En altos mirandinos familiares deben caminar kilómetros para llevar comidas a los CDP

** La suspensión de las visitas es la medida que tomaron los cuerpos de seguridad para evitar la propagación del coronavirus en estos centros lo que ha sido una traba más que deben enfrentar los familiares de los detenidos en los CDP de Polimiranda, policías municipales y GN en la subregión mirandina

Pola Del Giudice. UVL Miranda

Mayela, se despierta todos los días a las 3 am.  Comienza a ordenar  la cocina para prepararle el desayuno y el almuerzo.  a su hijo, quien lleva detenido cuatro meses en los calabozos de la Policía del estado Miranda en Los Teques, capital del estado. Mayela prefiere hacerlo así que llevarle comida para cocinar en los calabozos. Sabe que no alcanzará para todos los que comen.

En esa sede policial hay alrededor de 138 detenidos. El espacio está acondicionado para menos de 80 personas. Los detenidos de este calabozo policial, al igual que los del resto del país, no cuentan con servicio de comedor por lo que son los familiares quienes diariamente deben planificarse para llevarles alimentos.

La suspensión de las visitas es la medida que tomaron policías municipales, Policía Nacional Bolivariana, Guardia Nacional y del Cuerpo de Investigaciones Penales y Criminalísticas (Cicpc), desde el 13 de marzo, para evitar la propagación del coronavirus en estos centros.

Desde ese instante para Mayela ha sido “cuesta arriba” llegar a diario hasta el comando policial, desde su casa ubicada en la barriada altomirandina de Guaremal, en el kilómetro 28 de la carretera Panamericana.  “Debo caminar desde la casa hasta Los Lagos y es casi un kilómetro o un poco más, tan solo para estar en Los Teques y ver si consigo un autobús que me deje más cerca de la sede de Polimiranda”, relató.

En el municipio Guaicaipuro, donde se asienta la capital del estado Miranda, la alcaldía ordenó una restricción vehicular, dentro de la ciudad de Los Teques, que se aplica por igual a los transportistas durante los siete días de la cuarentena e impide que ingresen al centro de la ciudad y en consecuencia hasta la avenida Bicentenario donde está ubicada la comandancia Generalde la policía regional.

“Desde hace una semana los días que han sido de flexibilización ha sido más cómodo llegar al comando, pero cuando es cuarentena debo caminar de nuevo porque no hay autobuses, dijo.

Sin embargo, para Mayela no es sacrificio, su hijo mayor está ahí en la sede policial, detenido por una presunta estafa.  “Ni siquiera lo han procesado a un juicio, estamos a la deriva y yo no puedo abandonar a mi muchacho”, refirió la mujer de unos 60 años de edad, maestra jubilada de una escuela pública.

Mayela sale de su casa antes de las 10 am, lleva con ella las viandas de las tres comidas del día y una garrafa de agua potable de cinco litros que debe hervir en su casa cada mañana para llevarle a su hijo.  “A mi casa no llega el agua desde hace meses, solo esperamos cisternas o la ayuda de algún vecino que nos lleve a buscar en un manantial cercano, por lo que para llevarle al comando debo hervirla a diario”, detalló al explicar que todas las trabas de servicios públicos, también, van en contra a su rutina diaria.

Para ella, elegir que llevar de comida a diario es también una preocupación. “La comida cada día está más cara y no rinde, por lo que los granos y la pasta con carne molida es el menú más rendidor”,  dijo a UVL. “ Ya mi muchacho debe estar cansado de lo mismo”, dijo con desgano y resignada a seguir con el calvario de ir a diario al centro policial.  A su hijo no le han realizado la segunda audiencia preliminar, aun cuando ya cumplió 120 días detenidos. 

Mayela debe salir a las 11 de la mañana de su casa, y apurar el paso para estar  antes de las 12:30 pm en la sede de la comandancia general, de lo contrario los funcionarios policiales no le reciben la comida . “Ya me duele la espalda y las piernas de tanto caminar cada día, porque esto es de domingo a domingo. No hay descanso ni calma cuando tu hijo está tras las rejas y sabes que la justicia está lejos”, dijo.

Desde La Guaira a Los Teques

Para la familia de Johan Álvarez el calvario de tenerlo detenido desde hace más de un año en los calabozos de la policía regional no es distinto a la de cientos de familiares que a diario deben ir a este centro de detención.  

Residenciados en La Guardia, debían trasladarse a diario al centro de detención a llevarles comida agua y mudas de ropa. “Ahora nos toca ir una vez por semana o cada 15 días”, dijo su hermana Patricia, residente de Naiguatá.

Relató que no solo son las alcabalas que no permiten pasar por la autopista o llegar a Caracas para tomar el metro, donde también exigen salvoconducto, es el alto costo de las unidades de transporte. “Para llegar a Los Teques de gasta 400.000 Bolívares diarios. ¡Es imposible!”, destacó

Los altos costos de pasaje y alimentos han mermado la atención que pueden brindar los familiares a los privados de libertad en los CDP a nivel del estado Miranda.

“A nuestros familiares no siempre le reciben la comida y las pocas veces que se las reciben nos comen los alimentos”, denunció uno de los reclusos.

Los familiares de los detenidos mostraron preocupación porque desde que inició el confinamiento no ha habido traslados a los tribunales, lo que acentuará más el retardo policial.

Sin comida

Melvis Mendoza es familiar de un detenido en el puesto comando del Destacamento 44 1 de la Guardia Nacional en Puerta Morocha, carretera Panamericana, señal que a diario les hacen requisa.

“No nos dejan llevarle agua y solo le dan cinco litros interdiario”, dijo al explicar que hay nuevos funcionarios en custodias y han sido un “poco más amables” con los familiares que visitan a los detenidos.

Agregó que deben llevar la comida a diario al comando y entregarla antes de las 12 del mediodía. Al contrario no la reciben por el horario de la cuarentena que prohíbe estar en las calles luego del mediodía, en el municipio Guaicaipuro.

En este calabozos hay dos jóvenes detenidos, que no tienen familiares en lugares cercanos y no han ido a llevarles comida durante la cuarentena.

“Los detenidos hablaron con el capitán encargado del destacamento y accedieron a darle una comida cada dos días a estos detenidos”, relató Martínez al explicar que los familiares de los otros presos también les llevan algo de alimentos a estos muchachos.

Solo un CDP dio tapabocas y desinfectó sus espacios en cuarentena estricta

Los familiares de los 20 detenidos que se encuentran actualmente en los dos calabozos de la Policía del municipio Los Salias (Polisalias), en el estado Miranda no han podido ver a sus hijos, hermanos, novios, esposos, desde que inició la cuarentena.Los allegados de los privados pueden acercarse a la sede policial para dejarles 

Foto Cortesía. Imágen Referencial

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