Eva Riera / Falcón
A las 10 de la mañana del pasado miércoles 24 de octubre, el cuerpo de Renny Jesús Romero García descansó. Llevaba al menos dos meses intentando sobrevivir a la tuberculosis, escabiosis y desnutrición, enfermedades tras las cuales su salud se complicó con neumonía, síndrome de desgate muscular y retención de líquido. Sus últimos 30 días transcurrieron entre el hospital universitario Alfredo Van Grieken y el calabozo de la comandancia de Polifalcón, en Coro, donde vivía desde el 26 de julio de 2016.
Ingresaba al centro asistencial en estado crítico, lo estabilizaban medianamente y luego lo regresaban al centro de detención preventiva (CDI) donde las condiciones de hacinamiento impedían que se recuperara. De manera que lo inevitable ocurrió y Renny Jesús murió allí en su celda, en medio de sus compañeros, quienes notificaron al personal de guardia para que levantaran el cadáver.
Fuentes policiales aseguran que una medida humanitaria del Tribunal Primero de Control que llevaba su causa hubiera podido salvarle la vida, pero ésta nunca llegó.
Su delito, traficar con estupefacientes. Tenía 20 años de edad. Es el cuarto que sucumbe a la tuberculosis en el CDI de Polifalcón de la capital falconiana.
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