En los CDP de Nueva Esparta el VIH es silenciado e ignorado

El VIH pasa desapercibido en los Centros de Detención Preventiva (CDP) de Nueva Esparta. Es que al momento de ingresar a los calabozos, no existe ningún tipo de protocolo para conocer el estado serológico de los privados de libertad y tampoco para su terapia médica.
Aunque una persona con VIH puede vivir sin problemas con el tratamiento indicado, son muchas las complicaciones si no son tratados. En muchas oportunidades los síntomas de esta enfermedad son asociados con otras patologías como la tuberculosis o la desnutrición, las cuales son comunes entre los privados de libertad.
Una Ventana a la Libertad (UVL) monitorea 20 CDP en Nueva Esparta, de los cuales 13 son civiles y 7 militares. Tienen una capacidad de albergue de 452 presos y en la actualidad hay 902 privados de libertad, con un hacinamiento de 199.55 %. El sexo masculino predomina en los centros de detención de la entidad insular donde hasta enero de 2022 se contabilizan 868 hombres y 27 mujeres.

Se conoce que en los CDP de Nueva Esparta hay varios casos de VIH detectados, pero son pocas las bases policiales donde se han realizado pruebas a los detenidos. Esto demuestra que el número real de privados de libertad con el virus sigue siendo desconocido.
Sin el diagnóstico oportuno los presos portadores del virus pueden complicarse y en algunos casos morir. Según explicaron algunos funcionarios policiales el virus no es detectado comúnmente, pero casi siempre que se hace es por el deterioro del preso.
En los CDP de Nueva Esparta, zona insular en el nororiente de Venezuela, no toman en cuenta las enfermedades de las personas que caen detenidas, ni tampoco se preocupan por saberlo. Estos funcionan como depósitos humanos donde solo en casos de emergencia se les da atención médica.
El director de la Policía Municipal de Maneiro (Polimaneiro), Luis Prado aseguró que en la base que dirige no existe, ni en ninguna otra, políticas para conocer si un preso tiene VIH y tampoco para que sigan el tratamiento.

Aunque en el CDP de Polimaneiro no han registrado casos de VIH aseguran que de haberlo, se buscaría que la persona cumpla con su tratamiento y se le darían un trato respetuoso como a cualquier otro.
Afirma que en los calabozos policiales deberían existir protocolos para saber el estado de salud de los reos, ya se trate de VIH, tuberculosis, diabetes o hipertensión.
A su juicio, esto permitirá que el privado de libertad tenga una mejor atención de salud y se eviten crisis o emergencias más adelante, por desconocimiento de los funcionarios y hasta del mismo detenido.
Lorimar Rojas, familiar de un preso del CDP de Polimariño, aseguró que hay muchas cosas que le preocupan de que su esposo esté detenido, pero jamás había pensado en el VIH.
“Siempre pienso que puede enfermarse de tuberculosis o enfermedades de la piel. Jamás de VIH. Creo que a veces nos pasamos de confiados y no le damos la importancia que amerita esta enfermedad”.
Rojas relató que la única vez que se hizo una prueba de VIH fue cuando fue a dar a luz a su hija y porque el hospital se la pedía. “Yo creo que mi esposo nunca se ha hecho esa prueba. Ya tiene dos años preso y pues mucho menos. La próxima vez que lo visite le preguntaré”, dijo.
Ella considera que todos los privados de libertad deben contar con un protocolo de salud al momento de ser detenidos en una cárcel o CDP.
“Sería excelente que cuando entran a la cárcel se le hagan todos los exámenes pertinentes y los evalúe un médico. El tema es que estas bases no tienen médicos y menos un enlace con un hospital o CDI para hacer las pruebas. Hay muchas cosas que deben ser, pero no son, ni esperanzas que serán”, puntualizó Rojas.
Un privado de libertad del CDP de Ciudad Cartón, que prefirió no identificarse, relató que el VIH es una enfermedad que pocos presos estarían dispuestos a comentar.
“Eso es una enfermedad que se liga a los homosexuales, a los manchados. Decir que tienes eso sería una sentencia, capaz no te matan por eso, pero te harían la vida más difícil. Yo nunca he escuchado que alguien tenga VIH en el calabozo, pero sí otras enfermedades como la tuberculosis”, dijo.
A juicio de este reo existe mucha desinformación sobre el virus por parte de la población de presos.
“Nunca nos dan información de nada. Sería bueno que nos den charlas sobre cómo cuidarnos del VIH, se que con el condón. No tengo muchos datos más”, agregó el reclusó.

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