas por el estado de alarma nacional originado por el coronavirus.

La comida y el agua potable en bolsas plásticas

Familiares de detenidos en el CICPC viven angustiados porque no saben si realmente los detenidos reciben los alimentos que llevan a diario, la esposa de una persona que se encuentra privada de libertad asiste diariamente a la subdelegación “todas las comidas tienen que estar en bolsas plásticas, le traemos dos comidas diarias, eso puede ser su almuerzo o cena” explicó, de esas dos comidas, una es una “arepa con algo”,     aseguró que una de las mayores dificultades es el transporte público, por la cuarentena a cierta hora ya los transportistas no trasladan pasajeros desde las zonas periféricas hasta el centro de la ciudad, a eso le suman que el ingreso familiar es poco, se las ingenian para que a su familiar no le falte la alimentación.

En el menú de las familias amazonenses no puede faltar el pescado, es más económico y algunos optan por ir a pescar, el padre de un detenido quien no tiene recursos económicos, camina desde su casa a un sector por donde pasa el río Orinoco,  lo que pesca es para alimentar a su familia y a un hijo que se encuentra detenido, invierte muchas horas caminando entre la faena de la pesca y el ir al centro de detención.

En promedio una familia debe invertir mínimo 1.000.000 de bolívares para preparar la comida de una semana, arroz con pollo y una arepa con queso diaria. Muchos no lo pueden hacer, por eso casi todos los privados de libertad se encuentran por debajo de su peso, imagínate aquellos a quienes nadie les lleva ni un pan. Ningún asalariado puede cubrir esos gastos. Sin contar el gasto que hacen en el transporte público, la crisis económica se agudiza aún más, y los ingresos merman ante el alto costo de la canasta básica

 Existe algo curioso en Puerto Ayacucho, a muchas familias les da pena hablar sobre algún familiar que se encuentre privado de libertad, llevan el calvario solos, con los abogados y con quienes de alguna manera son cercanos al sistema. A eso hay que sumarle el miedo, miedo a que su familiar sufra algún tipo de represalias de parte de los funcionarios que los custodia.

Imágen Cortesía. Foto Referencial

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