
Mario Guillén, UVL/ Nueva Esparta
La pandemia por el coronavirus no ha perdonado a los recluidos en los Centros de Detención Preventiva (CDP) de Nueva Esparta. La región insular fue la primera entidad de Venezuela donde se reportaron oficialmente casos de COVID-19 y aunque al principio se atendió a la población de presos con jornadas de despistaje, entregas de tapabocas y kits, desde finales del año 2020 hubo un retroceso significativo.
Fue el 25 de julio de 2020 cuando se anunció el primer caso de COVID-19 en el CDP de la PNB en Porlamar, estos fueron anunciados por Dante Rivas, protector de Nueva Esparta, a través de sus redes sociales. Pronto se sumaron los CDP del CONAS, La Asunción, La Guardia sumando un total de 88 privados de libertad contagiados por el virus hasta mediados de septiembre de ese año. Luego de esto el silencio es absoluto.
En los CDP de Nueva Esparta se dejaron de anunciar casos de COVID-19, a pesar de que las medidas de bioseguridad se relajaron. Se comenzaron a permitir las visitas durante las semanas flexibles, pero no se han registrado otros casos.
Los familiares de los privados de libertad han manifestado la aparición de gripe con síntomas similares a los del coronavirus en varios CDP, pero no les han hecho pruebas de despistaje, por lo que no se pudo confirmar o descartar si están contagiados.
“En el CDP de la PNB se dieron los primeros casos aquí en Margarita. Ahí está mi hijo. No me puedo quejar porque les dieron todos los medicamentos. El tratamiento mató el virus pero también casi me mata a mi muchacho, porque la hidrocloroquina le dañó el estómago. En ese momento él hacía una sola comida al día y al tomar la pastilla con la barriga vacía se hacía daño”, dijo la madre de un preso que no quiso identificarse por miedo a represalias.
Una de las quejas de los familiares de los privados de libertad donde se reportaron casos positivos, es que luego de que terminaron el tratamiento por el COVID-19 no se les hicieron pruebas para saber si estaban negativos y tampoco les hicieron exámenes posteriores.
Preocupación
El seguimiento a posibles brotes de COVID-19 en los Centros de Detención Preventiva (CDP) de la isla de Margarita ha sido prácticamente nulo este 2021. Tan solo en el CDP del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas en Porlamar se hizo una jornada donde se aplicaron pruebas de despistaje, lamentablemente los familiares de los presos aseguran que no tienen información sobre los resultados.
“Debemos estar informados si están positivos o lo estuvieron. Al final no se les dio tratamiento y eso nos hace pensar que estaban negativos en el calabozo, pero no estamos seguros. Todo es así siempre hay un silencio absoluto e incómodo, que puede resultar peligroso”, dijo Rosa Millán, familiar de un privado del CDP Cicpc Porlamar.
En varios CDP de Nueva Esparta se han registrado síntomas similares al coronavirus, pero sin pruebas estas afecciones se quedan en sospechas.
A finales de noviembre de 2020, familiares de los privados de libertad del CDP de Pampatar reseñaron que varios de los reos dentro de este calabozo presentaban dificultad para respirar, dolor de cabeza y en el cuerpo y pérdida del gusto y el olfato.
El 13 de febrero de 2021 la misma denuncia sobre gripes muy similares al virus pandémico atacaron a los presos del CDP de Ciudad Cartón. A finales del pasado abril, dos reclusos fueron trasladados a centros de salud por complicaciones respiratorias.

de kits de bioseguridad
para los detenidos
en el CDP de La Asunción.
Foto: Cortesía
Desasistidos
Lamentablemente las desinfecciones y pruebas dentro de los CDP neoespartanos dejaron de realizarse.
“La policía y el sistema de salud querían hacer creer que les importaban los presos al principio de la pandemia, pero era un show. No dejaban que recibieran visitas pero no era por proteger a nadie, era para tenernos a los familiares lejos. Al principio los sacaban y rociaban todo con cloro, pero ese proceso de sacarlos del calabozo es un peo para ellos, se fastidiaron y lo dejaron de hacer”, dijo Carmen Rodríguez, familiar de un preso en el CDP de Pampatar.
Para los allegados de los privados de libertad esa inercia en los CDP con respecto al coronavirus es preocupante.
“A este gobierno le favorece que todos los presos se mueran, ellos son una cruz para ellos y ni siquiera les pesa, esa carga es de los familiares ¿Cómo es posible que no les hagan pruebas?, que no les den ni un tapabocas, aunque usar tapabocas en un lugar con 120 presos no sirve de nada”, dijo la madre de un reo del CDP de Los Cocos.
La proliferación de afecciones respiratorias y gripes parecen ser las enfermedades que atacan a los presos en Nueva Esparta, mientras no se hagan pruebas de despistaje de COVID-19.
“Lo ideal sería que una vez se presenten esos casos sospechosos, se hagan pruebas de inmediato para aislar a los que resulten positivos y proteger al resto de los presos. Los que estén contagiados deben recibir sus medicamentos. Hace poco le dio esa gripe fea y lo que le dimos a los presos fueron guarapos de toronjil y malojillo, porque no tenemos para comprar medicamentos”, dijo Perla Millán, hermana de un detenido en el CDP de Ciudad Cartón.
El llamado de los familiares a las autoridades que manejan los CDP en Nueva Esparta es hacer seguimiento de los posibles casos de coronavirus y no quedarse con la intriga, que puede costar la vida de muchas personas. Asimismo, solicitaron que se vuelvan a hacer despistajes con regularidad y desinfecciones.
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