De 180 detenidos solo 35 reciben sin falta alimentos en el Cicpc sub delegación Maracay

Aragua

“A la buena de DIOS”, como reza un viejo refrán, sobreviven unas 3 mujeres y 22 hombres, detenidos en los calabozos del eje de homicidios del Cicpc en Maracay.  Este grupo es llamado por los funcionarios como “Los Sufridos” y son los que no reciben visita. Es decir, no obtienen comida, ropa o medicina, y tampoco ayuda de parte de familiares o amigos.

Según la licenciada Herminda Gonzalez, quien presta ayuda psicológica a la institución, aseguró que esto se debe a diversos factores. Uno de ellos es la  la posición geográfica, que es uno de los que más predomina.  “A un familiar ubicado en otro estado se le hace muy difícil venir periódicamente a traer agua o comida a su ser querido, sumado a los costos o en muchos de los casos al rompimiento familiar por el delito cometido”, dijo.

Este grupo de hombres y mujeres no les queda más que vivir de las dádivas de sus compañeros, de la comida que reciben hecha y en otros casos de la elaboración de almuerzos que pueden preparar algunas de las mujeres detenidas, quienes reciben víveres básicos.

La situación ha generado que este grupo presente baja de peso en comparación al resto de sus compañeros.

La entrega de la comida es al mediodía y solo se recibe a esa hora cuando es llevada por sus familiares.  Los fines de semana se cumple la rutina, pero de una población de 180 detenidos solo un número de 35 reciben a diario la visita de un ser amado para la entrega del alimento.

El resto, recibe visitas intermitentes de un día mínimo o de cuatro veces por semana como máximo.

El menú que mayormente se repite es pasta, arroz, frijoles y plátano. Otros corren con mayor bendición y sus familiares le llevan carne molida, arepas rellenas y de manera eventual pollo.

Sobre la carga dietética, prevalece el consumo de carbohidratos, siendo prácticamente nulo el consumo de frutas y vegetales.

Maritza Navas, es madre de un joven detenido. Él cuenta con 22 años de edad y lleva en las celdas del Cicpc unos 6 meses. Es investigado por el homicidio de un hombre en un robo. Navas, como madre angustiada, va religiosamente al cuerpo de investigaciones a llevarle comida. “Lo hago a la hora del almuerzo de mi trabajo, no podría comer y saber que mi hijo tiene hambre. Espero que salga pronto. Mientras tanto agradezco cada día poder verlo 10 segundos por la mini ventana donde recibe lo que le llevo”

Navas, se muestra preocupada por el estado de salud de su hijo pues, aunque le lleva comida a diario, logró verlo a lo lejos y asegura que está bastante flaco. “El me hizo llegar una nota y me dice en ella que si come pero que a veces comparte con compañeros de celda y eso hace que su comida sea poca”

Los días sábado, la señora Navas envía tres veces la ración a su hijo pues no puede visitarlo los días domingos por limitantes con el transporte, pese a ello cree que dicho alimento es repartido entre varios y su hijo no come en el séptimo día de la semana.

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