Carabobo: Día del Padre con papá tras las rejas de una prisión

El próximo domingo 17 de junio, muchos celebrarán el día del Padre en Venezuela.  Aunque se trate de una fecha considerada como comercial por unos cuantos, lo cierto del caso es que habrá quienes no tengan esa posibilidad de reunirse y abrazarse porque se encuentran detenidos en un calabozo policial o militar, separados de sus hijos y del resto de la familia.

“Cuando hay días de fiesta es que se extraña más al familiar preso y si tiene hijos es peor. Así ocurre con mi primo que lleva meses, detenido porque lo acusan de un robo que él dice que no cometió”, explica María Luisa Pérez que acude a la comandancia de la Policía Municipal de Valencia, frente a la plaza Bolívar, a llevarle la comida a su pariente.

A su modo de ver no es sencillo explicarles a los niños por qué su papá no estuvo en diciembre en plena fiesta de navidad, o en su cumpleaños en febrero. Ahora tampoco lo verá en el día del Padre, el tercer domingo de junio.

“La familia ha preferido no traer al niño de mi primo, porque tiene seis años y no queremos que se quede con la imagen de su padre preso, en una celda, eso es muy fuerte. Así que le decimos que su papi anda trabajando para otro sitio. Tragamos fuerte y guardamos el secreto delante de él”, añade la mujer mientras seca algunas lágrimas de su rostro.

Dice que en ocasiones logran que el niño hable con su padre por teléfono, cuando alguien le regala una llamada. “Esto no es frecuente tampoco”.

Asimismo explica que no quieren que el menor se contagie con alguna enfermedad en el recinto de Polivalencia donde se han reportado casos de tuberculosis, escabiosis y enfermedades respiratorias. En ese centro de detención preventiva hay actualmente 111 detenidos hombres y 2 mujeres.

Sobre si habrá visitas con niños el día del Padre, la mujer destacó que aún no maneja esa información porque el domingo es que se da la visita conyugal. “No hemos tenido noticias de si hay un cambio o no. Creo que tocará esperar a que se acerque más el día para saber qué pasará. Ojalá cambien la visita conyugal para el sábado de esa semana y dejen que los niños vean a sus padres el domingo, aunque el de mi primo no lo traerán”, añadió Pérez.

Pero las historias son muy diversas aunque todas tienen dolor por la separación que se da entre el detenido y sus hijos.

Pedro, que prefirió no mencionar su apellido, estuvo en PoliValencia detenido más de dos años acusado por posesión de droga. Ahora está en libertad, pero recuerda con mucho pesar cómo pasó el día del Padre sin poder ver a su único hijo que vivió ese lapso con su abuela.

En su caso, iba a ser trasladado al Internado Judicial de Carabobo, que es conocido como el Penal de Tocuyito, pero nunca se dio la movilización. Al quedar libre, logró ubicarse en una carpintería donde realiza trabajos a destajo, pero también rehízo su vida amorosa y tuvo un hijo más.

“Mis episodios durante el día del Padre fueron fuertes. Me venía mil veces como una película, el recuerdo del momento en que me detuvieron y  la tristeza que le dio a mi madre que siempre luchó porque yo saliera adelante”, narró Pedro.

Dijo también que se prometió en la celda que al salir se encargaría de que su hijo no dejara de estudiar, como él lo hizo. También se propuso dar más relevancia a su vida espiritual.

“Cuando estás preso y viene un día especial es muy difícil no sentir rabia, impotencia y dolor. Yo pensaba mucho en mi hijo y sobre todo porque no tuve la oportunidad de conocer quién fue mi papá, entonces me avergonzaba saber que él, mi chamo, tendría un mal recuerdo de su papá. Creo que todo eso deja heridas que solamente cura la oración”, mencionó.

Pedro considera que si hay algo que alegra a un detenido cuando está detrás de las rejas, es saber del apoyo de sus familiares.

“En las buenas todos se quieren y se reúnen, pero en las malas es que uno ve quién es quién y ocurre que muchos de la propia familia se separan de uno porque dudan de la inocencia y se creen el cuento de que uno es delincuente. Esto a uno le cambia la vida para siempre”, afirma el hombre que acomoda sus lentes y se seca el sudor,  mientras habla.

Equipo de investigación UVAL Carabobo

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